—Sí, me gusta este cuarto. Es el que tenía de niña, cuando mi padre nos traía con él a la capital, lo que no ocurría con mucha frecuencia. Lo mejor es que desde aquí no se ve el Zangre. —Miró el jardincito doméstico, rodeado de verde, protegido y cerrado.
—Anoche asististeis al banquete que se celebró allí. —Cazaril sólo había podido intercambiar algunas formalidades con ella ante la concurrencia. Ista se limitó a felicitarlo por su cancillería y su compromiso, y se había marchado pronto—. También vos teníais muy buen aspecto, he de decir. Me di cuenta de que Iselle se sentía gratificada.
Ista inclinó la cabeza.
—Como allí para complacerla. No pienso dormir en ese sitio.
—Supongo que los fantasmas todavía andan por aquí. Aunque ahora ya no pueda verlos, lo que me supone un gran alivio.
—Tampoco yo, ni con los ojos ni con la mente, pero los siento en el frío de las paredes. O quizá sea sólo su recuerdo lo que me da frío. —Se frotó los brazos como si quisiera calentárselos—. Aborrezco el Zangre.
—Ahora comprendo a los pobres fantasmas mucho mejor que al principio, cuando me aterraban —dijo tímidamente Cazaril—. Pensaba que su exilio y su erosión se debían al rechazo de los dioses, al principio, una condena, pero ahora sé que era un acto de piedad. Cuando parten las almas, se acuerdan de sí mismas… las mentes poseen sus vidas enteras, todo a la vez, como hacen los dioses, casi con la misma y terrible claridad con que se recuerda a sí misma la materia. Para algunas… para algunas ese paraíso sería tan insoportable como cualquier infierno, por eso los dioses les conceden el olvido.
—El olvido. También a mí me parecería paradisíaco ese olvido borroso. Creo que me gustaría ser un fantasma.
Me temo que no gozaréis de esa clemencia
. Cazaril se aclaró la voz.
—¿Sabéis que la maldición ha sido levantada de Bergon e Iselle, de todos, que ha desaparecido de Chalion?
—Sí. Iselle me lo ha contado, hasta donde se lo permite su comprensión, pero lo supe cuando ocurrió. Mis damas me estaban vistiendo para asistir a las ceremonias matutinas del Día de la Hija. No vi nada, no oí ni sentí nada, pero fue como si se hubiera despejado la niebla de mi mente. No supe hasta qué punto me envolvía, como una bruma pegajosa adherida a la piel de mi alma, hasta que desapareció. Me entristecí, porque pensé que eso significaba que habíais muerto.
—Y morí, pero la Dama me devolvió al mundo. Bueno, a mi cuerpo. Mi amigo Palli diría que me puso del revés. —Aventuró una sonrisa.
Ista apartó la mirada.
—La desaparición de la maldición acrecentó mi dolor, y al mismo tiempo lo alejó. Fue una sensación muy extraña.
Cazaril carraspeó.
—Teníais razón, lady Ista, en lo de la profecía. Las tres muertes. Mi plan de boda fue un error, estaba predestinado a serlo, porque estaba asustado. Vuestra opción parecía demasiado dura. Pero al final demostró ser la acertada a mi pesar, por la gracia de la Dama.
Ista asintió.
—Lo hubiera hecho yo misma, si hubiera podido. Evidentemente,
mi
sacrificio no resultaba aceptable. —La amargura teñía sus palabras.
—No era cuestión de… ése no es el motivo —protestó Cazaril—. Bueno, sí pero no. Tenía que ver con la forma de vuestra alma, no con su valía. Tenéis que convertiros en un recipiente para albergar ese vertido. Vos sois una espada. Siempre habéis sido una espada. Igual que vuestra madre y vuestra hija… el acero corre en las mujeres de vuestra familia. Ahora comprendo por qué antes nunca veía ningún santo. El mundo no se estrella contra su voluntad igual que las olas contra la roca, ni se parte a su paso igual que el mar ante la quilla de un barco. Los santos son flexibles, y nadan por el mundo tan silenciosos como los peces.
La viuda enarcó las cejas, aunque Cazaril no supo distinguir si era un gesto de aquiescencia, de disensión o de contenida ironía.
—¿Dónde iréis ahora? Ahora que os encontráis mejor, quiero decir.
Ista se encogió de hombros.
—Mi madre se siente débil. Supongo que tendremos que invertir los papeles, que yo cuidaré de ella en el castillo de Valenda como cuidaba ella antes de mí. Preferiría ir a algún lugar en el que no haya estado antes. No a Valenda, ni a Cardegoss. A algún lugar que no me traiga recuerdos.
A Cazaril no se le ocurría nada que objetar. Pensó en Umegat, no exactamente el superior espiritual de la viuda, pero con tanta experiencia con la pérdida y el pesar que ya casi los había convertido en una rutina. A Ista aún le quedaban otros veinte años por delante para encontrar un equilibrio parecido. Con la edad aproximada que tenía ahora Ista, al recuperar el cuerpo roto de su amigo entre cualesquiera que fueran los horrores que lo habían destrozado, puede que Umegat hubiera sufrido y se hubiera lamentado tan desconsoladamente como ella, o que maldijera a los dioses con la misma frialdad con que los condenaban los gélidos silencios de la viuda.
—Me gustaría presentaros a mi amigo Umegat. Él era el santo encargado de proteger a Orico. Ahora es un antiguo santo, como vos y yo. Creo… creo que él y vos podrían tener alguna conversación interesante.
Ista abrió la mano, en un gesto ambiguo, sin alentar su idea ni rechazar su posibilidad. Cazaril decidió que intentaría presentarlos más tarde.
En un intento por dirigir sus pensamientos hacia asuntos más agradables, Cazaril se interesó por la coronación de Iselle; Ista y la orgullosa y ansiosa provincara habían llegado a Cardegoss justo a tiempo para asistir a la ceremonia. Hasta ahora les había pedido a cuatro o cinco personas que se la describieran, pero todavía no se había cansado de oír hablar de ella. Ista se animó un poco, la dicha por el triunfo de su hija suavizó su cara y le iluminó los ojos. Omitieron hablar de la suerte de Teidez, como si se hubiera puesto de acuerdo en no mencionarla. No era éste el día adecuado para tantear esas heridas recientes, so pena de que se abrieran y comenzaran a sangrar de nuevo; ya habría tiempo más adelante para hablar del hijo perdido.
Al cabo, Cazaril inclinó la cabeza y se dispuso a despedirse de Ista. La viuda, súbitamente nerviosa, se acercó a él para tocarle la mano por primera vez.
—Bendíceme, Cazaril, antes de irte.
—Mi dama —respondió él, sorprendido—, ya no soy más santo que vos misma, y seguro que no soy ningún dios para impartir bendiciones a voluntad. —Y sin embargo… tampoco era una rósea, y eso no le había impedido representar a una en Ibra, ni firmar contratos vinculantes en su nombre.
Dama de la Primavera, si alguna vez Os he servido, perdonadme ahora Vuestra deuda
. Se humedeció los labios—. Pero lo intentaré.
Se inclinó hacia delante y posó la mano en la blanca frente de Ista. No sabía de dónde salieron las palabras, pero afloraron a sus labios de todos modos.
—Ésta es una profecía real, tan real como lo fueron las vuestras. Cuando se alcen las almas en gloria, la vuestra no será repudiada ni apartada, sino que se convertirá en la flor más preciada de los jardines de los dioses. Incluso vuestra oscuridad será apreciada entonces, y todo vuestro dolor será santificado.
Apoyó la espalda en la silla y cerró la boca de golpe, sintiéndose repentinamente aterrado.
¿Es
eso cierto, es un error, me he vuelto loco?
Los ojos de Ista se llenaron de lágrimas que no derramó. Dejó quieta la mano, vuelta sobre la rodilla. Agachó la cabeza para aceptar aquellas palabras, con la torpeza del niño que da sus primeros pasos. Con voz trémula, dijo:
—Lo haces muy bien, Cazaril, para ser un mero aficionado.
Cazaril tragó saliva, asintió, sonrió, se despidió y salió corriendo a la calle. Mientras remontaba la colina, avivó el paso a pesar de la pendiente. Sus damas debían de estar esperándolo.
por Nancy Barber y Lois McMaster Bujold
Acólito:
Miembro de una orden eclesiástica, encargado de funciones religiosas superiores a las de un dedicado.
Archidivino:
Principal representante religioso de una ciudad o provincia, en ocasiones de áreas mayores. Similar a un arzobispo. Compárese con
divino
.
Archipiélago:
Véase
archipiélago de Roknar
.
Archipiélago de Roknar:
Grupo de islas que forman parte de Roknar, pero no de los Principados Roknari.
Banquete del Padre:
Banquete que se celebra el Día del Padre, generalmente acompañado de música sacra y bailes.
Baocia:
Principal provincia de Chalion. Ciudades: Valenda, Taryoon. Los colores de la guardia baocia son el negro y el verde.
Baocia, provincar de:
Regente de la provincia de Baocia en Chalion, hijo de la viuda provincara y tío de la rósea Iselle.
Bastardo:
Uno de los cinco dioses de la teología quintariana, considerado un demonio en la teología quadrena. El Bastardo es el dios del equilibrio, de todas las desgracias impropias de la estación, de los hijos ilegítimos y los huérfanos, de los verdugos y otros trabajos ingratos, así como el dios de las prácticas sexuales perversas, como la sodomía. El Bastardo fue engendrado por un demonio de la Dama del Verano. Sus acólitos visten de blanco; la rata y el cuervo son sus animales sagrados en Chalion, como lo es la gaviota en Ibra.
Beetim:
Cazador al servicio de la viuda provincara de Baocia.
Behar:
Poeta brajarano, autor del romancero clásico
La leyenda del árbol verde
.
Bergon, róseo:
Segundo hijo del Zorro de Ibra (primero con su segunda esposa darthaca), que se convertiría en heredero a la muerte de su rebelde hermano mayor.
Betriz:
Véase
Ferrej, Betriz de
.
Bonneret, docto:
Secretario personal de la royina Iselle y divino del padre.
Brajar:
País al este de Chalion, una royeza; el idioma oficial es el ibrano. Es célebre por sus puertos.
Brajar, roya de:
Regente de Brajar. "Viejo borracho al que le gusta jugar con las damas de su corte".
Capa chaleco:
Abrigo sin mangas, holgado y abierto, de longitud variable; puede caer sobre el muslo o llegar hasta el suelo. Puede estar forrado o decorado con diversos materiales. Diseñado para vestir encima de otras prendas.
Cardegoss:
Ciudad de Chalion; asiento predilecto de los royas de Chalion. Se accede a la ciudad por siete puertas distintas.
Castelar:
Título nobiliario en Chalion, inferior a marzo y superior a sir, aproximadamente equivalente a conde o barón.
Castelara:
Esposa de un castelar, o castelar femenina.
Cazaril, castelar Lupe de:
Antiguo soldado, cortesano y erudito, recientemente esclavo de galeras roknari. Conserva su nombre pese a haber perdido las tierras de Cazaril. Fue paje en la casa del provincar de Baocia, correo para el provincar de Guarida, y soldado durante los últimos diecisiete años. El marzo de Jironal lo nombró castelar de Gotorget, fortaleza que defendió durante nueve meses contra el asedio de las fuerzas roknari. Aparenta más años de los treinta y cinco que en realidad tiene, es alto, de barba cana, mano izquierda mutilada y espalda surcada de cicatrices. Habla y escribe darthaco y roknari además de ibrano.
Cembuer:
Joven lord ibrano que acompaña a Bergon en su viaje a Chalion.
Chalion:
Un país, una royeza. No limita con el mar, y sí con las montañas al norte, al sur y al oeste. El idioma oficial es el ibrano; su símbolo es un leopardo rampante sobre un estilizado castillo.
Chalion, Orico de:
Véase
Orico
.
Clara, madre:
Una de las comadronas de la Madre y acólita en Cardegoss, además de santa de la Madre. De mediana edad y rolliza.
Colores de luto:
El negro y el lavanda.
Copo de Nieve:
Mula blanca regalo de la provincara a Iselle.
Dalus:
Escenario de una batalla en la que Cazaril fue el capitán del bando perdedor.
Dama de la Primavera:
Véase
Hija de la Primavera
.
Dama del Verano:
Véase
Madre del Verano
.
Danni:
Sobrenombre con el que la madre de Bergon llamaba a su hijo cuando éste era pequeño.
Daris:
Mozo de cuadra del Zangre, sin lengua ni pulgares, que a menudo sirve a Umegat. Es también un lego dedicado del Bastardo.
Darthaca:
País al sur y el otro lado de las montañas de Chalion, con Ibra del Sur entre ambos. El idioma oficial es el darthaco. Suele hacerse referencia a "la Gran Darthaca".
Dedicado:
Miembro de una orden religiosa, más implicado que un lego dedicado, para el que el servicio a su dios es una ocupación vitalicia. Los dedicados gozan de una mejor educación que los legos dedicados. La dedicación es el primer estadio del proceso que desemboca en el cargo de divino.
Demi:
Mozo de cuadra en el castillo de Valenda.
Día de la Hija:
Día de las celebraciones en honor de la Hija de la Primavera; incluye la colecta regular de donativos que sustentarán al templo durante los tres próximos meses. El fuego que ha ardido en los hogares durante todo el invierno se apaga y se obtiene uno nuevo en el templo.
Día del Bastardo:
Festividad intercalada que se celebra cada dos años tras el Solsticio de la Madre, a fin de impedir que el calendario se adelante a las estaciones.
Día del Padre:
Festividad que se celebra presumiblemente a mediados de invierno.
Dientes del Bastardo:
Cadena montañosa que discurre entre Ibra y Chalion.
Divino:
Miembro de una orden religiosa, equivalente de sacerdote. El divino suele ser el principal encargado de un templo y haber estudiado teología, aunque algunos divinos de las áreas rurales tal vez adolezcan de una educación más precaria.
Docto:
Título de cortesía para cualquier divino.