Las venas abiertas de América Latina (52 page)

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Authors: Eduardo Galeano

Tags: #Ensayo

BOOK: Las venas abiertas de América Latina
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[177]
Vivian Trías,
Reforma agraria en el Uruguay
, Montevideo, 1962. Este libro constituye todo un prontuario, familia por familia, de la oligarquía uruguaya.

[178]
Eduardo Galeano,
Uruguay: Promise and Betrayal
, en
Latin America: Reform or Revolution?
, ed. por J. Petras y M. Zeitlin, Nueva York, 1968.

[179]
Instituto de Economía,
El proceso económico del Uruguay, Contribución al estudio de su evolución y perspectivas
, Montevideo, 1969. En las épocas del auge de la industria nacional, fuertemente subsidiada y protegida por el Estado, buena parte de las ganancias del campo derivó hacia las fábricas nacientes. Cuando la industria entró en su agónico ciclo de crisis, los excedentes de capital de la ganadería se volcaron en otras direcciones. Las más inútiles y lujosas mansiones de Punta del Este
brotaron de la desgracia nacional, la
especulación financiera desató, después la fiebre de los pescadores en el río revuelto de la inflación. Pero, sobre todo, los capitales huyeron: los capitales y las ganancias que, año tras año, el país produce. Entre 1962 y 1966, según los datos oficiales, 250 millones de dólares volarán del Uruguay rumbo a los seguros bancos de Suiza y Estados Unidos. También los hombres, los hombres jóvenes, bajaron del camino a la ciudad, hace veinte años, a ofrecer sus brazos a la industria en desarrollo, y hoy se marchan, por tierra o por mar, rumbo al extranjero. Claro está, su suerte es distinta. Los capitales son recibidos con los brazos abiertos; a los peregrinos les aguarda un destino difícil, el desarraigo y la intemperie, la aventura incierta. El Uruguay de 1970, estremecido por una crisis feroz, no es ya el mitológico oasis de paz y progreso que se prometía a los inmigrantes europeos sino un país turbulento que condena al éxodo a sus propios habitantes. Produce violencia y exporta hombres, tan naturalmente como produce y exporta carne y lana.

[180]
German Wettstein y Juan Ruduir,
La sociedad rural
, en la colección
Nuestra Tierra
, núm. 16. Montevideo, 1969.

[181]
Jesús Silva Herzog,
Breve historia de la Revolución mexicana
, México-Bueno, Aires, 1960.

[182]
John Kenneth Turner,
México bárbaro
, publicado en Estados Unidos en 1911, México, 1967.

[183]
John Kenneth Turner, op. cit. México era el país preferido por las inversiones norteamericanas: reunía a fines de siglo poco menos de la tercera parte de los capitales de Estados Unidos invertidos en el extranjero. En el estado de Chihuahua y otras regiones del norte, William Randolph Hearst, el célebre
Citizen Kane
del film de Welles, poseía más de tres millones de hectáreas. Fernando Carmona,
El drama de América Latina. El caso de México
, México, 1964.

[184]
John Womack Jr.,
Zapata y la Revolución mexicana
, México, 1969.

[185]
John Womack Jr., op Cit.

[186]
Fernando Carmona, Op. cit.

[187]
Edmundo Flores,
¿Adónde va la economía de México?
, en Comercio exterior, vol. XX, núm. l, México, enero de 1970.

[188]
Ana María Flores,
La magnitud del hambre en Méxi
co, México, 1961.

[189]
Alonso Aguilar M. y Fernando Carmona, Op. Cit. Véase también, de los mismos autores y Guillermo Montaño y Jorge Carrión,
El milagro mexicano
, México, 1970.

[190]
Rodolfo Stavenhagen, Fernando Paz Sánchez, Cuauhtémoc Cárdenas y Arturo Bonilla,
Neolatifundismo y explotación. De Emiliano Zapata a Anderson Clayton & Co.
, México, 1968.

[191]
Carlos Fuentes,
La muerte de Artemio Cruz
, México 1962.

[192]
FAO, Anuario de la producción, vol 19, 1965.

[193]
Alberto Baltra Cortés, Problemas del subdesarrollo ecolatinoamericano, Buenos Aires, 1966.

[194]
D. F. Maza Zavala,
Explosión demográfica y crecimiento económico
, Caracas, 1970.

[195]
Paul Bairoch,
Diagnostic de 1'évotution économique du Tiers Monde
. 1900-1966, París, 1967.

[196]
Rui Facó,
Cangaceiros e fanáticos
, Río de Janeiro, 1965.

[197]
La pradera artificial representa, desde el punto de vista del capitalista ganadero, un traslado de capital hacia una inversión más cuantiosa, más riesgosa y simultáneamente menos rentable que la inversión tradicional en ganadería extensiva. Así, el interés privado del productor entra en contradicción con el interés de la sociedad en su conjunto: la calidad del ganado y sus rendimientos sólo pueden incrementarse, a partir de cierto punto, a través del aumento del poder nutritivo del suelo. El país necesita que las vacas produzcan más carne y las ovejas más lana, pero los dueños de la tierra ganan más que suficiente al nivel de los rendimientos actuales. Las conclusiones del instituto de Economía de la Universidad del Uruguay (Op. Cit.) son, en cierto sentido, también aplicables a la Argentina.

[198]
Dardo Cúneo,
Comportamiento y crisis de la clase empresaria
, Buenos Aires, 1967.

[199]
CEPAL, Estudio económico de América Latina, Santiago de Chile, 1964 y 1966, y El uso de fertilizantes en América Latina, Santiago de Chile, 1966.

[200]
M. Darcy Ribeiro,
Las Américas y la civilización
, tomo I, Los pueblos nuevos, Buenos Aires, 1969.

[201]
Edward C. Kirkland,
Historia económica de Estados Unidos
, México, 1941.

[202]
Celso Furtado,
Um projeto para o Brasil
, Río de Janeiro, 1969.

[203]
Lewis Hanke y otros autores de
Do the Américas Have a Common History?
Nueva York, 1964.

[204]
Sergio Bagú, op. cit.

[205]
Edwin y Lieuwen, The United States and the Challenge to Segurity in Latin America, Ohio, 1966.

[206]
Philip Courtney, en un trabajo presentado ante el II Congreso Internacional de Ahorro e Inversion, Bruselas, 1959.

[207]
Harry Magdoff,
La era del imperialismo
, en
Monthly Review
, selecciones en castellano, Santiago de Chile, enero-febrero de 1969 y Claude Julien,
L'Empire Américan
, Paris, 1969.

[208]
El gobierno de México advirtió a tiempo, en cambio, que el país, uno de los principales exportadores mundiales de azufre, se estaba vaciando. La Texas Gulf Sulphur Co. y la Pan American Sulfur habian asegurado que las reservas con que todavía contaban sus concesiones eran seis veces más abundantes de lo que eran en realidad, y el gobierno resolvió, en 1965, limitar las ventas al exterior.

[209]
Sergio Allmaraz Paz,
Réquiem para una república
, La Paz, 1969.

[210]
Claude Julien, op. cit.

[211]
Arthur Davis, presidente de la Aluminium Co. durante largo tiempo, murió en 1962 y dejó trescientos millones de dólares en herencia a las fundaciones de caridad, con la expresa condición de que no gastaran los fondos fuera del territorio de los Estados Unidos. Ni siquiera por esta vía pudo Guyana rescatar aunque fuera una parte de la riqueza que la empresa le ha arrebatado. Philip Reno,
Aluminium Profits and Caribbean People
, en
Monthly Review
, Nueva York, octubre de 1963
, y
del mismo autor,
El drama de la Guayana Británica. Un pueblo desde la esclavitud a la lucha por el socialismo
, en
Monthly Review
, selecciones en castellano, Buenos Aires, enero-febrero de 1965.

[212]
Harry Magdoff, op. cit.

[213]
Hermano Alves,
Aerolotogrametria
, en Correio de Manhã. Río de Janeiro, 8 de junio de 1967.

[214]
Informe de la Comisión Parlamentaria de Investigaciones sobre la venta de tierras brasileñas a personas físicas o jurídicas extranjeras, Brasilia, 3 de junio de 1968.

[215]
Correio da Manhã, Río de Janeiro, 30 de junio de 1968.

[216]
Paulo R. Schilling,
Brasil para extranjeros
, Montevideo; 1966.

[217]
Ernst Samhaber,
Sudamérica, biografía de un continente
, Buenos Aires, 1946. Las aves guaneras son las más valiosas del mundo, escribía Robert Cushman Murphy mucho después del auge, «por su rendimiento en dólares por cada digestión». Están por encima, decía, del ruiseñor de Shakespeare que cantaba en el balcón de Julieta, por encima de la paloma que voló sobre el Arca de Noé y, desde luego, de las tristes golondrinas de Bécquer. Emilio Romero,
Historia económica del Perú
, Buenos Aires, 1949.

[218]
Óscar Bermúdez,
Historia del salitre desde sus orígenes basta la Guerra del Pacífico
, Santiago de Chile, 1963.

[219]
José Carlos Mariátegui,
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana
, Montevideo, 1970.

[220]
Perú perdió la provincia salitrera de Tarapacá y algunas importantes islas guaneras, pero conservó los yacimientos de guano de la costa norte. El guano seguía siendo el fertilizante principal de la agricultura peruana, hasta que a partir de 1960 el auge de la harina de pescado aniquiló a los alcatraces y a las gaviotas. Las empresas pesqueras, en su mayoría norteamericanas, arrasaron rápidamente los bancos de anchoítas cercanos a la cesta, para alimentar con harina peruana a los cerdos y las aves de Estados Unidos y Europa, y los pájaros guaneros salían a perseguir a los pescadores, cada vez más lejos, mar afuera. Sin resistencia para el regreso, caían al mar. Otros no se iban, y así podían verse, en 1962 y en 1963, las bandadas de alcatraces persiguiendo comida por la avenida principal de Lima: cuando ya no podían levantar vuelo; los alcatraces quedaban muertos en las calles.

[221]
Hernán Ramírez Necochea,
Historia del imperialismo en Chile
, Santiago de Chále, 1960.

[222]
Hernán Ramírez Necochea,
Balmaceda y la contrarrevolución de
1891, Santiago de Chile, 1969.

[223]
Hernán Ramírez Necochea, op. cit.

[224]
Las mismas empresas industrializaban el mineral chileao en sus fábricas lejanas. Anaconda Americ an Brass, Anaconda Wire and Cable y Kennecott Wire and Cable figuran entre las principalès fábricas de bronce y alambre del mundo entero. José Cademartori, La economía chilena, Santiago de Chile, 1968.

[225]
R. J. Grant-Suttie,
Sucedáneos del cobre
, en Finanzas
y Desarrollo
, revista del
FMI
y el
BIRF
, Washington, junio de 1969.

[226]
Mario Vera y Elmo Catalán,
La encrucijada del cobre
. Santiago de Chile, 1965.

[227]
El
New York Times
del 13 de agosto de 1969 lo definía en esos términos, al describir en éxtasis las vacaciones del duque y la duquesa de Windsor en el castillo del siglo XVI que Patino posee en los alrededores de Lisboa. «Nos gusta dar a los sirvientes algo de calma y de paz», confesaba la señora, mientras explicaba a Charlotte Curtis su programa del día. Después, es el tiempo de las vacaciones de montaña en Suiza; los fotógrafos y los periodistas se abalanzaban sobre los condes y los artistas de moda en Saint Moritz. Una millonaria de cincuenta años acaba de perder a su segundo marido, vicepresidente de la Ford, y sonríe ante los
flashes
: anuncia su próximo matrimonio con un jovencito que la toma del brazo y mira con ojos asustados. Al lado, otra pareja del gran mundo. Él es un hombre de baja estatura y rasgos de indio; cejas espesas, ojos duros, nariz aplastada, pómulos salientes. Antenor Patiño continúa pareciendo boliviano. En una revista, Antenor aparece disfrazado de príncipe oriental, con turbante y todo, entre varios príncipes auténticos que se han reunido en el palacio del barón Alexis de Rédé: la princesa Margarita de Dinamarca, el príncipe Enrique, María Pía de Saboya y su primo el príncipe Miguel de Borbón Partna, el príncipe Lobckowitz y otros trabajadores.

[228]
Cuando el general Alfredo Ovando anunció, en julio de 1966, que se había llegado a un acuerdo con la empresa alemana Klochner para instalar los hornos estatales, dijo que tendrían un nuevo destino «esas pobres minas que solamente han servido, hasta ahora, para abrir socavones en los pulmones de nuestros hermanos mineros». Esos hombres que dan su vida por el mineral, escribía Sergio Àlmaraz (
El
po
der y la caída: El estaño en la historia de Bolivia
, La Paz, Cochabamba, 1967), «no lo poseen. Nunca lo poseyeron; ni antes ni después de 1952. Porque lo que sucede es que el estaño nada vale en cuanto a aprovechamiento inmediato si no es bajo el brillante aspecto de un lingote. El mineral, polvo pesado de terroso aspecto, ciertamente no sirve para nada que no sea para volcarlo en la boca de un horno».

Almaraz contó la historia de un industrial, Mariano Peró, que libró una guerra solitaria, a lo largo de más de treinta años, para que el estaño boliviano se refinara en Oruro y no en Liverpool. En 1946, pocos días después de la caída del presidente nacionalista Gualberto Villarroel, Peró entró en el Palacio Quemado. Iba a recoger dos lingotes de estaño. Eran los primeros lingotes producidos en su fundición de Oruro, y ya no tenía sentido que aquel par de símbolos; que encarnaban a la nación, continuaran adornando el escritorio del presidente de la república. Villarroel había sido ahorcado en un farol de la Plaza Murillo y el poder de la rosca oligárquica era restaurado a partir de su caída. Maríano Peró recogió los lingotes y se fue con ellos. Estaban manchados de sangre seca.

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