Es característico que las páginas se hallen salpimentadas en el cuaderno con ideas para otros relatos, en este caso con un trasfondo ambientado en el British Museum y en la National Gallery, con la muerte de una adivina y gran parte de la urdimbre de la trama de
Un testigo mudo
. No es de extrañar que en una novela corta, que es más de seis veces más larga que el original esbozado, la mayor parte del material antes expuesto sea nuevo; sólo la pista del reloj de pulsera y los cigarrillos están importados del relato anterior. Y los personajes y la ambientación de las dos versiones son completamente distintos.
Simeon Lee es un viejo adinerado y espantoso que disfruta atormentando a su familia. Cuando los reúne a todos por Navidad pone en marcha una sucesión de acontecimientos que culminará con su propio asesinato. Por fortuna, Hércules Poirot se encuentra con el jefe de policía y está a mano para investigar.
Publicada originalmente en la semana de Navidad, además de publicarse por entregas a uno y otro lado del Atlántico un mes antes, aquí encontramos a Christie en uno de sus mayores despliegues de ingenio. Las pistas falsas y los engaños sembrados con mano experta, las pistas verídicas y escrupulosas, además del asesinato inesperado, se mezclan con destreza para dar lugar a uno de los títulos clásicos de siempre. A pesar del título y a pesar de la fecha de publicación, no hay ni rastro de ambiente navideño antes de que se produzca el asesinato. «El pudding de Navidad», un relato inferior desde cualquier punto de vista, es de carácter mucho más festivo. Un caso anterior,
Tragedia en tres actos
, se comenta en la parte III, «24 de diciembre», y se prefigura
El truco de los espejos
en la parte VI, «27 de diciembre», mientras que las referencias bíblicas a Jael, dos páginas después, son la base de
Manteca en un plato señorial
.
Hay dos páginas del Cuaderno 61 que contienen las notas en bruto de lo que había de ser
Navidades trágicas
. Las páginas en cuestión siguen inmediatamente a las de
Cita con la muerte
, publicada seis meses antes:
Festín de sangre
El inspector Jones… acude a visitar al viejo Silas
Faraday
Chamberlayne… magnate de los diamantes de Sudáfrica
Personajes
Una familia como por ejemplo
Arthur… el bueno, el que se queda en casa
Lydia… la esposa inteligente, nerviosa
Mervyn… hijo que vive en casa, el artista diletante
Hilda… su muy joven esposa… muy corriente
David… mezquino… sensato
Dorothy… su esposa, don de la palabra
Regina… una mujer desdichada, separada de su marido
Caroline… la hija… fascinante… mala fama
Edward… el devoto esposo… mala gente
Aunque algunos nombres sean exactos —Lydia, Hilda, David—, los rasgos de personalidad no se reflejan en los personajes que finalmente cuajaron; los últimos tres que se enumeran carecen de equivalente. El nombre del policía cambia, aunque Simeon Lee sí hizo una gran fortuna en Sudáfrica.
De las 65 páginas de notas que se conservan, sin embargo, la mayoría se encuentra en el Cuaderno 21. Christie lo abre con una cita de
Macbeth
, tal vez prevista para que fuera el título, y rápidamente continúa con una serie de bosquejos de la familia Lee. Se interrumpe con una serie de notas para lo que había de ser
Telón
y
Un triste ciprés
y luego regresa a la trama de
Navidades trágicas
. El primer borrador de los personajes es reconocible de inmediato, al margen de la enfermera, que no llega a aparecer en la novela:
A. ¿Quién lo hubiera dicho?
[Que el viejo tenía tanta sangre]
El viejo Simeon Lee… un viejo repugnante
Alfred… el buen hijo… (un mojigato)… aburre a su padre
Lydia… la amargada, inteligente, educada esposa de Alfred… se dedica a la jardinería
¿Harry? El hijo pródigo… Vuelve a casa y el viejo le toma cariño
Stephen Fane… Un joven de Sudáfrica… Hijo del socio de Simeon… (¡le engañó!) S es en realidad hijo de Simeon
Juanita… nieta de Simeon
[Pilar]
… ha vuelto de España… Su hija se fugó con un español y J no es en realidad su nieta, su auténtica nieta murió en la revolución… J era su amiga
La enfermera… dice que el viejo iba a dejarle todo su dinero en herencia… que quería casarse con ella. Ya estaba casada… su marido está en Nueva Zelanda
El transcurso de la narración se perfila en el extracto que sigue, pues la novela se acerca mucho a esta sinopsis:
Posible desarrollo de la narración
Entrevista con Alfred
Entrevista con Harry
Charla sobre el hijo pródigo con Horbury
Aún faltaban pistas significativas por insertar, además de estar pendiente la descripción del «chillido» que dan varios personajes, el chillido que establece la hora de la muerte —al menos eso es lo que se nos conduce a pensar— en la habitación en que ha tenido lugar:
Escenas por elaborar
(A) Retrato del viejo Lee… P lo mira… Lo ha encontrado otro
(B) Pasaporte que cae por la ventana
(C) Estatuas en las hornacinas
(D) P. compra un bigote
(E) Globo
Chillidos
Alfred… Un hombre que agoniza
Lydia… Como un condenado al infierno
Harry… Como un cerdo en la matanza
David… Como un condenado al infierno
Aunque la trama se ciñe estrechamente al transcurso de la novela y hay relativamente pocos desvíos, Christie sí trató de sopesar algunas variaciones, siendo las principales la presencia de una enfermera que toma parte en la conspiración o un marido y su mujer que son también criminales. En esta etapa es «Drew» el predecesor de Sugden, el oficial al cargo de la investigación, aunque no se dice que sea policía:
¿Quién es el asesino?
Enfermera… una joven de muy buen ver… unos treinta años (en realidad es su hija)… deseo de venganza
Drew es el hombre en cuestión… ¿Por qué? Hijo ilegítimo… Luego la enfermera es su hermana… Los dos lo han planeado
o… como en Macbeth… son un hombre y su mujer quienes lo hacen… ¿El hijo de un matrimonio anterior?
Es posible que este segundo matrimonio no fuese legal… redacta un testamento de tal manera que los hijos de su segundo matrimonio hereden su fortuna aunque no sean legítimos… Ese testamento se destruye… la enfermera aporta un borrador por el que todo se lo lega a ella.
Una nueva idea… ¿se casa la enfermera con uno de los hijos? ¿El alegre hijo pródigo? Él logra maniobrar en el momento oportuno
Tal como sugiere la tachadura anterior, Christie no utilizó a la enfermera en esta novela. Sin embargo, la enfermera homicida iba a reaparecer dos años más tarde en
Un triste ciprés
.
Arlena Marshall, una bella vampiresa, es asesinada mientras se aloja en el mismo hotel de lujo, en la isla del Contrabandista, en el que Hércules Poirot está de vacaciones. Investiga el asesinato, del cual forman parte una máquina de escribir, un frasco de loción bronceadora, una manta de lana y un paquete de velas.