Hacia cero
es una de las novelas más soberbias de Christie. La trama recuerda una serie de muñecas rusas, una oculta dentro de la otra. Al lector se le propone una solución y, dentro de ésta, otra, y dentro de ésta aún otra más. El móvil y la diseminación de las pistas son magistrales, porque la totalidad de la trama se predica sobre el hecho de que se descubra la solución «errónea» y luego se desmienta y se halle otra posterior. Y tras ésta aún ha de haber una solución más.
Nueve meses antes de
Hacia cero
encontramos en una serie de viñetas a un grupo de personas; al principio parece que no tengan ninguna relación entre sí. Entonces nos damos cuenta de que por variadas razones han de converger en la residencia de lady Tressilian en el mes de septiembre.
Con un mismo mecanismo de la trama que ya empleó años antes en
Muerte en la vicaría
y más recientemente en «Asesinato en las caballerizas», ésta es una novela detectivesca de tintes siniestros, emotiva, muy inteligente, con una serie de pistas sutiles y una caracterización de los personajes mejor que de costumbre. Doce años después de su publicación, la novela se presentó en escena con un final ligeramente alterado (aunque con el mismo asesino), si bien no fue uno de los mayores éxitos teatrales de Christie.
La trama de esta novela se encuentra en dos cuadernos, la mayoría en el Cuaderno 32 y otras diez páginas en el Cuaderno 63. Su génesis parece haber sido indolora y clara desde el primer momento, ya que las notas se ajustan con fidelidad al libro terminado y es muy poco lo que aparece en los cuadernos de la trama que queda sin incorporarse. Como bien se ve en lo que sigue, las notas son detalladas y precisas. Sin embargo, también aquí Christie formuló una serie de ideas que no llegaron a plasmarse en la versión publicada.
En la primera página de las notas se delimita con toda claridad la crucial historia del señor Treves. Aparte de la importancia de la tendencia homicida del protagonista, también se incluye una pista esencial, el «rasgo físico» (no especificado), una distinción que comparten todos los sospechosos:
Relato sobre los 2 niños… arcos y flechas… uno mata al otro… ¿O con una escopeta?
Uno de los niños había ensayado… El narrador… Un viejo… dice que podría reconocer al niño gracias a un rasgo físico
Sí, son muchos los personajes que convergen desde distintos puntos… todos ellos
Hacia cero
Hay un listado alfabético de escenas, aunque no se corresponde exactamente con la sucesión en la novela. Diríase que tenía que haber un sir Marcus y un tal señor Trevelyan; en la novela se amalgaman en el personaje del señor Treves. No se incluye a ninguno de los participantes en la fiesta doméstica. El listado de «los limpiadores» es al principio desconcertante, hasta que nos acordamos de los empleados de la tintorería, que gracias a sus uniformes mixtos aportan una de las claves cruciales del misterio. Esta omisión, sobre todo en las escenas iniciales, es una lástima: hubiera sido un rompecabezas fascinante para el lector encontrar además el sitio oportuno de los empleados de la tintorería.
A. MacWhirter… Suicidio… El rescate… Cae por el acantilado… Lo salva un árbol
B. Sir Marcus… Encerrado en sus aposentos tras la puesta en libertad de un cliente
D. El asesino… Su mentalidad… La fecha
E. El superintendente Battle
F. El señor Trevelyan… Mira folletos de varios hoteles
G. Los empleados de la tintorería
El listado de los personajes se aproxima mucho al de la novela. Sin embargo, como es costumbre, los nombres cambiarían, aunque no de manera tan radical como en otras novelas (Nevil, Judy y Clare/Audrey Crane pasan a ser Nevile, Kay y Audrey Strange):
Personajes
Lady Tressillian
Mary Aldin o Kate Aldin
Barrett (la criada de la señora)
Thomas Royde
Adrian Royde
Nevil Crane… conocido tenista y atleta
Judy Crane… de soltera Judy Rodgers
Ted Latimer… un tarambana, vive de su ingenio
Clare Crane o Audrey Crane… de soltera Audrey Standish
MacWhirter
Hacia cero
Nevill (o Noel) Crane, tenista, deportista, atleta
Audrey, su primera esposa, «Blancanieves», congelada, fracturada; infancia histérica, etc.
Judy, su segunda esposa… una muchacha glamurosa… llena de vitalidad… pagana… la Rosa Roja
Los acontecimientos de la noche fatal se despliegan:
Noche de la tragedia
Neville y lady T… discusión que oye el mayordomo… Luego sale… Toca la campanilla para llamar a Barret (la vieja criada). Además, ha puesto un narcótico en su vaso de leche… Ella lo ve marchar… va con lady T, quien niega haber tocado la campanilla. B se siente muy confusa, vuelve a la cama y pierde el conocimiento. lady T lo descubre por la mañana.
Unas cuantas ideas de interés que no llegaron a formar parte de la novela demuestran que algunos de los detalles no eran evidentes por sí solos. Hay que recordar, por descontado, que la «víctima» que se cita más abajo no es la verdadera víctima, y que no es sino un medio para alcanzar un fin en esta trama tan laberíntica. Aunque no aparecen los detalles tal como se han delineado, la serie de viñetas fechadas que abre la novela se podría ver retrospectivamente como una sucesión de esbozos de los testigos del caso. La víctima no tiene relación con Judy/Kay, y Audrey no se ha vuelto a casar, allanando de este modo el romance que ha de surgir al final de la novela:
Hacia cero
Serie de viñetas con varios personajes… Testigos de un juicio por asesinato… ¿que tiene lugar en el último capítulo?
¿Quién es la víctima? ¿La madrastra de Judy? Su padre, un hombre muy adinerado, le dejó el dinero a la segunda esposa (una corista o una dependienta)… Se lo queda de por vida… Judy quiere ese dinero
Audrey rápidamente se vuelve a casar con el médico callado, un biólogo, un arqueólogo… Son felices, pero pobres… Ella quiere el dinero de la madrastra para destinarlo a la investigación
Sin embargo, una de las notas más subyugantes que hay en el Cuaderno 63 apunta a un «nuevo final» de
Hacia cero
. Las referencias a las páginas presuntamente remiten a las de las galeradas, y una de las cuestiones de mayor interés estriba en que es McWhirter quien lleva a cabo todas las acciones que se habían atribuido a Thomas Royde. Por desgracia, nunca podremos saber cómo era el borrador original; el cuaderno sigue entonces con la lista de los acontecimientos que aparecen en la novela publicada justo antes de la sección titulada «Hora cero»:
Nuevo final para Cero, empezando por p. 243
Thomas y la chiquilla se conocen… Perro y pez… Va a los tintoreros, ha perdido el recibo… Discusión por el traje… Royde… Lo siento mucho… Creí que había dicho Boyd… Hotel Easthampton… recupera el traje… Se lo lleva a casa… Nota un olor raro en el hombro… Lo devuelve… O llama por teléfono. Acude al hotel Easthampton… No hay ningún Boyd alojado allí… Va al acantilado… Audrey… temerosa de ser condenada a la horca.
P. 255 Llega la policía… Battle habla con los demás, Royde el último… Mary se lo encuentra en el desván… ¿O es Kay? Una cuerda húmeda
¿269? Royde habla con B en privado… Aparece B… se ha marchado… Luego, B examina la casa… encuentra la cuerda… ¿Mary? ¿O Kaye? Lo encuentra allí… Tan resistente que podría colgarse un hombre
En septiembre de 1956 se estrenó en Londres una versión escénica, adaptación de Gerald Verner y de Christie. Algunas de las notas para esta adaptación aparecen en los cuadernos, aunque no son exhaustivas y consisten sobre todo en una lista de escenas sin posterior elaboración. Sin embargo, la escena de arranque del Cuaderno 17 se corresponde estrechamente con la propia de la obra teatral:
Acto I
Royde aparece solo en escena… Mira por la ventana… Toma la foto de Audrey… La mira… la deja… Se acerca a la ventana… Entra Kay de repente (con una raqueta de tenis) agitada… Toma la foto de Audrey… La arroja a la chimenea… Regresa Royde… Ella parece una chiquilla culpabilizada.
¡Oh! ¿Quién es usted? Ya sé quién es usted. Es el hombre de Malasia
R. Sí, soy el hombre de Malasia
El sobrino de la señorita Marple la invita a hospedarse en el hotel Bertram, un oasis de decencia de estilo eduardiano en pleno Londres. Mientras disfruta de ese encanto anticuado, y un tanto sospechoso, se ve envuelta en una desaparición, un robo y un asesinato.
En el hotel Bertram
fue la segunda novela de la señorita Marple en dos años. Al igual que su antecesora,
Misterio en el Caribe
, en la página de créditos se incluía este aviso: «Con la aparición de la señorita Marple, personaje original creado por Agatha Christie». Se hizo así a resultas de las recientes encarnaciones del personaje en la gran pantalla, en las interpretaciones de Margaret Rutherford.
Si bien el marco de la trama es genuinamente de Christie y de Marple, las expectativas del lector no se cumplen del todo en el desenlace, cuando se revela una conspiración aún más espeluznante que la de
Asesinato en el Orient Express
. Las notas tomadas para esta novela se dividen de forma proporcionada en tres cuadernos. En el Cuaderno 27 hay dos páginas fechadas, «30 de octubre» y «17 de noviembre» (de 1964), y la primera página del Cuaderno 36 está fechada en «octubre de l964». El Cuaderno 23 al parecer es anterior a las notas de los otros dos, como se ve por el siguiente extracto:
Hotel Bertram
Descripción del hotel… Mayfair Street, etc. Comodidad de estilo eduardiano… chimeneas, el servicio… el té con magdalenas. «Son únicas las magdalenas del Bertram».
Lo esencial del hotel… «Un núcleo de terratenientes y gente acomodada». Estilo anticuado, señala la señorita Marple más adelante… Uno de los pocos «reductos» que quedan… En realidad ya no queda ninguno como ése… No, el hotel Bertram es propiedad de dos norteamericanos (¡a los que no ha visto nadie allí!). Lo explotan recreando con toda intención ese núcleo (a precios asequibles) para crear el ambiente adecuado… Luego lo visitan los norteamericanos y los australianos y pagan lo que sea.
Meg Gresham
[Bess Sedgwick]
… ¿su trayectoria? ¿De alta cuna? Se escapó con un novio irlandés. Luego se casó con Parker Whitworth… un hombre descomunal… Luego, con el duque de Nottingham… Luego con el conde Stanislaus Vronsky… Dirk Chester, estrella del cine… o cantante de ópera
Amalgamar todo esto con el comandante Ronnie Anstruther, el de cara de sapo, y la señorita Marple… Se aloja una semana en Londres. Él le habla de asesinatos… El mismo tío… Lo vi otra vez… con otro nombre distinto… Los médicos parecieron quedar satisfechos… Todo en orden… sólo un nombre distinto la siguiente vez… Vaya, parece que viene alguien
El marco general es el mismo de la novela, pero la mención del «comandante, el de la cara de sapo» (posible antecesor del coronel Luscombe, el custodio de la hija de Bess, Elvira, aunque sin esa descripción tan poco agraciada) y sus chácharas sobre asesinatos cometidos tiempo atrás ya habían aparecido en una novela de 1964,
Misterio en el Caribe
, de modo que estas notas seguramente se escribieron con anterioridad. También podría ser ésta la descripción genérica que hace Christie de los militares jubilados.