Éste es otro de los «Trabajos» que tienen una trama intrincada a partir de dos ideas en apariencia disímiles e irreconciliables, la desaparición de la colegiala y el cuadro robado, que se aúnan con toda nitidez en el desenlace. Existe cierta similitud con un libro que iba a escribir veinte años después,
Un gato en el palomar
, al menos en el contrabando de un objeto valioso en el equipaje de una colegiala. La mascarada de que una adulta se haga pasar por una niña es otra de las argucias de la trama de ese libro, así como aparece en el relato titulado «Misterio en las regatas».
Uno de los protagonistas de «El león de Nemea» regresa para ayudar a Poirot en la investigación de una serie de extrañas muertes.
«El ganado de Gerión» es el relato más flojo de toda la serie, lo cual se refleja en la escasez de notas; las que se conservan son tan difusas que se podrían haber desarrollado prácticamente de cualquier manera. Las que siguen están tomadas del Cuaderno 44; la secta insinuada en las notas preliminares es uno de los puntos de partida:
A P lo visita la señorita? (Amelia)… Dispone de una exigua anualidad… Se dedica a enseñar a los perros de otras personas… ha estado leyendo un libro alemán… Impulsos criminales… Sublimación. ¿Podría trabajar para P? Un caso… su amiga… una extraña secta… en Devon. El joven hijo de un millonario… ¿allí? ¿O una hija de mediana edad, hija de un hombre muy rico? ¿O la viuda de un hombre rico?
No contienen ingenio digno de mención ni la trama del relato ni el simbolismo. Lo rescata tan sólo la presencia de la emprendedora y divertida Amy Carnaby, que ya apareció en «El león de Nemea». Aunque sea extraño, en las notas no aparece en cambio el nombre de Carnaby. «La señorita? (Amelia)» tal vez sea una abreviatura de Christie (¡y eso que no es muy breve que digamos!), o tal vez tan sólo indique que no tenía a mano un ejemplar de
The Strand
, de los números atrasados, para verificar el nombre que le puso. Hay una breve referencia a Hitler en este relato (véase también «La captura de Cerbero» en el «Apéndice»).
En un remoto lugar Poirot encuentra la pista definitiva en un caso que realmente comenzó siglos atrás.
Se conservan menos notas para «Las manzanas de las Hespérides» que para cualquier otro de los «Trabajos». La trama no es compleja, y precisó de poca planificación una vez supo dar con la pista crucial: la monja. El resumen elemental refleja bastante bien la versión definitiva:
Un millonario… Le han robado un cáliz de oro… no hay pistas. P habla con un detective norteamericano, Pat Ryan… Un tipo desatinado… La esposa era una mujer decente… pero no es capaz de llevarlo por buen camino… Se volvió a Irlanda… O bien una hija, una monja. Irlanda… El convento… Llega P… Un mendigo con una botella de coñac… tengo el mundo en las manos
Un iluminado en un bar de Irlanda, lo llaman «Atlas»… HP dice que no lo parece (un caballo que llevar a cuestas, el mundo… según el héroe griego de la geografía). No tendrá que sostener el mundo… sólo a Hércules Poirot
Algunos detalles de poca entidad son distintos: el caballo que ha de llevar a cuestas es Hércules, y no el complejo trabajo que se plantea en las notas; además no aparece el mendigo.
Al igual que en «El jabalí de Erimanto», escrito antes, este caso lleva a Poirot a un lejano y hermoso lugar, esta vez en la costa oeste de Irlanda. Además de mencionar un viaje en autobús por diversos jardines de Irlanda en el capítulo 11 de
Las manzanas
, ésta es la única visita que hace a Irlanda, y le resulta memorable aunque sea por razones erróneas.
Como ya sucediera con sir Joseph Hoggin en «El león de Nemea», Emery Power sufre una grave pérdida financiera a resultas de la investigación de Poirot, aunque en su caso encuentre un beneficio espiritual. (Hay un pequeño error en el hecho de que Poirot le prometa que «las monjas dirán muchas misas por su alma». Las monjas no dicen misa; la misa por el alma de una persona sólo se celebra después de su muerte.) La escena final, en el aislado convento que está a orillas del Atlántico, resulta especialmente conmovedora por la sabiduría de un diálogo tan revelador.
¿El
nightclub
de la condesa Vera es algo más que el escenario de unas juergas inofensivas?
Los siguientes extractos hacen referencia a la versión del relato que está recogida en
Los trabajos de Hércules
, de 1948 (para cotejar con la versión recién descubierta, véase «Apéndice»). Es nueva prueba de la fecundidad de Christie en el manejo de la trama: fue capaz de imaginar una segunda interpretación alegórica del último de los «Trabajos» de Hércules. En el mito original griego, Hércules tiene que entrar en el Infierno, superando al feroz cancerbero que guarda la entrada; en el «Trabajo» de Poirot, el Infierno es un
nightclub
que tiene un gran perro en el vestíbulo de la entrada. Las escaleras por las que se baja al local ostentan dos rótulos: «Mi intención fue buena» y «Puedo dejarlo cuando quiera», una humorística variación sobre el dicho que anuncia: «El camino al Infierno está sembrado de buenas intenciones». Y el perro, que en principio había de ser mero adorno del
nightclub
, desempeña un papel esencial en la trama. Como suele suceder a menudo, los nombres están cambiados, pero el siguiente resumen es por lo demás exacto con respecto a la versión publicada:
Cerbero
Una incursión por sorpresa… Apagón, 2 minutos… Ha ocurrido en realidad? ¿Se lo dice J a P?
Peinan el local de arriba abajo… Joyas… No, drogas… nada de joyas… pero son 5 o 6 las personas que se dieron cuenta de que no estaban… Una salida secreta… se desplaza toda la chimenea… la casa contigua… Un ministro del gobierno, etc.
No hay moros en la costa… Jimmy Mullins… se busca… En Battersea
Asesino… Ha hablado mal del local… Pero esta vez
tenemos que
salir con bien… P habla con el hombre del perro
La noche de los sucesos… ¿Está P presente? ¿O se entera después?
Salta la tapia… Apagón, etc. ¿Cuántas personas salen?
El señor Vitamian Crusoe…
La señorita Sylvia Elkins
Giuseppe
Martacendi… el pinche de cocina
Paul Varesco
Dos paquetes… Uno, esmeraldas… El otro, cocaína
Ésta es una interpretación más ligera del mito por comparación con la versión original e inédita, ya desde el nombre del
nightclub
y el uso humorístico que se da a las escaleras de entrada. Y también vemos un instante el instinto femenino de la señorita Lemon en las últimas líneas. En «la noche de los sucesos» Poirot se encuentra en el club, pero se marcha temprano, y Christie adopta la idea de que sea Japp quien le relate todos los detalles («¿o se entera después?»). En los cuadernos no hay ni rastro de la parte inicial del relato, el encuentro de Poirot con la condesa en el metro de Londres y la posterior visita a su
nightclub
.
Nunca me falta una trama bien a mano.
Cartas sobre la mesa
, capítulo 4
SOLUCIONES QUE SE REVELAN
«El caso de la criada perfecta»
• El misterio de Sittaford