Los cuadernos secretos (62 page)

Read Los cuadernos secretos Online

Authors: John Curran

Tags: #Biografía, Ensayo, Intriga

BOOK: Los cuadernos secretos
9.2Mb size Format: txt, pdf, ePub

En el Cuaderno 21 se añaden ciertos detalles, al tiempo que el elemento G del listado alfabético que aparece en el Cuaderno 66 incluye un ardid similar de la trama, aunque con un planteamiento muy distinto:

Enfermera jubilada… la maniobra de la apomorfina…

Evelyn Dane hereda de la tía… Mary es la verdadera hija… en realidad es su señorita de compañía… Jeremy es un primo que estuvo enamorado de Evelyn y ahora lo está de Mary… La enfermera finge una gran sorpresa al ver a la señora.

La foto de D… es quien la atendió al dar a luz a una hija, etc.

Veneno… un hombre inyecta apomorfina tras compartir un plato… pequeño tubo de morfina que se encuentra después… en realidad es apomorfina. Reunión familiar… el padre es asesinado… ¿quién ha sido? Tomó whisky con soda a la hora de merendar… Los demás han tomado té, un té recién hecho

La reunión familiar que se menciona en este extracto fue transformada, pero la idea consiste en camuflar el veneno en un té recién hecho, y ésta se conservó.

Al igual que en el caso de otras obras, los cuadernos contienen pocas diferencias con la novela terminada, lo cual nos lleva a sospechar que tuvieron que existir notas previas, y descartadas, que ya no se conservan. Aparte de los cambios de algunos nombres —Roger pasa a ser roddy, la señora Dacres es la señora Welman, y la primera enfermera se convierte en O’Brien—, las notas siguen el desarrollo y los detalles de la novela casi al pie de la letra:

Comienzo

Elinor en Londres… carta anónima… se acusa de una influencia indebida… Elinor está a punto de destruirla…

Llama entonces a Roger

La anciana señora Dacres está muy enferma… Las enfermeras la cuidan… habladurías.
La señora
La enfermera Chaplin… una enfermera del pueblo… La enfermera Hopkins… hablan unas con otras… Una fotografía de la señora D… Se la pide… La ha firmado Lewis… su marido se llamaba Roger Henry

La muerte de la anciana señora es un tanto repentina… ¿Es sospechosa la ausencia de morfina? Las enfermeras no están seguras… Muere sin haber hecho testamento

Los personajes también estaban decididos desde una etapa muy temprana; al margen de los nombres, no cambió ninguno de ellos. También desde el comienzo estaba definido el triángulo eterno:

Los parientes… en la casa

Mary Dane
[Gerrard]
, hija del jardinero, actuaba como señorita de compañía

Llega Evelyn, su sobrina… y Roger Dacres, sobrino de su marido

Ella es todo un personaje… Endurecida, con mucho mundo… Antagonismo entre Mary y ella

Roger se enamora de Mary… Eve le da una cantidad de dinero…

Mary vuelve a la vida… La enfermera Chaplin le aconseja que haga testamento

El doctor Lord… Un hombre joven y apuesto… ¿Se enamora de Elinor?

Las enfermeras… Moira O’Brien reside en la casa… la enfermera Hopkins viene del pueblo, llega todas las mañanas a echar una mano.

Cuando se marcha la enfermera C… Mary la acompaña…

Dice que su tía de Australia es enfermera en un hospital

¿La muerte de Mary? Está en la casa de campo… Elinor le pide que se acerque a la casa a almorzar, la invita a un almuerzo frío… Bocadillos… La enfermera se ofrece a prepararles una agradable taza de té (apomorfina en la cocina)… Los bocadillos… Mary tomará los de salmón, porque es católica… Se excita primero y luego se amodorra… A la enfermera Hopkins no le gusta el aspecto que tiene… Manda recado al médico… Es difícil de localizar… Envenenamiento por morfina

Uno de los defectos que presenta la trama de
Un triste ciprés
es que en ese almuerzo mortal el asesino no puede saber que Elinor Carlisle no tomará el té envenenado que tome Mary. La breve nota del Cuaderno 21, la que indica que «Mary tomará los de salmón, porque es católica», podría haber sido una solución inicial al problema que presentaba el tener garantías de que la víctima ingiriese el veneno, en un intento por limitar las posibilidades de elección de Mary entre los distintos bocadillos (suponiendo erróneamente que fuera éste el método de envenenamiento). Sin embargo, como el asesinato se produce en jueves (según el capítulo 7), Mary no tiene ninguna limitación a la hora de elegir lo que coma; la prohibición de comer carne sólo era efectiva los viernes. Llegado el momento, el asesino tampoco preparó los bocadillos presuntamente envenenados, de modo que no pudo orquestar ese aspecto de la escena. Parece que se trata de un problema muy preciso.

Pero existe otro más, que también es de carácter práctico. ¿Cómo iba a saber la enfermera Hopkins que Elinor y Mary iban a llegar de la casa de campo a la casa principal a tiempo de ese fatal almuerzo? ¿Cómo es que llevaba encima una jeringuilla hipodérmica con apomorfina? El plan original de envenenar a Mary en su propia casa de campo (la de Hopkins), según deduce Poirot en el último capítulo, tampoco da respuesta a esta cuestión, ya que ese planteamiento, en caso de incluir también a Elinor, sería tan improbable que resultaría sospechoso. Por desgracia, los cuadernos no dan ninguna indicación sobre si Christie consideró o no esta dificultad.

Los momentos que siguen al asesinato también se reflejan con exactitud en el Cuaderno 21, con muy pocas diferencias respecto de la novela concluida:

La muerte de la anciana señora… sin dejar testamento… su fortuna pasa al pariente más cercano, que es Elinor

E y Roger… Cierto envaramiento… Ella dice que da igual cuál de los dos la tenga… Él vuelve a sentir frialdad entre ambos.

R. y Mary… una incipiente historia de amor… Ella está contenta…

El joven pretendiente de Mary, Edmund, está enfadado… Discuten

Elinor los ve juntos… R. la está llamando por teléfono

Elinor da a Mary mil libras esterlinas… Ella las acepta

Y por último…

El doctor Lord acude a Poirot… insiste en que no fue ella…

No puede ser

Hopkins no tuvo nada que ver con los bocadillos… Se limitó a preparar el té que tomaron las dos… Un papel con restos de morfina en la cocina… Estaba abierta… Alguien pudo haber entrado mientras los demás estaban en la casa de campo

El caso de los anónimos
14 de junio de 1943

Escribe el dedo que se mueve, y una vez ha escrito sigue moviéndose.

Las rubáiyatas de Omar Jayam

Poco después de que Jerry Burton y su hermana se instalen en el idílico pueblo de Lymstock, una serie de cartas anónimas comienza a aterrorizar al vecindario, y más cuando culmina con la muerte de la esposa del abogado de la localidad. La esposa del vicario resuelve mandar a buscar a un experto en maldades…, que no es sino la señorita Marple.

Éste es un ejemplo más de una novela con narrador masculino. Aparte de las novelas que narra Hastings, otros siete títulos (
El asesinato de Roger Ackroyd
,
Muerte en la vicaría
,
El caso de los anónimos
,
La casa torcida
,
Noche eterna
, al igual que
El misterio de Pale Horse
y
Los relojes
están narrados en parte por personajes masculinos) tienen narradores de género masculino, mientras que sólo dos (
Asesinato en Mesopotamia
y, en su mayor parte,
El hombre del traje marrón
) son narrados por mujeres. Si bien no es ni mucho menos extraordinario que una escritora escriba desde el punto de vista del varón, es posible que en el caso de Christie esto viniera dado desde el primer momento, desde que creó la figura de Hastings, el cronista de Poirot, y se acostumbró a la idea de contar el relato desde ese punto de vista. Habría sido inconcebible que Poirot tuviese una amiga íntima con la que viviera y compartiera sus casos. No menos inconcebible, aunque por otros motivos, hubiera sido que los relatara su esposa, claro está. En
El caso de los anónimos
también es un tanto extraño que sea Jerry Burton quien narre la totalidad del relato sin decirnos nunca nada acerca de su persona o la de su hermana. Dejando a un lado el hecho de que fuera piloto y de que Joanna tenga una ajetreada vida social, no llegamos a saber nada de ellos.

La señorita Marple fue designada detective del caso desde el principio, por lo que su ausencia hasta el capítulo 10 (de la edición británica) es todavía más peculiar. Es casi una aparición estelar: menos de una docena de páginas. El ambiente, sin embargo, es propio del territorio de la señorita Marple, y Lymstock es el típico pueblo de Inglaterra que se relaciona en el acto con Agatha Christie. Aparte de St. Mary Mead, el número de pueblos semejantes en las novelas de Christie es de hecho sorprendentemente bajo, a pesar de la sensación habitual de que todas se desarrollan en esa clase de entorno.

El caso de los anónimos
también tiene el desenlace más insólito de todas las novelas de Christie. Nos enteramos de quién es el asesino antes de que la señorita Marple nos dé la explicación. La estratagema que se emplea para cazar al asesino la conoce el lector cuando lo ve en un nuevo intento de asesinato. Eso no coincide con otros ardides por el estilo, por ejemplo en
Un cadáver en la biblioteca
,
Cartas sobre la mesa
y
Hacia cero
, en donde el lector no conoce la identidad de la víctima a la que se tiende una trampa.

Sólo hay quince páginas de los cuadernos dedicadas a
El caso de los anónimos
y, al margen de unas cuantas referencias de pasada en otras partes, la mayoría se encuentran en el Cuaderno 62. No parece que le supusiera grandes problemas técnicos, además de que la trama progresa con toda normalidad. Y se pliega a su sistema entonces habitual de asignar letras a las escenas. La primera vez que aparece la idea está fechada, aunque no con demasiada precisión, en 1940:

Ideas (1940)

Pluma envenenada… cartas en un pueblo… apuntan a una «soltera reprimida»… en realidad, todo es una argucia que ha ideado otro para desacreditarla (¿una madre con recursos?) La señorita Marple

Aunque la «soltera reprimida» como posible fuente de las cartas anónimas es algo que se comenta mucho en Lymstock, tal como sin duda esperaba el asesino, la idea de la «desacreditación» fue abandonada, pues tal vez también tenía demasiadas resonancias de
Matar es fácil
, entonces reciente, en la que el asesino tiene la esperanza de que los asesinatos desacrediten a su verdadero objetivo, una persona que tiene grandes motivos para liquidar a todas las víctimas.

Christie comenzó a trabajar en la novela al año siguiente, como se demuestra por una nota posterior; el planteamiento general de la novela sigue muy de cerca las notas del Cuaderno 62. En un característico despiste de Christie, recurre al delito menor de las cartas anónimas para camuflar el delito grave del asesinato. Es el mismo principio del camuflaje que adopta el asesino en
El misterio de la guía de ferrocarriles
, aunque en esa novela hay toda una serie de asesinatos que se emplea para camuflar uno en particular. El pueblo, los personajes y sus nombres, los sucesos y el primer asesinato aparecen en el libro igual que en el cuaderno:

Cartas anónimas… intencionadas… al final la mujer se suicida a resultas de la carta… ¿o es en realidad asesinada? (¿por su marido?)

Libros 1941 ¿La señorita M? ¿O relatado en primera persona?

La pluma envenenada… En todo el pueblo… Desgracia, etc. La mujer de un abogado (?) recibe una… se quita la vida… en realidad la ha matado su marido… y guarda una carta en su bolsillo, que habla de algo que no es cierto

Sospechosa de escribir las cartas… ¿La
hermana
del vicario? ¿La mujer? Directora de colegio… ¿
La mujer
la hermana del médico? Una solterona corajuda… una criada…

La criada es la siguiente en ser asesinada porque vio algo o sabía algo

Descripción del pueblo… Un pueblo con mercado que ha conocido tiempos mejores… Alquilan un bungaló… Llegan las cartas… No es la hermana… Se pregunta si es algo que abunde… ¿Y si con un disparo a ciegas acertase en la diana?

Resumen de la gente que conocen

El doctor Thomas… su hermana… una mujer feroz y «de aspecto varonil»… el pequeño señor Pye… El vicario… su esposa… va a casa y encuentra a la señora Symmington de visita

Other books

Sunburst (Starbright Series) by Higginson, Rachel
After the Execution by James Raven
Savage Cinderella by PJ Sharon
Daniel Klein by Blue Suede Clues: A Murder Mystery Featuring Elvis Presley
Daphne's Book by Mary Downing Hahn
Tudor Princess, The by Bonnette, Darcey
House of All Nations by Christina Stead
Girls That Growl by Mari Mancusi