Últimamente me he entretenido leyendo varios misterios sin resolver que se dieron en la vida real. Les aplico mis propias soluciones.
Los relojes
, capítulo 14
Agatha Christie escribió acerca de dos casos de asesinato tomados de la realidad, los dos muy similares a los de sus ficciones. «La trágica familia de Croydon», publicado en el
Sunday Chronicle
el 11 de agosto de 1929, es un artículo acerca del caso de envenenamiento de Croydon, entonces pendiente de resolver y foco de atención del público, en el que los tres miembros de la familia Sidney fueron asesinados casi con toda seguridad por alguien de la propia casa; los asesinatos se produjeron en el intervalo de unos cuantos meses; por otra parte, en octubre de 1968 se publicó un breve artículo de Christie en el
Sunday Times
. Trataba sobre el asesinato de Charles Bravo, otro drama doméstico con una muerte por envenenamiento. Y dejando a un lado los crímenes de ficción y los asesinos de ficción, Christie también hace referencia en sus cuadernos a unos cuantos casos de asesinato tomados de la realidad. Algunos son de sobra conocidos; otros son prácticamente un secreto:
Lizzie Borden
En los Cuadernos 5, 17 y 35, la tristemente famosa Lizzie Borden aparece mencionada durante el trabajo en la trama de
Los elefantes pueden recordar
,
El truco de los espejos
y
Cinco cerditos
, respectivamente. En 1892, en Fall River, estado de Massachusetts, el señor Andrew Borden y su esposa fueron brutalmente asesinados en su propio hogar. Aunque se juzgó a su hija Lizzie por los asesinatos de ambos, fue declarada inocente, y aún a día de hoy su culpabilidad o su inocencia es motivo de acaloradas discusiones y especulaciones intensas. En uno u otro caso, como bien se ve, lo que atrae a Christie es la posibilidad de emplear un escenario similar al del caso de los Borden, un asesinato doméstico cuyo autor es con toda probabilidad uno de los miembros de la familia:
O la familia de Lizzie Borden… El padre y la madre asesinados… 2 hijas… Una afectuosa cuñada…
Un chico (sobrino)… Harriet, la criada irlandesa
Una mujer ambiciosa… rica (en realidad, una Lizzie Borden), casada con un tercer marido
Si no fue la culpable, ¿quién lo hizo? 4 (o 5) otras personas en la casa (¿parecida a la de los Borden?)
Constance Kent
En los Cuadernos 5 y 6, durante el trabajo en la trama de
Los elefantes pueden recordar
y
Némesis
, respectivamente, se hace referencia a este notorio caso criminal. Constance Kent cumplió veinte años de condena por el asesinato de su hermanastro, que tenía tres años y medio, el 13 de junio de 1860. Fue puesta en libertad en 1885.
Tipo de relato como el de Constance Kent, la chica, Emma… Una institutriz que la adora… Muere la madre. La institutriz que la adoraba en apariencia se vuelve contra ella
El caso de Constance Kent… Tenía una institutriz a la que adoraba… Murió la madre. La institutriz se casa con el padre. Tiene un hijo… Constance tiene gran cariño por el hermano… Aparece muerto en un armario, asesinado
Crippen y Le Neve
En el Cuaderno 43, Eva Crane, personaje de
La señora McGinty ha muerto
, es comparada con Ethel Le Neve, cómplice del famoso doctor Crippen. La referencia al propio Crippen, en el Cuaderno 56, se da durante la planificación de un libro que no se llegó a escribir, basado en el descubrimiento de un cadáver unos cuantos años después de cometerse el crimen. Crippen fue ahorcado en 1910 por el asesinato de su esposa, Cora, cuyo cuerpo apareció enterrado en el sótano del domicilio conyugal, aunque por recientes indagaciones forenses se tienen ciertas dudas en torno a esta sentencia.
Janice
[en el libro, Eva]
Crane… De soltera, Ethel Le Neve… El marido… Crane es un abogado más bien mequetrefe al que ella adora
Asesinato descubierto después (5 años) (2 años) ¿como el de Crippen?
Charles Bravo
En los Cuadernos 27 y 36, durante el trabajo en la trama de
Tercera muchacha
y de
El cuadro
, aparece una referencia a este asesinato todavía por resolver. En abril de 1876, a los cuatro meses de casarse con Florence Ricardo, Charles Bravo murió tras una dolorosa agonía por envenenamiento con antimonio. La indagación posterior del forense dictaminó que las pruebas eran insuficientes para identificar al asesino. Una vez más, Christie empleó la situación elemental como punto de partida:
Arthur (esposo inocente)… Katrina… recelosa, apasionada por el dinero… Cuida de un niño ya mayor… Tiene novio… Investigación química… o médico… El planteamiento de Bravo
La idea de Bravo… entrañaría que la mujer (viuda) tuviese un lío con un médico. Ella corta la relación, él vuelve con su mujer, ella se casa de nuevo
Por último, en el Cuaderno 2, y en las notas para
Misterio en el Caribe
, en un diálogo finalmente no utilizado entre la señorita Marple y el comandante Palgrave, que comenta la historia de un asesino al que conoció en persona, se enumeran cuatro asesinos de perfil alto, los cuatro de Gran Bretaña:
No, no… Es un patrón como debe ser… Smith… Armstrong… Buck… Haig
[h]
… El tío se larga con la primera y le parece que todo va como la seda, se cree muy listo
Joseph Smith, que ahogó a tres «esposas», es el tristemente famoso asesino de «Las esposas en el baño», que fue condenado a la horca en agosto de 1915. El comandante Herbert Rowse Armstrong fue condenado en mayo de 1922 por el asesinato de su esposa, aunque en principio se le detuvo por el intento de asesinato de un rival de profesión. En septiembre de 1935, el doctor Buck Ruxton asesinó a su esposa y a la criada y descuartizó los cadáveres; su condena fue debida en gran parte a los avances de las técnicas forenses. John Haigh, el asesino del baño en ácido, fue condenado por el asesinato de seis personas y ahorcado en 1949.
Un esquema muy aproximativo (¡y en una caligrafía especialmente tosca!) de una de las pistas que guían la búsqueda en «Oro en la isla de Man», del Cuaderno 59.
Confíe en el tren, señorita, que el maquinista es el buen Dios.
El misterio del Tren Azul
, capítulo 23
SOLUCIONES QUE SE REVELAN
Muerte en las nubes •
«Muerte en el Nilo» (relato corto)
• El tren de las 4:50 •
«Problema en el mar»
Los medios de locomoción siempre fueron un escenario atractivo para Christie a lo largo de su carrera literaria. En una etapa aún temprana, como es la redacción de
El misterioso señor Brown
, el hundimiento del
Lusitania
es el punto de partida para una compleja trama; dos años más tarde, en 1924, gran parte de
El hombre del traje marrón
transcurre en un barco. Algunos de sus títulos más famosos se desarrollan a bordo de medios de locomoción: trenes
(Asesinato en el Orient Express)
, barcos
(Muerte en el Nilo)
y aviones
(Muerte en las nubes)
. Las ventajas que reportan esta clase de ambientaciones son obvias: aportan un medio creíble para identificar a los sospechosos, además de eliminar la necesaria pericia técnica que conlleva la aparición de Scotland Yard, detalles que en algunos casos llegan a cortocircuitar la trama. En el caso de Agatha Christie también le permiten dar buena salida a sus experiencias personales. Proporcionan una gran variedad de escenarios y antecedentes, que en aquella época tendían a gravitar sólo en torno a las casas de campo, las oficinas y los pueblos.
A bordo del
Fayoum
, lady Grayle se aproxima a Parker Pyne y le cuenta que su marido la está envenenando. Ahora bien, ¿es sólo un cuento?