Los cuadernos secretos (32 page)

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Authors: John Curran

Tags: #Biografía, Ensayo, Intriga

BOOK: Los cuadernos secretos
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Aunque los Pfeiffer nunca llegaron a figurar en un libro de Christie, algunas de estas ideas resurgirían en otros: el anillo robado en
Asesinato en la calle Hickory
y la funcionaria de prisiones en
Cita con la muerte
.

Sin embargo, la principal idea es la de las letras simétricas y el modo en que pueden confundirse dependiendo de que se vean directamente o bien reflejadas en un espejo. En media página del Cuaderno 30 aparecen enumeradas todas estas letras: «H M A W I O T U V Y», y hay una lista más amplia con nombres femeninos que comienzan con cada una de ellas. (Omite la X seguramente por ser infrecuentes los nombres que comienzan con esta letra.) Christie al final se decidió por Isabel Oger, de ahí la referencia anterior a la señora Oger. Esta idea al final se incorporó a
El testigo mudo
, publicada también en 1937, aunque con nombres completamente diferentes. Es discutible que se tratara de un mecanismo hecho que fuese a formar parte de la trama de
Muerte en el Nilo
, a pesar de que el ambiente que esbozó Christie situaba a los Pfeiffer en la lista de personajes para la novela. A esta duda se añade el hecho de que no existen en la lista personajes que respondan a ninguna de las dos iniciales, AM o MA.

La penúltima nota de este título, en el Cuaderno 30, dice así:

El Plan

A Nellie se le escucha decir «desearía verla muerta… Nunca seré libre hasta que ella muera».

Nellie es uno de los nombres que aparecen en la lista de iniciales revocables («Helen, Wilhelmena»), pero las palabras que pronuncia son muy similares a la línea de arranque que escucha de refilón Hércules Poirot en
Cita con la muerte
: «¿Sabe usted? Estoy segura de que sí, que la van a matar». Y esto, unido a la antigua profesión de la señorita P y a la composición de su familia, se puede considerar el fundamento de la futura novela.

El tren de las 4:50
4 de noviembre de 1957

Mientras viaja para ir a visitar a su amiga, la señorita Marple, Elisabeth McGillicuddy es testigo de un asesinato cometido en un tren que viaja en paralelo al suyo. Durante la búsqueda del cadáver la atención se centra en Rutherford Hall, residencia de la familia Crackenthorpe. La señorita Marple y su ayudante, Lucy Eylesbarrow, investigarán lo ocurrido.

Todas las notas para este título se encuentran en cuatro cuadernos —los números 3, 22, 45 y 47— y suman cuarenta páginas. Collins recibió
El tren de las 4:50
a finales de febrero de 1957. Por tanto, son coetáneas la escritura y la fecha en que transcurre. La narración comienza el 20 de diciembre (1956) —«Estaba bastante oscuro, era un día oscuro, gris y neblinoso, un día de diciembre. Faltaban sólo cinco días para la Navidad» (capítulo 1)—, pero aparte de la señorita Marple, que asiste a la cena de Navidad en la vicaría, en donde charla con Leonard Clement, el hijo del vicario, sobre los mapas de la región, no existe ningún otro apunte relacionado con el ambiente o las vacaciones.

Este libro experimentó más cambios de título que ningún otro. En varios momentos fue 4:15, 4:30 y 4:54, antes de convertirse por fin en
El tren de las 4:50
. El manuscrito está encabezado por «4:54, salida de Paddington», en esencia porque, como ya explicó Christie a Edmund Cork en una carta del 8 de abril (1957), en realidad no había un tren que saliera a esa hora. Estuvo de acuerdo en que «El tren de las 4:50» o incluso «Desde Paddington a las 5 en punto» eran títulos mejores.

El extracto siguiente, procedente del Cuaderno 47, parecería el precedente de otras notas similares, ya que éste no contiene nombres (aparte de la señorita Marple), pero la idea básica es la que siguió al final en la novela. El final en cuestión, con tintes de humor negro, es una de las clásicas cavilaciones de Christie, la gran maestra de las tramas. Algunas páginas después prosigue con otras notas relativas a «La locura de Greenshaw» y
Una visita inesperada
, y la idea del tren queda al margen. Como «La locura de Greenshaw» se publicó por primera vez en diciembre de 1956, así se sostiene la opinión de que las notas para
El tren de las 4:50
no precedieron en demasiado tiempo a su composición.

Tren… ¿Vista desde tren? A través de la ventana de una casa. ¿O viceversa?

Idea del tren

Una chica que llega a St. Mary Mead en tren presencia un asesinato en otro tren paralelo… Una mujer estrangulada. Llega a casa… Habla con la señorita Marple… ¿Policía? No hay nadie estrangulado… no aparece el cadáver.

¿Por qué? 2 posibles trenes, uno de Manchester… El otro un cercanías lento. ¿Dónde se puede tirar un cuerpo desde el tren?

En el Cuaderno 3 se esboza la idea fundamental (con la señorita Bantry en lugar de la señora McGillicuddy), pero el Cuaderno 45 contiene una sucinta y precisa versión del capítulo de apertura de la novela:

El tren

La señora McGillicuddy… Amiga de la señorita Marple… Iba a alojarse con ella… En el tren de Paddington… Otro tren en otra línea… Pero en la misma dirección… Lo adelanta… En paralelo un momento, a través de la ventana ve el compartimiento del otro… Un hombre que estrangula a una muchacha rubia… Entonces… El tren prosigue su marcha.

La señora MG, muy afectada… Se lo dice al revisor… ¿Jefe de estación? ¡Oh! ¡Jane, he visto un asesinato!

De manera excepcional entre todos los libros de Christie, en
El tren de las 4:50
se nos informa de que el asesino es un hombre. Cuando han transcurrido sólo cuatro páginas del capítulo 1, el lector ya sabe que… «de espaldas a la ventanilla, vio a un hombre atenazando con ambas manos el cuello de una mujer que se hallaba de cara a él; de forma lenta y despiadada la estaba estrangulando». Con una afirmación tan inequívoca, la posibilidad de que la figura vista fuese una mujer disfrazada nunca se consideró con seriedad, puesto que Christie conocía de sobra a sus lectores y sabía que se sentirían completamente defraudados si ésa fuera la solución. Por otra parte, quitando a Emma Crackenthorpe (el móvil) y a Lucy Eylesbarrow (la investigadora), todos los personajes principales son varones. El problema consistía en crearlos de modo que fueran físicamente similares, y que al mismo tiempo se les distinguiera como personajes. Ella lo tiene en cuenta en el Cuaderno 22:

Aclarar el tema de los hombres

Tres hombres morenos… Todos entre 1,80 y 1,90 de estatura, flexibles, delgados

Personajes

Cedric, ¿el mayor?

Harold, casado sin hijos

Alfred

Bryan Eastley, antiguo piloto… Marido de Edith (muerta)

¿Padre o padrastro de Alistair?

2 hijos del viejo… El bueno (trabaja en un banco)

El artista… Escenógrafo o productor

Cedric… Un Robert Graves… Un veleta, desinhibido…

(al final se casa con Lucy Eylesbarrow)

Sir Harold Crackenthorpe… Hombre ocupado… Director de Crackenthorpe S. A. Acomodado… ¿No es verdad? ¿Sin un duro?

¿Bryan? ¿Del mando del Ala D de la RAF? Indeciso

Alph
[red]
Moreno, delgado… El corrupto… Mercado negro en la guerra… Ministerio de Aprovisionamiento

La referencia a «Robert Graves» remite a su amigo en la vida real, además de vecino, autor de
Yo, Claudio
, entre otras obras. Graves fue siempre un admirador crítico y Christie le dedicó
Hacia cero
. Esta referencia también aclara la cuestión que se queda sin respuesta al final de la novela: ¿con cuál de los hombres se casará Lucy al final?

Eran puntos en apariencia secundarios, pero que influyeron en la trama: cómo asegurar la oscuridad necesaria para la comisión del crimen y cómo justificar la presencia en la casa de los dos chicos. La cuestión relacionada con las posibles fechas se considera en los dos cuadernos:

Puntos por aclarar

Fecha de viaje, posiblemente el 9 de enero más o menos Puntos por introducir… Vacaciones (chicos) Año Nuevo (Cedric)

Está anocheciendo (tren)

Fechas

¿Vacaciones? Abril… Stobart-west y Malcolm están ahí Así, ¿el asesinato es a finales de febrero? Digamos… el
24
26

Todos los problemas se aclaran al tomar la decisión final y situar el asesinato justo antes y la investigación justo después de Navidad: la oscuridad temprana, al igual que la presencia de los dos jóvenes y Cedric.

Sin embargo, el gran problema de
El tren de las 4:50
es la identidad del cadáver. Es un problema para la señorita Marple, para la policía, para el lector y, mucho me temo, también lo fue para la propia Agatha Christie. Hasta las páginas finales de la novela no averiguamos con certeza qué asesinato se está investigando realmente. Hay que admitir que esto da a lo que de otro modo hubiera sido una novela espléndida de Christie un aire un tanto decepcionante. También se plantea la cuestión del cómo, dejando a un lado la divina intervención, conoce la señorita Marple la historia que existe tras el asesinato. El primer lector profesional de Collins, el que redactó el informe sobre el manuscrito, admitió que «a menos que yo sea muy estúpido, no consigo ver que nadie pudiera conocer el móvil del asesino». No estaba pecando de cortedad, puesto que no es posible deducir la identidad del asesino, ni tampoco el móvil, aunque en retrospectiva ambos sean perfectamente aceptables. La siguiente nota indica que Christie tenía dos ideas en relación con la posible identidad del cadáver —Anne, la bailarina, o Martine— y que, reacia a renunciar a ninguna de las dos, al final utilizó aspectos de ambas:

¿Es la mujer muerta Anne la bailarina o no?

¿Es Anne = la señora Q… O es Anne una pista falsa que idea Q?

¿Es la mujer asesinada por ser Martine y por tener un hijo o porque es la esposa de Q y él planea casarse?

Sin embargo, la devoción incluso del más ardiente admirador de Christie queda sujeta a una dura prueba cuando finalmente se identifica a Martine.

Estos esbozos de páginas consecutivas del Cuaderno 66 demuestran gran atención al detalle durante la elaboración de
Muerte en las nubes
. De vital importancia: el asiento de Norman Angell en los dos esbozos anteriores está al lado de los aseos…

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