Esta es la razón de que, cuando cometas un grave error con una mujer, a menudo valdrá más la pena empezar con otra desde cero que tratar de enmendar dicha falta
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. Por supuesto, esto se refiere solo al proceso de seducción, nunca a relaciones serias.
SELECCIÓN NATURAL Y SELECCIÓN SEXUAL
Al hablar de la estricta selección que la mujer lleva a cabo en el hombre, podríamos extender el principio a la selección que las hembras llevan en los machos dentro de numerosísimas especies de animales. Hacerlo nos resultará más cómodo para explicar esto.
Ahora bien, ¿sabes en qué desembocó este talante tan selectivo de las hembras?
Desembocó en lo que se conoce por Selección Sexual.
Como bien saben los científicos que estudian la evolución, hay dos tipos de selección: la Selección Natural y la Selección Sexual. Y, los criterios de que se sirven no son siempre idénticos.
En la práctica, esto se traduce en que los machos que dejan sus genes a la posteridad no son siempre aquellos mejor preparados para un entorno físico concreto. No importa cuán preparados se encuentren los genes de un macho para sobrevivir, si estos no son capaces de lograr que al menos una hembra lo elija sobre otros
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Por ello, la evolución de muchas especies como la nuestra se encuentra sometida a dos presiones fundamentales. La presión que ejerce el entorno físico sobre la supervivencia de los individuos y la presión que ejerce el proceso selectivo de las hembras sobre la descendencia de éstos.
¿MONÓGAMOS O POLÍGAMOS?
Con independencia de nuestro condicionamiento cultural, que juega un papel decisivo en nuestra especie, muchos científicos se han preguntado si, originariamente, evolucionamos como una especie monógama o polígama.
Aunque el tema parece algo complejo, hay un rasgo en nuestra especie que también se da en aquellas que consideramos polígamas: el dimorfismo sexual.
Básicamente, esto quiere decir que existe una diferencia física sustancial entre ambos sexos.
Como hemos indicado, el que dicha diferencia se encuentre acentuada en nuestra especie hace que nos parezcamos a todas aquellas especies poligénicas, donde unos pocos machos fecundan a la mayoría de la progenie. Dicho dimorfismo, dicho sea de paso, suele venir marcado por la propia selección sexual.
EL MITO DE LA SEDUCCIÓN UNISEX
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Si hombres y mujeres parten de estrategias reproductivas tan radicalmente distintas, si sus mecanismos de atracción se activan de forma tan diferente, ¿cómo ha podido alguien concebir siquiera la idea de crear un sistema de seducción que resulte válido tanto para seducir a hombres como a mujeres?
Pues bien, por increíble que resulte, las tentativas de hacerlo se han dado con mayor frecuencia de lo que podría imaginarse. Los fracasos, como era de esperar, también lo han hecho. Y de forma estrepitosa.
Puede que tú, como yo, hayas sido uno de esos ingenuos que creyeron que la igualdad era también aplicable al terreno de la atracción. Si has invertido tiempo y dinero en alguna de esas obras puede que, como yo, te hayas sentido defraudado.
Por suerte, las cosas han cambiado. En
Sex Code
nos hemos centrado en la atracción desde una perspectiva únicamente femenina. La mayoría de los consejos que encuentres en este libro se basan en el comportamiento real de las mujeres reales. Especialmente, aquel de lo que se conoce por «Tías Buenas» con las que tú y que yo nos encontramos a diario. Es por ello que nuestras técnicas y principios funcionan realmente
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Vamos a abordar muy pronto aquello que activa el mecanismo de atracción en la mujer. Sin embargo, antes de hacerlo debes entender que los seres humanos somos máquinas complejas, para los que rara vez se pueden encontrar respuestas simples.
A menudo no nos entendemos a nosotros mismos. Esto es algo que resulta particularmente cierto en el caso de las mujeres y que se acentúa más, si cabe, en lo referente a aquello que las atrae.
Si les preguntas, muchas de ellas te dirán que buscan ciertas cosas en un hombre, pero responderán a otras muy distintas. Ocurrirá aun cuando te contesten con sinceridad
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De forma también muy frecuente, se darán conflictos entre sus distintos deseos, necesidades y programaciones. De algún modo, existe esa imagen que ellas tienen de sí mismas a nivel consciente o superficial. Es la imagen de su persona que se ofrecen a sí mismas y, en algunos casos, también al resto del mundo. La programación social a la que están expuestas es, en gran medida, la responsable de dicho autoconcepto.
Sin embargo, esta imagen consciente que ellas tienen de sí mismas a menudo ignora las corrientes profundas de anhelos y deseos que, cuando se dan las circunstancias adecuadas, terminan por tener un efecto decisivo en su comportamiento.
Para entender cómo y de dónde provienen estas fuerzas y el origen de sus conflictos interiores entre sus diferentes impulsos, te vendrá bien conocer un poco la Teoría del Cerebro Triuno.
EL CEREBRO TRIUNO
Como ocurre con muchos otros objetos de estudio, la anatomía del cerebro se torna mucha más clara y llena de sentido cuando se estudia a la luz del proceso evolutivo que la originó. Adoptando esta perspectiva, el científico del cerebro Paul MacLean llegó a la conclusión de que el cerebro humano consta, por así decirlo, de tres capas o niveles:
Estos tres cerebros han evolucionado en el orden expuesto, y se han ido superponiendo el uno sobre el otro como las capas de una cebolla. Aunque están interconectados, pueden actuar con cierta independencia o imponerse unos a otros.
Por lo general, son las capas más antiguas las que controlan a las más modernas. La razón es que aquellas se encuentran bajo un control más directo de los genes, por lo que a estos les conviene conferirles una mayor autoridad.
Por eso, aunque te creas que tu comportamiento se basa en razonamientos que has llevado a cabo libremente, a menudo es tu intelecto el que trabaja para buscar argumentos y justificaciones de impulsos más primarios que encuentran su origen en tus cerebros más antiguos.
LAS FUNCIONES DE LOS TRES CEREBROS
En general, podríamos decir que los tres cerebros de los que hemos hablado se corresponden con tres inteligencias o formas distintas de enfrentarse al mundo y responder ante los retos de la vida cotidiana. Así, podríamos decir que:
LOS CONFLICTOS INTERIORES
El problema de estos tres cerebros es que son de naturalezas muy distintas y, a menudo, no se comunican o entienden demasiado bien. Es por ello que a veces hay cosas que rechazamos a un nivel pero aceptamos o nos atraen a otro.
Acaso una persona te caiga mal o no te guste su forma de pensar, pero no puedas evitar mirarla. Quizás algo te produzca pena, pero seas consciente de que debes hacerlo no obstante. O puede que estés intelectualmente comprometido con una actitud pacífica de calma pero, en ciertas situaciones, sufras raptos de ira, pánico o estrés. O que, en un momento de peligro, tu cerebro reptil te lleve a dar un salto o realizar cierto movimiento antes de que tus otros dos cerebros tengan siquiera la posibilidad de procesar lo que ocurre.
Todo esto son ejemplos de conflictos entre tus tres cerebros. Con toda seguridad has experimentado muchos más a lo largo de tu vida, por lo que no te costará trabajo imaginarte otros.
Además, como ya hemos dicho antes, en estos conflictos los cerebros más antiguos tienen las de ganar, al menos sin el entrenamiento adecuado. Si no me crees, piensa en lo difícil que te resulta dejar de mirar o pensar en una mujer que te atraiga sexualmente. O en lo mucho que te cuesta recuperar el estado de calma habitual cuando estás nervioso, asustado o estresado por algo que te acaba de ocurrir o está a punto de hacerlo. Y esto te sucederá aun cuando entiendas que te conviene sustituir por otras dichas reacciones
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LA ATRACCIÓN NO SE DA A NIVEL INTELECTUAL
Pues bien, mi querida Máquina de Supervivencia y Replicación de Cerebro Triuno, tengo noticias frescas para ti. Si quieres aprender a atraer a las mujeres, debes ser capaz de comunicarte con la parte más profunda de su persona. En otras palabras, debes empezar a comunicarte mejor y más directamente con sus mentes instintiva y emocional.
Esto es así porque la atracción se lleva a cabo sobre todo a estos dos niveles. De hecho, la mera conexión intelectual rara vez produce atracción en nuestro mundo. Y, si lo hace, esto ocurre de forma muy lenta.
Piénsalo. No importa cuánto estés de acuerdo con una persona ni cuán admirable te parezca su forma de pensar o sus razonamientos. Si se trata de una mujer mayor, flácida, arrugada y peluda, seguramente seguirás prefiriendo acostarte con esa vecinita que es gogó de discoteca.
Pues bien, a las mujeres tampoco las vas a convencer con argumentos de que se sientan atraídas por ti. La atracción la tienes que crear a nivel profundo, comunicándote con esas otras partes más profundas de ellas, de las que a menudo ni siquiera son conscientes.
EL CEREBRO COMO ORNAMENTACIÓN SEXUAL
Hemos dicho que la atracción no se da a nivel intelectual, pero ¿quiere eso decir que el cerebro no juega papel alguno en el cortejo de nuestra especie? Parece que lo cierto es, precisamente, todo lo contrario. No es ya que el cerebro humano resulte útil como reclamo sexual: es que, según parece, hay partes en él que no cumplen otra función.
En otras palabras, la evidencia apunta a que el cerebro en los humanos ha alcanzado grados de desarrollo completamente innecesarios si descartásemos su función procreadora. Vamos, que el cerebro se ha desarrollado en nuestra especie de manera similar a como lo ha hecho la cola del pavo real.
Son ya muchos los científicos que sostienen esto. Geoffrey Miller, en su libro
The Mating Mind
, lleva a cabo un profundo análisis de las funciones de nuestro cerebro y llega a dicha conclusión. Que, a diferencia de lo que ocurre en el caso del pavo real, en nuestra especie la ornamentación sexual ha evolucionado internamente. Y es en este sentido que el cerebro humano ha transcendido su función como herramienta de mera supervivencia para convertirse en ornamentación sexual.
CONFLICTO DE PROGRAMACIONES
Uno de los problemas de nuestra cultura es que, a menudo, nuestro programa social entra en conflicto directo con el genético. Así, se espera de los hombres que sean felices en una relación monógama y que las mujeres escojan como parejas a hombres que carecen de las cualidades necesarias para atraerlas.
Resulta, pues, natural que ambas programaciones entren en conflicto con frecuencia.
Como ya hemos visto no hace mucho, la mujer parte de una estrategia reproductiva, cuando no opuesta, sí al menos muy distinta de aquella del hombre.
Como es de esperar, su mecanismo de atracción también se activará de modo diferente. La gran pregunta es: ¿estamos ahora en condiciones de establecer qué es lo que atrae sexualmente a las mujeres?
De momento ya hemos anticipado que, cuando se trata de reproducirse, a los genes de la mujer les interesa obtener sobre todo tres cosas
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La idea es que estos puedan obtener el mayor número posible de excelentes alineaciones. Como es lógico, las probabilidades de que esto ocurra aumentarán si los genes de la mujer se alinean con alineaciones exitosas. Por otra parte, también lo harán tanto si ella como su descendencia se benefician de una situación particularmente ventajosa. Resultará crucial, asimismo, que la mujer cuente con asistencia y protección por parte del hombre.
En principio, pues, es de esperar que estas tres cosas generen algún tipo de atracción en la mujer. Por otra parte, no hay razón para descartar que, si una mujer solo encuentra una o algunas de ellas en un hombre, trate consciente o inconscientemente de obtener aquello que le falta de otro distinto.
VSR: VALOR DE SUPERVIVENCIA Y REPLICACIÓN
Si pudiésemos resumir todo aquello que atrae a la mujer en un solo concepto, ¿cuál elegiríamos?
Te recomiendo que le eches un vistazo al siguiente: VSR. VSR quiere decir, simplemente, Valor de Supervivencia y Replicación. En otras palabras, las garantías que puede ofrecer un hombre a los genes de la mujer de sobrevivir y replicarse. Ahora y en el futuro.