365 días para ser más culto (28 page)

En 1992, 359 años después del juicio a Galileo, el papa Juan Pablo II creó una comisión que reconoció la valentía del científico y pidió perdón públicamente por haberlo castigado.

Georg Friedrich Haendel

I
ncorregiblemente sociable y cosmopolita, Georg Friedrich Haendel (1685-1759) fue, junto a Johann Sebastian Bach, el mejor compositor del Barroco tardío. Nació en 1685 en el pequeño pueblo alemán de Halle, en el seno de una familia católica, y escribió sus dos primeras óperas antes de cumplir los 20 años. Luego comenzó a componer brillantes piezas corales en latín para la liturgia católica.

Entre 1707 y 1711 pasó una temporada en el norte de Italia, codeándose con los grandes compositores italianos Antonio Vivaldi, Arcangelo Corelli y Domenico y Alessandro Scarlatti, cuyo sentido de la melodía le influyó enormemente. Abandonó Italia para aceptar un puesto en la corte del elector de Hannover (que resultó ser además heredero de la corona británica), al que convenció para que le diera un año de excedencia para viajar a Londres. Una vez allí, Haendel comenzó a popularizar la ópera entre el público inglés.
Rinaldo
(1711) fue la primera composición de este tipo que escribió expresamente para esta ciudad y, pese a estar en italiano, tuvo un inmenso éxito. Muchas otras la siguieron:
Acis y Galatea
(1718),
Radamisto
(1720) y
Julio César
(1724), entre otras. Estas obras le convirtieron en el rey de la recién inaugurada Real Academia de la Música, en la que se han representado las mejores óperas en Inglaterra.

Cuando el elector de Hannover llegó al fin a Londres, en 1717, para coronarse como Jorge I, a Haendel le preocupó que el nuevo monarca estuviera enfadado porque se había pasado más tiempo en Londres que en la ciudad alemana. Según cuenta la leyenda, compuso su famosa
suite Música acuática
para recuperar el favor del rey; cuando éste tuvo noticia del brillante músico en que se había convertido, le dobló el salario.

Durante sus últimos años en Inglaterra, cambió su foco de interés de la ópera al oratorio, un género teatral que sin embargo no se llevaba a escena, para solista, coro y orquesta, generalmente de contenido religioso. Compuso más de 30 antes de morir. A su dilecto
El Mesías
(estrenado en 1742) le siguieron
Sansón
(1743),
Sémele
(1744),
Salomón
(1749) y otros. Falleció en Londres en 1759.

El escepticismo

A
lguna vez has tenido un sueño, Neo, que hayas creído que era real? ¿Qué pasaría si no pudieses despertar de ese sueño? ¿Cómo podrías discernir la diferencia entre el mundo de los sueños y el mundo real?»

M
ORFEO
, en
Matrix

¿Es usted parte de una simulación informática? ¿Cómo lo sabe? Parece que tiene entre sus manos un libro real hecho de papel real, pero ¿cómo sabe que eso no se debe a que un ordenador le está diciendo a su cerebro que experimente la sensación de tener en las manos un libro real hecho de papel real? ¿Cómo está tan seguro de que puede fiarse de las experiencias en lo que usted llama el mundo real?

Este dilema es conocido como el problema del escepticismo sobre el mundo exterior. De una forma más general, el escepticismo es cualquier conjunto de afirmaciones o argumentos filosóficos que tratan de socavar nuestra fe en un conjunto de conocimientos cualesquiera. Un escéptico es alguien que emplea este tipo de argumentos para socavar nuestra fe en aquello que creemos conocer.

Ésta es otra forma de escepticismo: ¿cómo sabe que el resto de la gente piensa, siente, vive? Actúan como si lo hicieran. Y si les pregunta, responderán que sí. Pero ¿cómo sabe que están diciendo la verdad? Cualquier intento de probar que el resto de las personas son seres pensantes Puede ser redirigido para demostrar que en realidad son robots muy avanzados.

Muchos filósofos han asegurado haber resuelto el problema del escepticismo sobre el mundo exterior y el resto de los seres pensantes. Pero otros han admitido su derrota.

Jasidismo

E
l movimiento jasídico fue fundado por el rabino Israel ben Eliezer (1700-1760), conocido como el Besht o Baal Shem Tov (Maestro del Buen Nombre), a mediados del siglo XVIII.

Las creencias fundamentales de los judíos jasídicos son el panteísmo y el devekut. El primero asegura que Dios está presente en todas las cosas naturales. Esto provoca mucha tensión en el seno del judaísmo porque entra en conflicto con la creencia general de que Dios no tiene presencia física alguna. El
devekut
es el estado de comunión extático con Dios, al alcance de todos los jasídicos.

Durante sus viajes por Polonia y Ucrania, el Besht insistía en que la comunión emocional con Dios y el amor por los hermanos judíos era más importante que el conocimiento preciso de la Torá. Daba gran importancia a la oración de corazón en contraposición con el estudio de los textos sagrados.

El jasidismo se extendió rápidamente por el este de Europa durante el siglo XVIII, encontrando oposición a sus creencias allá donde fuera. Pese a ello se formaron varias sectas a medida que distintos grupos se fueron adhiriendo a las enseñanzas particulares de distintos
rebbes
o líderes espirituales. El movimiento prosperó hasta la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Tras la ejecución de gran parte de este grupo, acompañada por la destrucción de sus hogares y ciudades, los judíos jasídicos emigraron a Israel o Estados Unidos.

Hoy en día se los puede identificar fácilmente por su forma de vestir. Aunque sus atuendos difieren entre sectas, la mayoría de los hombres llevan un abrigo negro largo, un cinturón de oración, un sombrero negro y unos hilos blancos llamados
tzitzit
que cuelgan de sus ropas a la altura de la cintura. Además, no les está permitido afeitarse las patillas, por lo que muchos llevan tirabuzones (llamados
payot
) y barba. Las obligaciones para las mujeres son menos homogéneas pero también muy exigentes. Deben llevar faldas recatadas y manga larga, y las casadas deben cubrirse el pelo.

Los judíos jasídicos eligieron vestir así para conservar tantas costumbres del siglo XVIII como pudieran. Creen además que es importante destacarse de la sociedad secular y tener la apariencia de ser judíos. De esta forma un grupo que en su tiempo fue muy radical, hoy en día resulta bastante conservador.

La Reconquista

C
asi justo después de que el califato musulmán conquistara España en el año 718 d. C., la Europa cristiana empezó a tramar la forma de recuperar la Península. Les costó cerca de 800 años de guerras intermitentes, pero la Reconquista terminó por triunfar en 1492, cuando el último bastión moro en la Península, la gran fortaleza de Granada, cayó en manos de los reyes españoles Fernando e Isabel. Pero los moros, que así se conocía a los musulmanes de España, dejaron tras de sí un fuerte legado cultural a las actuales naciones de España y Portugal.