s
. Miserable cuya defectuosa
vista le hace ver las cosas como son y no como debieran ser. Los
escitas acostumbran arrancar los ojos a los cínicos para mejorarles
la visión.
s
. Lugar donde se permite a
caballos, «ponies» y elefantes contemplar a los hombres, mujeres y
niños en el papel de tontos.
s
. Repetición errónea de palabras
ajenas.
s
. Instrumento de tortura
manejado por un ejecutor con algodón en los oídos. Hay instrumentos
peores que un clarinete: dos clarinetes.
s
. Ladrón rico.
s
. Hombre que se encarga de
administrar nuestros negocios espirituales, como método de
favorecer sus negocios temporales.
s
. Una de las Nueve Musas. La
función de Clio era presidir la Historia. Lo hizo con gran
dignidad. Muchos de los ciudadanos prominentes de Atenas ocuparon
asientos en el estrado cuando hablaban los señores Jenofonte,
Herodoto y otros oradores populares.
adj
. Dícese del que en una
emergencia peligrosa piensa con las piernas.
s
. Número que expresa la
cantidad de veces que una suma de dinero perteneciente a una
persona está contenida en el bolsillo de la otra; la cifra exacta
depende de la capacidad del bolsillo.
s
. Legumbre familiar comestible,
similar en tamaño e inteligencia a la cabeza de un hombre. La col
deriva su nombre del príncipe Colius, que al subir al trono nombró
por decreto un Supremo Consejo Imperial formado por los ministros
del gabinete anterior y por las coles del jardín real. Cada vez que
una medida política de Su Majestad fracasaba rotundamente, se
anunciaba con toda solemnidad que varios miembros del Supremo
Consejo habían sido decapitados, y con esto se acallaban las
murmuraciones de los súbditos.
s
. Parte del espinazo de un animal
que ha trascendido sus limitaciones naturales para llevar una
existencia independiente en un mundo propio. Salvo en el estado
fetal, el hombre carece de cola, privación cuya conciencia
hereditaria se manifiesta en los faldones de la levita masculina y
la «cola» del vestido femenino, así como en una tendencia a adornar
esa parte de su vestimenta donde debería estar —indudablemente
estuvo alguna vez— la cola. Esta tendencia es más observable en la
hembra de la especie, en quien ese sentimiento ancestral es fuerte
y persistente. Los hombres coludos que describe Lord Monboddo son,
según se cree ahora, el producto de una imaginación
extraordinariamente susceptible a influencias generadas en la edad
dorada de nuestro pasado piteco.
v
.
i
. Realizar sucesivamente (y
con éxito) las funciones de la masticación, salivación y
deglución.
—Me encontraba en mi salón, gozando de la cena… —dijo un
día BriSavarin, comenzando una anécdota.
—¡Qué! —interrumpió Rochebriant— ¿Cenando en el salón?— Le
ruego observar, señor, —explicó el gran gastrónomo—, que yo no dije
que estaba cenando, sino gozando de la cena. Había cenado una hora
antes.
s
. Especie de transacción en
que A roba a B los bienes de C, y en compensación B sustrae del
bolsillo de D dinero perteneciente a E.
adj
. Dícese de lo que es
bueno para comer, y fácil de digerir, como un gusano para un sapo,
un sapo para una víbora, una víbora para un cerdo, un cerdo para un
hombre, y un hombre para un gusano.
v
.
t
. Poner los cimientos para
una superestructura de imposiciones.
s
. El que con pleno
conocimiento de causa se asocia al crimen de otro; como un abogado
que defiende a un criminal, sabiéndolo culpable. Este punto de
vista no ha merecido hasta ahora la aprobación de los abogados,
porque nadie les ofreció honorarios para que lo
aprobaran.
adj
. Provisto de un aro en
el tobillo para sujetar la cadena y los grilletes.
s
. Arreglo de intereses en
conflicto que da a cada adversario la satisfacción de pensar que ha
conseguido lo que no debió conseguir, y que no le han despojado de
nada salvo lo que en justicia le correspondía.
s
. La elocuencia del
poder.
v
.
r
. Demostrar que el luto es
un mal menor que la simpatía.
s
. Alguien que le pone a
usted la mano en su bolsillo, la lengua en su oído, y la fe en su
paciencia.
s
. Aquél a quien A confía los
secretos de B, que le fueron confiados por C.
s
. Estado de ánimo producido por
la contemplación de la desgracia ajena.
s
. Cortesía de la
envidia.
s
. Grupo de hombres que se
reúnen para abrogar las leyes.
s
. Especialista que sabe todo
acerca de algo, y nada acerca de lo demás. Se cuenta de un viejo
ebrio que resultó gravemente herido en un choque de trenes; para
revivirlo, le vertieron un poco de vino sobre los labios.
«Pauillac, 1873», murmuró, y expiró.
s
. Persona a quien conocemos lo
bastante para pedirle dinero prestado, pero no lo suficiente para
prestarle. Grado de amistad que llamamos superficial cuando su
objeto es pobre y oscuro, e íntimo cuando es rico y
famoso.
s
. La más pequeña de las monedas
en curso.
adj
. Dícese del estadista
enamorado de los males existentes, por oposición al liberal, que
desea reemplazarlos por otros.
s
. En política americana, persona
que no habiendo podido obtener un cargo público por elección del
pueblo, lo consigue del gobierno a condición de abandonar el
país.
v
.
l
. Requerir la aprobación de
otro para tomar una actitud ya resuelta.
s
. Batalla en que la saliva
o la tinta reemplazan al insultante cañonazo o la desconsiderada
bayoneta.
adj
. Equivocado a voz en
cuello.
s
. Fruto de una flor llamada
Palacio.
s
. Lugar de retiro para las
mujeres que desean tener tiempo libre para meditar sobre el vicio
de la pereza.
s
. Feria donde se exhibe la
mercancía mental menuda, y donde cada exhibidor está demasiado
preocupado en arreglar sus artículos como para observar los del
vecino.
s
. Bomba muscular automática que
hace circular la sangre. Figuradamente se dice que este útil órgano
es la sede de las emociones y los sentimientos: bonita fantasía que
no es más que el resabio de una creencia antaño universal. Sabemos
ahora que sentimientos y emociones residen en el estómago y son
extraídos de los alimentos mediante la acción química del jugo
gástrico. El proceso exacto que convierte el bistec en un
sentimiento (tierno o no, según la edad del animal); las sucesivas
etapas de elaboración por las que un emparedado de caviar se
transmuta en rara fantasía y reaparece convertido en punzante
epigrama; los maravillosos métodos funcionales de convertir un
huevo duro en contrición religiosa o una bomba de crema en suspiro
sensible: todas estas cosas han sido pacientemente investigadas y
expuestas con persuasiva lucidez por Monsieur Pasteur. (Ver también
mi monografía «Identidad Esencial de los Afectos Espirituales con
Ciertos Gases Intestinales Liberados en la Digestión» págs. 4 a
687). En una obra titulada según creo Delectatio Demonorum (Londres
1873) esta teoría de los sentimientos es ilustrada de modo
sorprendente; para más información se puede consultar el famoso
tratado del profesor Dam sobre «El amor como producto de la
Maceración Alimentaria».
s
. Ceremonia de investir a un
soberano con los signos externos y visibles de su derecho divino a
ser volado hasta el cielo por una bomba.
s
. Malhechor que
nos hace escribir tonterías. Afortunadamente el linotipista las
vuelve ininteligibles.
s
. Ingenioso artificio para
obtener ganancia individual sin responsabilidad
individual.
s
. Político de los
mares.
s
. Cadena de los
libres.
s
. Violín de alto precio
fabricado en Connecticut.
s
. El que cree que el Nuevo
Testamento es un libro de inspiración divina que responde
admirablemente a las necesidades espirituales de su vecino. El que
sigue las enseñanzas de Cristo en la medida que no resulten
incompatibles con una vida de pecado.
s
. Persona que se jacta de lo
difícil que es satisfacerlo, porque nadie pretende
satisfacerlo.
s
. Antiguo símbolo religioso cuya
significación se atribuye erróneamente al más solemne
acontecimiento en la historia de la Cristiandad, pero que en
realidad es anterior en milenios. Muchos la han creído idéntica a
la «crux ansata» del viejo culto fálico, pero su origen se ha
rastreado mucho más lejos, hasta los ritos de los pueblos
primitivos. En nuestros días tenemos la Cruz Blanca, símbolo de
castidad y la Cruz Roja, emblema de benévola neutralidad en tiempos
de guerra.
s
. Representación en dos
dimensiones de un aburrimiento que tiene tres.
s
. Edificio en que los soldados
disfrutan de parte de lo que profesionalmente despojan a
otros.
(Expresión latina). ¿De qué me
serviría, «a mí»?
s
. El llamado dios del amor. Esta
creación bastarda de una bárbara fantasía fue indudablemente
infligida a la mitología para que purgara los pecados de sus
dioses. De todas las concepciones desprovistas de belleza y de
verdad, esta es la más irracional y ofensiva. La ocurrencia de
simbolizar el amor sexual mediante un bebé semiasexuado, de
comparar los dolores de la pasión con flechazos, de introducir en
el arte este homúnculo gordito para materializar el sutil espíritu
y la sugestión de una obra, todo esto es digno de una época que,
después de darlo a luz, lo abandonó en el umbral de la
posteridad.
s
. Reprensible cualidad de la
mente femenina. El deseo de saber si una mujer es, o no, víctima de
esa maldición, es una de las pasiones más activas e insaciables del
alma masculina.
s
. Alto dignatario de la Iglesia
Católica Romana, que tiene la importante función de estampar sobre
las bulas papales las palabras «Datum Romae». Goza de un sueldo
principesco y de la amistad de Dios.
s
. Lo que nos impulsa
inflexiblemente en la dirección del lucro, por la vía del
deseo.
v
.
t
. Tener (y conservar) una
deuda. Antiguamente la palabra no significaba deuda sino posesión;
en la mente de muchos deudores existe todavía una gran confusión
entre ambas cosas. (En inglés «to owe» (deber, adeudar) y «to own»
(poseer) se pronuncian de modo parecido).
s
. Facultad innata de la mujer
tiránica que le permite dominar al macho de la especie, sujetándolo
a su voluntad y paralizando sus energías rebeldes.
s
. Serie de diez mandamientos:
número suficiente para permitir una selección inteligente de los
que se quiere observar.
v
.
t
. Sucumbir a la
preponderancia de un grupo de influencias sobre otro grupo de
influencias.
v
.
i
. Cambiar bruscamente de
opinión y pasarse a otro bando. La defección más notable de que
haya constancia es la de Saulo de Tarso, quien ha sido severamente
criticado como tránsfuga por algunos de nuestros periódicos
políticos.
adj
. Menos admirable que sus
antepasados. Los contemporáneos de Homero eran notables ejemplos de
degeneración; hacían falta diez de ellos para alzar una roca o
promover un motín que cualquier héroe de la guerra troyana habría
alzado o promovido con facilidad.
s
. Una de las etapas del
progreso moral y social que lleva de la humilde condición privada
al privilegio político.
s
. El desayuno de un
norteamericano que ha estado en París. Hay varias
pronunciaciones.
s
. Pariente de un funcionario.
El delegado es, por lo general, un bello joven con una corbata roja
y un intrincado sistema de telarañas que bajan de su nariz a su
escritorio. Cuando el ordenanza lo golpea accidentalmente con la
escoba, despide una nube de polvo.
s
. Acto de examinar el
propio pan para saber de qué lado tiene manteca.
s
. Prestidigitador que nos pone
una clase de metal en la boca y nos saca otra clase de metal del
bolsillo.
adj
. Dícese del que confía
en la generosidad de otro cuando no puede abusar de sus
temores.
s
. Autoridad legítima para ser,
hacer o tener; verbigracia el tener derecho a ser rey, hacer
trampas al prójimo o tener el sarampión.
s
. Reparación sin
satisfacción. Entre los anglosajones, el súbdito que se creía
ofendido por el rey, y demostraba la ofensa, podía azotar una
imagen de bronce del ofensor con una vara que luego era aplicada a
su espalda desnuda. Este rito era oficiado por el verdugo, lo que
garantizaba que el ofendido eligiese una vara de tamaño
razonable.
s
. Enfermedad que se contrae
al exponerse a la prosperidad de un amigo.
s
. Don que otorga Dios a los
deudores, para compensarlos por su falta de conciencia.
s
. Celebrar con una
ceremonia apropiada la madurez de una orden.
s
. Borde plateado de una
nube de servidumbre.
s
. Mujer que tiene a su
espalda una brillante perspectiva de felicidad.
s
. Sentimiento que experimenta
un hombre prudente ante un enemigo demasiado temible para hacerle
frente sin peligro.
s
. Justificación del crimen de
un tirano; pretexto del fracaso de un imbécil.
adj
. Perteneciente a cierto
orden arquitectónico también llamado Americano Normal. La mayoría
de los edificios públicos de los Estados Unidos pertenecen al Orden
Desvencijado. Los recientes agregados a la Casa Blanca de
Washington pertenecen a Theodórico orden eclesiástica de los
dorios… Son muy hermosos y cuestan un centenar de dólares por
ladrillo.
v
.
t
. Arrestar a alguien acusado
de conducta insólita. «Dios hizo el mundo en seis días y se detuvo
el séptimo» (Versión No Autorizada de la Biblia)
s
. Reverencia por el Ser
Supremo basada en su presunta semejanza con el hombre.
s
. Ingenioso sustituto de la
cadena y el látigo del negrero.
s
. Período de veinticuatro horas en
su mayor parte desperdiciado. Se divide en el día propiamente dicho
y la noche o día impropiamente dicho; el primero se consagra a los
pecados financieros y la segunda a los otros pecados. Estas dos
clases de actividad social se complementan.
s
. Tabique muscular que separa
los trastornos del tórax de los trastornos intestinales.
s
. Pronóstico de enfermedad
que realiza el médico tomando el pulso y la bolsa del paciente. (
En inglés hay un juego de palabras: «the patient's pulse and
purse»)
s
. Mineral que suele
encontrarse debajo de un corset. Soluble en solicitato de
oro.
s
. Señal que se da a los soldados
dormidos para que dejen de soñar con campos de batalla, se levanten
y pongan en fila las narices para ver si falta alguna.
s
. Registro cotidiano de
aquellos episodios de la vida que uno puede contarse a si mismo sin
sonrojo.
s
. Perverso artificio
literario que paraliza el crecimiento de una lengua además de
quitarle soltura y elasticidad. El presente diccionario, sin
embargo, es una obra útil.
s
. Mandatario de un país que
prefiere la pestilencia del despotismo a la plaga de la
anarquía.
v
.
t
. Atribuir maliciosamente a
otro vicios que no hemos tenido la oportunidad ni la tentación de
practicar.
v
.
t
. Decir mentiras sobre otro.
Decir verdades sobre otro.
s
. Conversión de vituallas en
virtudes. Cuando el proceso es imperfecto, nacen vicios en lugar de
virtudes. De esta circunstancia infiere maliciosamente el doctor
Jeremiah Blenn que las damas son las que más sufren de
dispepsia.
s
. El primero y más notable de
los experimentos de bautismo, que lavó todos los pecados (y los
pecadores) del mundo.
s
. Bien que no nos sirve de nada
hasta que nos separamos de él. Indicio de cultura y pasaporte para
una sociedad elegante. Posesión soportable.
s
. Arte de mentir en nombre
del país.
v
.
t
. Señalar los aspectos
en que una persona o cosa es, si cabe, más criticable que en
otros.
v
.
i
. Sentar las bases para
una ofensa futura.
s
. Método de confirmar a los
demás en sus errores.
v
.
t
. e i. Poner camisa limpia
al carácter.
s
. Único bien que los ricos
permiten conservar a los pobres.
v
.
t
. Proponer a otro un error
mucho más grande que el que está por cometer.
s
. Cualquier clase de
entretenimiento cuyas incursiones se detienen, por simple tristeza,
a corta distancia de la muerte.
s
. Estado de ánimo ingrato, que
puede tener una base física, o ser puramente mental y causado por
la felicidad ajena.
s
. Joven del sexo desagradable,
de conducta imprevisible y opiniones que incitan al crimen. El
género tiene una amplia distribución geográfica: se encuentra a la
doncella dondequiera se la busque, y se la deplora dondequiera se
la encuentre. No es totalmente ingrata a la vista ni (prescindiendo
de su piano y de sus ideas) insoportable al oído, aunque en punto a
belleza es netamente inferior al arco iris, y en lo que toca a su
parte audible no admite comparación con el canario, que por
añadidura es más portátil. Dos veces, adv. Una vez de
más.
s
. Soldado que une el arrojo a la
calma en proporciones tan iguales, que avanza a pie y huye a
caballo.
s
. Dícese del que adapta
obras del francés.
s
. Sacerdotes de una antigua
religión céltica, que no desdeñaban la humilde ofrenda del
sacrificio humano. En la actualidad se sabe muy poco de los druidas
y de su fe. Plinio dice que su religión, originada en las Islas
Británicas, se extendió hacia el este hasta Persia. César afirma
que los que deseaban estudiar sus misterios iban a Britania. El
propio César fue a Britania, pero no parece haber obtenido una
posición muy elevada en la Iglesia Druídica, a pesar de su talento
en materia de sacrificios humanos. Los druidas practicaban sus
ritos en los bosques, y no sabían nada de hipotecas eclesiásticas,
ni del sistema de abono pago a un reclinatorio del templo. Eran, en
suma, paganos e inclusive, según un distinguido prelado de la
iglesia anglicana, disidentes.
s
. Ceremonia solemne previa a la
reconciliación de dos enemigos. Para cumplirla satisfactoriamente,
hace falta gran habilidad; si se practica con torpeza, pueden
sobrevenir las más imprevistas y deplorables consecuencias. Hace
mucho tiempo, un hombre perdió la vida en un duelo.