El tercer brazo (22 page)

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Authors: Jerry Pournelle Larry Niven

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: El tercer brazo
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—¿Parte divertida?

—Durante las siguientes dos semanas tendremos esta nave prácticamente sólo para nosotros dos. La nave de suministro no es la única que Bury ordenó que le encontrara en este punto. Tiene una nave hospital que haría que a los médicos de la Marina se les hiciera la boca agua. En unas tres horas, Horace, el Virrey y Buckman van a subir a bordo del Misericordia de Alá, y para cuando lleguemos a Nueva Irlanda serán hombres nuevos.

—Vaya. ¿No estás incluido tú? —Renner sonrió.

—¿Qué pasa, no te gusta el viejo?

—Bueno, mi opinión consta oficialmente, pero no me parece muy justo.

—¿Y quién te haría compañía? En realidad, me reconstruyeron poco antes de que fuéramos a la Compra. Habrá tiempo para los retoques cuando nos encontremos en órbita y me halle libre de servicio de navegación. Pero estaremos bastante solos con el personal la mayor parte del trayecto a Nueva Irlanda.

—Supongo que es mejor así. No estoy segura de querer estar junto a un Kevin Renner con más energía de la que ya tienes.

NUEVA CALEDONIA: Sistema estelar situado detrás del Saco de Carbón con una estrella primaria F8 catalogada como Murcheson A. La lejana binaria, Murcheson B, no forma parte del sistema de Nueva Caledonia. Murcheson A tiene seis planetas en cinco órbitas, con cuatro interiores, un vacío relativamente ancho que contiene los restos de un planeta no formado, y dos exteriores en una relación troyana. Los cuatro interiores se llaman Conchobar, Nueva Irlanda, Nueva Escocia y Fomor, en su orden a partir del sol, que localmente se conoce como Cal, o Viejo Cal, o el Sol. Los dos del centro están habitados, ambos terraformados por los científicos del Primer Imperio después de que Jasper Murcheson, que estaba emparentado con Alejandro IV, persuadiera al Consejo de que el sistema de Nueva Caledonia sería el sitio adecuado para establecer una Universidad Imperial. Ahora se sabe que el principal interés de Murcheson era tener un planeta habitado cerca de la supergigante roja conocida como el Ojo de Murcheson, y que al no quedar satisfecho con el clima de Nueva Irlanda, también demandó la terraformación de Nueva Escocia.

Fomor es un planeta relativamente pequeño casi sin atmósfera y con pocos rasgos interesantes. Sin embargo, posee diversos hongos que biológicamente están relacionados con otros hongos encontrados en el sector del Trans-Saco de Carbón.

Los dos planetas exteriores ocupan la misma órbita y se llaman Dagda y Míder, siguiendo con la nomenclatura mitológica celta del sistema. Dagda es un gigante gaseoso, y el imperio mantiene estaciones de combustible en sus dos lunas, Angus y Brigit. A las naves comerciales se les advierte que Brigit es una base de la Marina a la que no pueden aproxiniarse sin autorización.

—Algo que no tendremos que hacer gracias a la nave de suministro de Bury —comentó Renner, borrando la pantalla—. Somos autosuficientes todo el trayecto hasta Nueva Irlanda.

NUEVA IRLANDA: Segundo planeta del sistema de Nueva Caledonia. Nueva Irlanda fue terraformado por los científicos del Primer Imperio bajo la influencia de Jasper Murcheson, y fue el emplazamiento original de la división de la Universidad Imperial en el Trans-Saco de Carbón hasta que el campus se trasladó a Nueva Escocia.

Las áreas habitables de Nueva Irlanda son comparativamente pequeñas y están confinadas a las zonas templadas adyacentes al único mar importante. El clima en la zona habitable es cálido y agradable. La tierra es fértil y hay pocos insectos u otros predadores. Las producciones de las cosechas son altas.

Nueva Irlanda se unió a los Secesionistas y continuó la guerra mucho después de que tanto Nueva Irlanda como Nueva Escocia hubieran quedado aislados de sus respectivos aliados.

Desde la destrucción sufrida durante las Guerras de Secesión se ha reconstruido poca industria. En un principio se debió a la oposición de Nueva Escocia, pero aparentemente en la actualidad es por propia decisión del Parlamento Neoirlandés. Por lo tanto, Nueva Irlanda sigue siendo un planeta atrasado, con el turismo como la mayor fuente de ingresos de divisas.

Nueva Irlanda, y en particular la región conocida como Derry, es un lugar muy solicitado por las tripulaciones de la Marina Imperial para disfrutar de sus permisos en tierra.

El salón B del
Simbad
era una plataforma añadida y tenía forma de haba. Ruth Cohen había hecho transparente la pared. Andrew Mercer la encontró leyendo una pantalla, con las estrellas centelleando a su alrededor y el Saco de Carbón a su espalda. La negrura en la otra dirección era el lado nocturno de Nueva Irlanda.

Había estado observando el Saco de Carbón de manera intermitente desde que el Simbad arribara al sistema de Nueva Cal. Prefería no reconocer que la vista le ponía incómodo. La vasta mancha negra se extendía a través de treinta grados de cielo con la forma de un hombre encapuchado con un respladeciente ojo rojo. El Ojo de Murcheson, la supergigante roja, tenía una mota amarilla: la Paja. Y Ruth era una niña en brazos del Hombre Encapuchado, su cara espectralmente iluminada desde abajo por la pantalla de la computadora.

Mercer se situó a su lado para mirar por encima del hombro de ella.

—Saludos, Su Alteza —dijo Ruth.

—No hasta dentro de dos horas más. No seré Virrey hasta que aterricemos.

—Pero lleva tres semanas en el sistema de Nueva Cal. Y sé que ha estado leyendo informes y transmitiendo instrucciones.

Mercer se encogió de hombros.

—Dos de ellas las pasé en manos del genio de Bury. —Se irguió—. ¿Parezco distinto?

—De hecho, sí. No mucho, pero lo noto. Me pregunto cuánto mantendrá Bury la Misericordia aquí.

—Tengo entendido que un tiempo. Planea ciertos retoques. ¿No piensa pasar usted por el tanque?

—Puede que lo haga una vez que nos establezcamos. No es una oportunidad que tendré muy a menudo. Así que mañana es el gran día. ¿Por qué Nueva Irlanda en vez de Nueva Escocia?

—En realidad, fue sir Kevin quien lo sugirió. Después de meditarlo, me pareció una buena idea llevar a cabo la instalación formal en Nueva Irlanda. Curaría las viejas heridas. Es dejar que los neoirlandeses sepan que son aceptados. Aun cuando no pueda empezar a trabajar hasta que lleguemos a Nueva Escocia.

—Bueno, Trujillo llegó aquí primero.

—¿Eh?

Ruth retrocedió hasta el comienzo del artículo. Mercer leyó por encima de su hombro.

Fecha: 32 del mes diez, 3047. Derry, Nueva Irlanda. Mei-Ling Trujillo. Su Alteza llega mañana. No sólo se trata de la primera visita oficial de un Virrey Imperial a Nueva Irlanda desde que terminaran las guerras, sino que Arthur Calvin Mercer se instalará formalmente como Virrey para los Dominios de Su Majestad Más Allá del Saco de Carbón en el edificio del Parlamento de Nueva Irlanda.

Está claro que el gobierno espera que el acto sea un gran acontecimiento y se ha esforzado al máximo por traer a invitados oficiales como testigos del suceso. Habrá tres días de festivo oficial. La sucursal de Nueva Cal de la Asociación Imperial de Comerciantes ha preparado fuegos artificiales y paga un banquete de un día entero.

No hay duda de que entre la gente más importante de Nueva Irlanda el evento será el espectáculo más grande desde que el
Terrible
bombardeó Derry y terminó con la secesión de Nueva Irlanda hace ochenta años.

En la ceremonia de mañana, la Flota estará representada por tres naves, siendo la más grande un crucero ligero. Parece que ninguna otra de las que hay en los astilleros de Nueva Escocia se halla en buen estado para la navegación espacial. Cuando Su Alteza haya tenido suficiente de pompa y ceremonia y desee ponerse a trabajar, podría empezar por investigar los registros del superintendente de los astilleros.

Mientras tanto, para la mayoría de los habitantes de Nueva Irlanda todo sigue como de costumbre en sus inusuales negocios.

Durante cincuenta y seis años la provincia de Derry ha sido visitada por el personal de la Marina en sus permisos de tierra. No siempre fueron bienvenidos; pero siempre han sido la fuente del dinero, y éste cura muchas heridas. En la actualidad Derry es famosa por la calurosa acogida que les da.

Las cicatrices de la visita del
Terrible
hace tiempo que han desaparecido. Por doquier en el planeta la mayor parte de la cuidadosa terraformación de Murcheson también ha desaparecido, dejando vastas regiones desérticas. Pero desde la cima del Risco del Romance, Derry sigue pareciendo una tierra de cultivo que se extiende kilómetros en todas las direcciones. La ciudad no es una masa única; alarga brazos por las crestas de las colinas, con la tierra de cultivo abajo.

En las calles es muy distinto…

Las prostitutas tienen un aspecto sano. Interrogue a varias, y siempre tuve la sensación de que se reían de mí. Incorruptas. Parte de la respuesta radica en que jamás fui capaz de encontrar a una por dos veces. «Venimos en un viajecito de un día, y quizá ganamos algo de dinero. Luego es regresar al trabajo con los cerdos y el maíz», me contó Deirdre.

Ella sabe quién es su padre. Jaynisse no. Las dos consideraron que era una pregunta extraña.

Si caminan por las calles de Derry descubrirán que no hay ningún burdel, aunque hay manzanas enteras de hoteles que proporcionan cuartos por noche o por horas. La mayoría dispone de un servicio de habitaciones espléndido.

Se estima que el técnico espacial medio se dejará tres meses de paga en Derry. Si en ello incluyen a los suboficiales, el hombre medio de la Marina se gasta aquí casi mil ochocientas coronas. A propósito, es una media bastante alta. La gente de la Marina ahorra para sus visitas, pero también juega mucho.

Los hombres de la Marina —no he encontrado a ninguna mujer que reconozca estar interesada en Derry— tienden a gastar en exceso, pero no todo es vino y mujeres. «Yo siempre voy al Palacio del Sueño —me contó el guardamarina al que llamaré Carlos Meredith—. Te dejan llevar tus propios cassettes de juego, interconectarlos y jugar con los nativos. A los lugareños les encanta cualquier cosa nueva de Esparta. Por lo general, yo gano el primer día.»

Luego encuentra a una chica, se va a dormir y vuelve al día siguiente y pierde lo que le queda. «Los nativos son bastante rápidos con un juego nuevo.»

Ruth alzó la vista hacia Mercer.

—Hay más, pero aquí está lo importante. —Fue hasta el final del archivo.

Tienen mucho de lo que preocuparse en la Residencia Oficial del Gobernador, pero en la Flota sólo hay un tema de conversación. ¿El nuevo Virrey cerrará definitivamente Derry?

—Bali —musitó Mercer.

—¿Señor? —preguntó Ruth.

—No puede hablar en serio. Ningún columnista podría ser lo bastante torpe como para creer que mi primera orden sería la de clausurar la única cosa que hace que el servicio en el bloqueo resulte tolerable.

—Oh.

—No habrá mucho trabajo para usted aquí —indicó Mercer—. No hay Exteriores por ninguna parte, y no veo cómo el Servicio Secreto podrá descubrir más de la Paja. Quizá encuentre una intriga en Nueva Irlanda.

—Puede que no sea tan gracioso. Ya no hay muchos en activo, pero la Alianza Rebelde aún existe, ¿sabe?

—Le tiraron una bomba al Gobernador Smelev. Pero eso fue hace veinte años. Creo que lo peor de lo que tenemos que preocuparnos en Nueva Irlanda es de quedarnos demasiado rezagados de nuestras oportunidades.

El intercom salvó a Ruth de tener que responder.

—Por fin han llamado —anunció la voz de Renner—. Todo el personal, preparado. Ruth, ven aquí. No sabes cómo robar una nave espacial hasta que eres capaz de aterrizar una.

Las ceremonias de inauguración habían comenzado al mediodía y duraron seis horas. Los famosos se había ido por sus propios caminos. Ahora los camiones se movían por entre las barricadas alineadas a lo largo de Skid Street. El sol todavía estaba bien alto.

Kevin y Ruth paseaban por la calle principal. Ahí se hallaba la Nave Descendente, un hotel compuesto de edificios de dos plantas distribuidos en cuadrados, con jardines en medio y rampas aéreas enlazando los techos. Kevin se preguntó cuánto cobraban por habitaciones con vista a Skid Street. Un hotel más alto podría haber obtenido unos beneficios considerablemente mejores un día como éste…, pero nada se levantaba alto en Nueva Irlanda, ni quiera el Palacio.

Los camiones se abrían como flores. Ruth y Kevin se detuvieron para observar cómo se desplegaba uno. En unos pocos minutos se había convertido en una panadería, y los juerguistas lo atestaron para comprar pan recién hecho. Kevin compró una hogaza, la partió en dos partes y le pasó una a Ruth.

Comieron.

—De acuerdo, no te dan esto a bordo de una nave —comentó Ruth—. Busquemos algo de fruta fresca.

—¿Crudités? —Renner tiró lo que le quedaba de la hogaza y la guió al puesto de verduras. Los camiones habían tenido el mismo aspecto; ahora todos los puestos de repente florecientes eran distintos, y los camiones en el interior se habían desvanecido. Mientras caminaban comieron zanahorias y un rábano del tamaño de una cabeza—. Huelo carne —dijo Kevin—. Ven.

—No todo es sexo aquí —afirmó Ruth.

El repentino mercado ya estaba lleno de mujeres, jóvenes y de mediana edad, que iban desde las graciosas hasta las hermosas, pero en general todas atractivas. Los hombres en uniforme de la Marina se detenían para hablar y encontraban compañía fácil.

—Yo jamás conseguí un permiso de tierra en Nueva Irlanda —indicó Kevin—. Todos sabíamos que eso era lo que deseábamos. Cocina casera, comida fresca y sexo sano. Resulta difícil decir qué es lo que más quiere un hombre de la Marina, después de un año de comer bioplast y filetes de levadura. Y marihuana. Incluso un poco de borloi. Me han contado que también te puedes emborrachar, aunque tienes que ir tú a buscar el licor, pero sin los rituales, si entiendes lo que quiero decir. No hay bares.

—Y por fin estás en Derry; sin embargo, ahora tienes a una mujer colgada del brazo.

—De algún modo lo resistiré. Además está la cena. ¿Qué demonios es eso… o era?

El cuerpo de un animal más o menos del tamaño de un buey se asaba sobre un fuego. ¿En plena calle? Sí, pero el fuego ardía sobre metal reforzado, el lado bajado de otro camión. Los neoirlandeses mantenían las cosas aseadas. El musculoso propietario les cortó dos porciones y las selló en plástico. Siguieron andando.

—Hablando de sexo —dijo Kevin—, ¿qué te pareció Trujillo?

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