Max lo había estado pasando bien hasta ese momento.
—¿Qué tiene que ver usted en esto, comandante? —había preguntado, después de despacharse de un trago otro Margarita—. ¿Es ella su hembra personal o algo así?
Ian Macmillan se había puesto rojo como un tomate.
—Señor Puckett —había replicado, algunos segundos después, el oficial de la nave espacial—, si su comportamiento no mejora, me veré obligado a confinarlo a sus aposentos.
El enfrentamiento con Macmillan le había arruinado la noche a Max. Lo había enfurecido que el comandante hubiera utilizado su autoridad oficial en lo que, estaba claro, era una situación personal. Max había regresado a la habitación que compartía con otro norteamericano, un meditabundo nativo de los bosques, proveniente del Estado de Oregon, llamado Dave Denison. En segundos terminó una botella de tequila. En ese estado de ebriedad, Max había sentido, al mismo tiempo, nostalgia y depresión. Entonces decidió ir al centro de comunicaciones para llamar a su hermano Clyde, que vivía en Arkansas.
Era ya muy tarde. Para llegar al complejo de comunicaciones, Max debía cruzar toda la nave, pasando primero por el salón común, en el que acababa de terminar la fiesta, y después, por las habitaciones de los oficiales. En el ala central, Max vio fugazmente a Ian Macmillan y Angela Rendino que, tomados del brazo, entraban en el departamento privado del comandante.
—Ese hijo de puta —dijo Max para sí.
Max, ebrio, iba de un lado para otro frente a la puerta de Macmillan en el corredor, poniéndose cada vez más furioso. Después de cinco minutos, finalmente se le ocurrió una idea que le gustó: recordando el grito porcino que lo había hecho merecedor de un premio, en sus días en la Universidad de Arkansas, Max quebró el sosiego de la noche con un sonido horrible.
—
Oink, oink
—vociferó Max.
Repitió el grito otra vez más y después desapareció como un rayo, justo antes de que todas las puertas del ala de oficiales (incluida la de Macmillan) se abrieran para ver qué había sido ese ruido. El comandante Macmillan no se sintió feliz en absoluto de que toda su tripulación lo viera, junto con la señorita Rendino, totalmente desnudo.
El crucero a Marte fue una segunda luna de miel para Kenji y Nai. Ninguno de los dos tenía mucho trabajo para hacer. El viaje fue relativamente poco interesante, desde el punto de vista de un historiador por lo menos, y las obligaciones de Nai eran mínimas, ya que la mayoría de sus alumnos secundarios estaba a bordo de las otras dos naves espaciales.
Los Watanabe pasaban muchas veladas haciendo sociales con el juez Mishkin y con Max Puckett. Jugaban a las cartas a menudo (Max era tan bueno en el póquer como terrible en el bridge), charlaban sobre sus expectativas para Colonia Lowell y discurrían sobre la vida que habían dejado atrás, en la Tierra.
Cuando la
Pinta
estaba a tres semanas de distancia de Marte, el personal de vuelo anunció que se iba a producir una interrupción de las comunicaciones durante dos días, e instó a todos a llamar a sus hogares antes de que los sistemas de radio quedaran temporalmente fuera de servicio. Dado que era el período de vacaciones de fin de año, era el momento perfecto para llamar por teléfono.
Max odiaba el retraso temporal y las largas conversaciones en las que el diálogo no era instantáneo sino diferido. Después de escuchar una discusión incoherente sobre los planes para Navidad en Arkansas, Max les informó a Clyde y a Winona que no los iba a llamar más porque no le gustaba “esperar quince minutos para descubrir si alguien se había reído con sus chistes”.
Había nevado temprano en Kioto. La madre y el padre de Kenji habían preparado un vídeo que mostraba el Ginkaku-ji y el Honen-In bajo un suave manto de nieve. Si Nai no hubiera estado con él. Kenji habría sentido una insoportable nostalgia. En una breve llamada a Tailandia, Nai felicitó a una de sus hermanas por haber ganado una beca para la universidad.
Pyotr Mishkin no telefoneó a nadie. La esposa del anciano ruso había muerto, y no tenía hijos.
—Tengo maravillosos recuerdos —le dijo a Max— pero en la Tierra no me queda ninguna cosa personal.
En el primer día de la planeada interrupción de las comunicaciones, en todos los canales de operaciones apareció el anuncio de que un importante programa, cuya observación se le exigía a todos, se iba a exhibir a las dos de la tarde. Kenji y Nai invitaron a Max y al juez Mishkin a su pequeño departamento para mirar el programa.
—Me pregunto qué clase estúpida va a ser ésta —dijo Max, opuesto, como siempre, a cualquier cosa que le hiciera malgastar su tiempo.
Cuando el vídeo comenzó, el presidente del COG y el director de la AIE aparecieron sentados juntos, frente a una mesa grande. El presidente subrayó la importancia del mensaje que estaban a punto de recibir de Werner Koch, el director de la AIE.
—Pasajeros de la
Pinta
—empezó el doctor Koch—, hace cuatro años, nuestros sistemas de seguimiento de satélites descifraron una señal coherente que, en apariencia, se había originado en el espacio profundo, en la dirección general de la estrella Epsilon Eridani. Una vez adecuadamente procesada, la señal contenía un vídeo sorprendente que van a ver dentro de unos cinco minutos.
—Tal como oirán, el vídeo anuncia el regreso a nuestro Sistema de una nave espacial Rama. En 2130 y 2200, cilindros gigantescos, de cincuenta kilómetros de largo por veinte de ancho, creados por una inteligencia extraterrestre desconocida y con un propósito que todavía no hemos podido desentrañar, visitó nuestra familia de planetas en la órbita alrededor del Sol. El segundo intruso, al que normalmente se hace referencia llamándolo Rama Dos, hizo una corrección de velocidad mientras esta dentro de la órbita de Venus, lo que lo puso en un curso de colisión con la Tierra. Se despachó una flota de misiles termonucleares para ir al encuentro del cilindro extraterrestre y destruirlo, antes de que Rama se acercara lo suficiente a nuestro planeta como para hacerle algún daño.
—El vídeo que verán a continuación afirma que otra de las naves espaciales Rama ha venido ahora a nuestras cercanías, con el solo propósito de “obtener” una muestra representativa de dos mil seres humanos: para “observación”. A pesar de que esta afirmación pueda resultar extraña, es importante señalar que, en verdad, nuestro radar confirmó que un vehículo clase Rama entró en la órbita de Marte hace menos de un mes.
—Por desgracia, tenemos que tomar en serio este increíble mensaje del espacio profundo. En consecuencia, ustedes, colonos de la
Pinta
, han sido destinados a hacer contacto con el nuevo objeto que está en la órbita marciana. Nos damos cuenta de que esta noticia va a constituir una grave conmoción para la mayoría de ustedes pero no tuvimos otra opción viable. Si, como sospechamos, algún genio desviado planeó y orquestó ese engaño, entonces, después del breve desvío, proseguirán con su colonización de Marte, tal como fuera originariamente concebida. Pero si el vídeo que están a punto de ver realmente está diciendo la verdad, entonces ustedes y sus compañeros a bordo de la
Niña
y la
Santa María
se convertirán en el contingente de seres humanos que la inteligencia ramana habrá de observar.
—Como podrán muy bien imaginar, su misión tiene la máxima prioridad entre todas las actividades del COG. También podrán entender la necesidad de mantener el secreto: desde ahora en adelante, hasta que este asunto de Rama se haya resuelto en un sentido u otro, toda comunicación entre su vehículo y la Tierra será estrictamente controlada. La AII va a vigilar todos los circuitos verbales. A sus amigos y familiares se les va a decir que ustedes están a salvo y que, finalmente, descendieron en Marte, pero que los sistemas de comunicación de la
Pinta
fallaron por completo.
—Ahora se les mostrará el vídeo siguiente y se les darán tres semanas para que se apronten para el encuentro. Un plan base, así como procedimientos auxiliares para el encuentro fueron elaborados en gran detalle por la AII, junto con el personal de operaciones de la AIE. Esto ya se transmitió al comandante Macmillan a través del flujo de datos de alta velocidad. Cada uno de ustedes tendrá un conjunto específico de deberes y tendrá, también, un paquete individualizado de documentos, que les brindará toda la información de fondo necesaria para que lleven a cabo su tarea.
—Naturalmente, les deseamos la mejor de las suertes. Lo más probable es que este asunto de Rama quede en la nada, en cuyo caso ustedes simplemente habrán demorado su inauguración de la colonia Lowell. Sin embargo, si este vídeo es legítimo, entonces se deben mover con rapidez y elaborar planes cuidadosos para acomodar el arribo de la
Niña y
de la
Santa María
. A ninguno de los colonos de esas otras dos naves espaciales se les habrá dicho nada respecto de Rama o del cambio de misión.
Se produjo un momentáneo silencio en el departamento de los Watanabe cuando el vídeo concluyó abruptamente y en la pantalla lo reemplazó el texto de un mensaje: próximo vídeo dentro de dos minutos.
—Que me parta un rayo —fue el único comentario de Max Puckett.
En el vídeo, Nicole estaba sentada en una silla marrón común, contra una pared sin detalles distintivos. Estaba vestida con uno de los trajes de vuelo de la AIE, que habían sido su atuendo regular durante la misión Newton. Nicole leyó el mensaje de una agenda electrónica que sostenía en las manos.
—Mis congéneres terrestres —empezó—, soy la cosmonauta de la
Newton
, Nicole des Jardins, y les hablo desde cientos de miles de millones de kilómetros de distancia. Estoy a bordo de una nave espacial Rama similar a las dos grandes naves espaciales cilíndricas que visitaron nuestro Sistema Solar durante los dos siglos pasados. Este tercer vehículo Rama también se está dirigiendo hacia nuestra diminuta región de la galaxia. Aproximadamente cuatro años después de que ustedes tengan la primera recepción de este vídeo, Rama Tres entrará en la órbita alrededor del planeta Marte.
—Desde que dejé la Tierra he aprendido que los vehículos clase Rama fueron construidos por una inteligencia alienígena avanzada, como elementos de un vasto sistema de recolección de información cuyo objetivo último es el de obtener y catalogar datos sobre la vida en el universo. Es parte de esta meta el que este tercer vehículo Rama regrese a las cercanías de nuestro planeta natal.
—Dentro de Rama Tres se diseñó un hábitat parecido a la Tierra, que admite dos mil seres humanos, más cantidades importantes de otros animales y plantas de nuestro planeta natal. La biomasa exacta, así como otras especificaciones generales para estos animales y plantas, figuran en el primer apéndice de este vídeo. Sin embargo, deben hacer hincapié en que las plantas, en particular aquellas que sean extremadamente eficientes en la conversión de dióxido de carbono a oxígeno, son un elemento clave del diseño básico del hábitat Tierra a bordo de Rama Sin las plantas, la vida de los seres humanos dentro de Rama estaría gravemente comprometida.
—Lo que se espera, como resultado de esta transmisión, es que la Tierra envíe un grupo representativo de sus habitantes, junto con los pertrechos auxiliares que se detallan en el segundo apéndice, para hacer contacto con Rama Tres en la órbita de Marte. A los viajeros se los va a llevar al interior de Rama donde se los observará cuidadosamente mientras estén viviendo en un hábitat que reproduce las condiciones ambientales de la Tierra.
—Debido a la respuesta hostil que se dio a Rama Dos, lo que, incidentalmente, redundó en daños de menor cuantía a la nave espacial, el plan nominal de la misión para este vehículo Rama no entraña aproximación a la Tierra más allá de la órbita de Marte. Este plan nominal
parte del supuesto
, claro está, de que las autoridades de la Tierra van a cumplir con los pedidos que figuran en esta transmisión. Si no se envían seres humanos a encontrarse con Rama Tres en la órbita de Marte, no tengo conocimiento de cómo programaron a la nave espacial para que reaccione. Sin embargo, puedo decir, sobre la base de mis propias observaciones, que le resultaría muy fácil a la inteligencia extraterrestre obtener los datos de observación deseados por otros métodos no tan benignos.
—Con respecto a los seres humanos que se transportarán a Marte, es obvio que las personas seleccionadas deben representar una amplia muestra de la humanidad. Se deben incluir ambos sexos, todas las edades y tantas culturas como razonablemente se pueda. La gran biblioteca de información sobre la Tierra, que se solicita en el tercer apéndice de este vídeo, suministrará datos adicionales de importancia que se pueden correlacionar con las observaciones efectuadas dentro de Rama.
—Ni yo mismo tengo conocimiento de cuánto tiempo los seres humanos van a estar dentro de Rama, ni sé con exactitud dónde los llevará la nave espacial. También ignoro por qué la inteligencia superior que creó los vehículos Rama está reuniendo información sobre la vida en el universo. Puedo decir, sin embargo, que las maravillas de las que fui testigo desde que salí de nuestro Sistema Solar me han brindado un sentido totalmente nuevo de nuestro lugar en el universo.
El tiempo total de duración del vídeo, más de la mitad del cual se dedicó a los detallados apéndices, fue de poco más de diez minutos. Durante toda la transmisión, la imagen básica no varió. La alocución de Nicole fue medida y deliberada, interrumpida por breves pausas cuando sus ojos se desplazaban desde la cámara hacia la libreta que tenía en las manos. Aunque había algo de modulación en su tono, la sincera expresión en el rostro de Nicole fue constante. Únicamente cuando dio a entender que los ramanes podrían tener “otros métodos no tan benignos” para obtener sus datos, una fuerte emoción destelló en sus ojos oscuros. Kenji Watanabe observó la primera parte del vídeo con gran concentración. Sin embargo, durante los apéndices, su mente empezó a divagar y comenzó a formularse preguntas:
¿Quiénes son los extraterrestres?
, se preguntaba,
¿de dónde vinieron? ¿por qué nos quieren observar…? ¿y por qué eligieron a Nicole des Jardins como vocera?
Kenji rió para sus adentros al darse cuenta de que había una serie interminable de tales preguntas. Decidió concentrarse en asuntos más manejables.
Si Nicole todavía estuviera viva
, pensó después Kenji,
entonces tendría ochenta y nueve años
. La mujer que aparecía en la pantalla de televisión tenia algunas canas y muchas más amigas que las que la cosmonauta des Jardins había tenido cuando la
Newton
se lanzó desde la Tierra, pero su edad en el vídeo no se acercaba en absoluto a los ochenta.
Quizá cincuenta y dos o cincuenta y tres como máximo
, Kenji dijo para sus adentros.