—Se han ocultado —dijo Glenda Ruth—. Y no comentaron nada respecto del
Simbad
o de mi hermano. Freddy, creo que ha sucedido. Los pajeños andan sueltos.
—Uh, uh —tecleó en la consola—. ADVERTENCIA DE ACELERACIÓN. Preparados para media gravedad estándar.
—Las Fyunch(clicks) de los humanos son muy variadas —comentó Eudoxo—, igual que sus diversos destinos. La del capitán Roderick Blaine se volvió loca. La de Sally Fowler se mantuvo lo bastante cuerda como para dar consejos, pero rara vez se la consideró de confianza. La de Jacob Buckman nunca tuvo ningún problema. La del capellán Hardy se entretenía con juegos intelectuales abstractos; hasta algunos Amos los encontraban divertidos. Kevin, la suya ganó tantos debates que se la nombró maestra.
—Es halagador —repuso Renner—. ¿La llegó a conocer?
—No. Sé estas cosas por las observaciones del Fyunch(click) de Horace Bury. Ese individuo… ¿Lo llamamos Bury-Uno? Era joven, macho, cuando estudiaba a Horace Bury.
»Después de la partida de la
MacArthur
vio que se avecinaba una guerra ruinosa. Realizó algunos esfuerzos para evitarla, luego para darle forma a cualquier tipo de refugio destinado al conocimiento que se perdería. Cuando esos esfuerzos fracasaron del todo, Bury-Uno abandonó a su Amo. Con una maraña de alianzas y simulaciones colapsándose a su alrededor, construyó y aprovisionó una nave espacial, llegó hasta los asteroides y anunció que sus servicios estaban a la venta.
Eudoxo esperó con paciencia hasta que la risa de Renner murió. También otros se estaban riendo, e incluso Bury sonreía con… ¿orgullo? Al cabo Renner dijo:
—Doy por hecho que sus Comerciantes de Medina…
—No, Kevin, Medina por ese entonces no tenía ni la posición ni la riqueza. Una civilización que llamaremos Bizancio ganó la puja entre aquellos que no pudieron ser ahuyentados o no se vieron impedidos por la distancia o el déficit de velocidad delta.
Chris Blaine escuchaba con paciencia, recibiéndolo todo sin dar nada. Joyce se acurrucaba en un rincón del puente, susurrando con frenesí en su grabadora. Bury sonreía, disfrutando del desconcierto de Kevin. Bury ya había practicado este juego con anterioridad.
Nadie de la tripulación de Renner iba a ser de alguna ayuda… a menos que uno de los dolorosos masajes de Cynthia pudiera volver a recomponerle, en algún momento del indefinido futuro.
¿Bizancio? Renner se frotó las sienes doloridas y consideró ordenarle a la
Atropos
que barriera a la
Filípides
del cielo. Por lo menos entonces averiguaría quiénes eran sus enemigos. Y el próximo alienígena que tratara de parlamentar quizá se sintiera impulsado a proporcionarle más información.
Algo de eso debió haberse notado a través de la estática incluso para una Mediadora entrenada. Eudoxo dijo:
—Por favor, Kevin, deje que trate de proporcionarle un cuadro de las civilizaciones extraplanetarias.
—Inténtelo.
—En Paja Uno tienden a las culturas grandes, irregulares —explicó Eudoxo—. Utilizan entrelazados complejos de obligaciones, familias mayores y más extensas controlan territorios más amplios y mejor definidos que los nuestros. Nosotros no nos acercamos a Paja Uno. Los habitantes del planeta son demasiado poderosos, y además no son lo suficientemente móviles como para amenazarnos.
»En los asteroides y en los cúmulos de las lunas de Paja Beta y Paja Gamma…
—Gamma —interrumpió Buckman—. Así que existe. ¿Un gigante gaseoso?
—Sí, se halla más o menos a dos veces la distancia de la Paja a Paja Beta. Posee un amplio sistema de lunas. En ellas y en las lunas de Beta las familias son pequeñas, independientes y no inclinadas a confiar en los de afuera para suministrar recursos necesarios.
—¿Alguna idea de por qué?
—No podemos trazar mapas aquí afuera. No hay modo de definir un territorio. Todo cambia de manera continua. Las rutas de comercio dependen del consumo de combustible, de la posición y de las consideraciones de energía, y ambas cambian constantemente. Su Campo Alderson lo ha hecho aún más complejo, pues ahora incluso las áreas yermas pueden producir masa.
—Iba a preguntar, ¿quién es Bizancio? Pero olvídelo. ¿Quiénes son ustedes?
—Los Comerciantes de Medina. Bizancio es un aliado.
—Sí.
—Un aliado importante. Cuando la
MacArthur
llegó a nuestro sistema hace casi veintisiete años de Paja Uno, los Comerciantes de Medina eran una familia de…, ¿cómo describirlo?… bueno, de veinte a treinta Amos y subgrupos equivalentes, quizá doscientos de cada clase excluyendo a los Relojeros. Nuestra posición en los Troyanos Secundarios de Paja Beta declinaba poco a poco. La relación geométrica de las diversas rocas había experimentado algunos cambios cruciales. Nuestro saber incluía conocimientos detallados de infructuosas investigaciones del Impulsor de Eddie el Loco, y también del Coágulo en el Saco de Carbón. Reconocíamos sus naves por lo que eran, desde su aparición en el punto de Eddie el Loco hasta el mismo brillo negro de sus Campos Langston.
—Supuse que usted aún no había nacido.
—Cualquier Mediador vivo entonces estaría muerto ahora.
—Oh, no. Aprendí estas cosas porque Su Excelencia insistiría en conocer el flujo de nuestra política. Kevin, ¿puedo hablar con Su Excelencia?
—De momento, no. —La Mediadora tendría más problemas para leer los pensamientos y emociones de Renner. Bury, desde luego, observaba el monitor; podría interrumpir si lo consideraba necesario.
La pajeña asintió con un movimiento brusco.
—El advenimiento de alienígenas interestelares lo cambió todo. Nos retiramos de nuestra posición en los Troyanos Secundarios en buen funcionamiento. Medina perdió considerables recursos valiosos, pero fuimos capaces de retener algunos yéndonos antes de que fuera imprescindible. La familia usurpadora, llamémosla Persia, estaba tan ansiosa como nosotros por evitar estrepitosas batallas espaciales que pudieran atraer la atención de la
Lenin
. Podemos llamarlo el Período Uno, desde el arribo del Imperio a la partida de la
Lenin
.
»Mi Amo nos estableció en el halo interior de los cometas, más allá del punto viejo y del esperado punto nuevo de Eddie el Loco. Cuando murió, tenía una mano que aprieta sobre considerable territorio, un volumen vasto que encerraba poca masa, casi nada valioso. Pero en treinta años emergeríamos desde el punto de acceso hacia el Imperio gobernado por los humanos.
¿Me sigue? Comandaríamos la Hermana de Eddie el Loco cuando el Coágulo se colapsara y la Hermana apareciera.
»Los recursos son escasos donde nos establecimos. Durante los doce años siguientes a la partida de la
Lenin
nos fue bien. Llámele el Período Dos. Fuimos capaces de expandir los cimientos de Medina gracias a alianzas formadas con Bizancio en el sistema de lunas de Paja Beta. Compartimos nuestro conocimiento con ellos. La familia de Bizancio es grande y poderosa y puede permitirse el lujo de desprenderse de lo que nos envía, aun cuando la mitad de los recursos que mandan va a apoyar a los Comerciantes de Medina y a aumentar nuestra fuerza. Por supuesto, esperan compartir la recompensa una vez que nuestro camino se abra a los mundos del Imperio.
»Cuando apareció la Fyunch(click) de Horace Bury, Bizancio pudo bloquear a otros competidores y adquirirla. Eso funcionó bien para nosotros. Con Bury-Uno para aconsejarles, Bizancio se sintió más segura en nuestra sociedad.
Bury asentía, sonriendo. Política. Eudoxo continuó:
—El Comercio de Medina pasó el Período Dos enviando naves para poner a prueba la fuerza de las defensas del Imperio en el Ojo. Todos los dificultosos trucos probados en ese período fueron idea de nosotros, usando recursos que procedían de Bizancio.
—De acuerdo con lo que vimos, fueron un montón de recursos —comentó Renner.
—Sí —acordó Eudoxo—. Mucha riqueza se perdió para siempre. —La alienígena irradió pesar y resignación—. Bien. Nos movimos solicitando un pajeño de Bury, pero pasaron muchos años antes de que Bizancio nos concediera uno. Fue la primera aprendiz de Bury-Uno. Desde luego, Bury-Uno ya estaba entrenando a una segunda, y la primera comenzó de inmediato a prepararme a mí. Llame a mi maestra Bury-2A.
—Aún sigo sin ver dónde entra la lucha.
—¿He de sentir que se me apresura, Kevin? Permanecerán doscientas horas en ruta. No tenemos intención de mantener esta aceleración más que lo que sea imprescindible.
—Doscientas horas… de acuerdo. Me gustaría que
Simbad
y
Atropos
reposten en cuanto lleguemos.
—Informaré de ello. También haremos otras cosas por ustedes.
—La guerra…
—Sí. Ciertas estructuras de poder en los cúmulos de Paja Gamma… la Compañía de la India, Granada, el Kanato… nos vigilaron mientras construíamos naves, las situábamos en posiciones peculiares y las hacíamos desaparecer para siempre; incluso armamos y lanzamos a un cometa de esa manera. ¿No fue por eso que algún cómico antiguo lo llamó el punto de Eddie el Loco? Esos piratas codiciaban lo que nosotros estábamos destruyendo en lo que debió parecer una forma de
potlatch
. Creyeron que ellos tendrían un mejor uso para esa vasta riqueza.
—¿Potlatch? —preguntó Renner—. ¿Una palabra pajeña?
Joyce susurró cerca de su oído:
—Humana. Amerindia. Consumo conspicuo. Humillar a tus enemigos destruyendo tu propia riqueza.
Renner asintió.
—Paja Gamma. Eudoxo, desconocíamos totalmente la existencia de un Paja Gamma.
—Como he dicho —la pajeña ahora era toda paciencia pausada—, es un planeta gaseoso, con tres veces la masa de Paja Uno, al doble de distancia de la Paja que el gaseoso mayor que han llamado Paja Beta. Gamma es mucho más pequeño, con dos lunas grandes y algo de minerales, todos agotados por un millón de años de minería. Le enviaré la masa… —La imagen se puso negra con un
snap
.
—¿Buckman? —inquirió Renner—. ¿Qué ha pasado?
—Que se cortó. Quizá ella no quiera contestar —Repuso Buckman.
—No, se encuentra bajo ataque —el teniente Blaine señaló una veintena de estrellas que centelleaban peligrosamente brillantes—. Ha sido una buena elección del objetivo. El enemigo se halla a una cuarta parte de una unidad astronómica detrás de nosotros. El
Simbad
no puede devolver el fuego, capitán.
—No en ese radio de acción. Tenemos el láser de señales dotado de mayor poder… —Una mirada a Bury: ¿le había ocultado algo?—. Y el lanzador, y se encuentran fuera de alcance para cualquiera de ellos.
La luz fluctuó. No se tornó más brillante. Era probable que un grupo entero de naves enemigas estuviera disparando… y si esos láseres tenían libertad de converger sobre la lejana Filípides, entonces la flota de Medina ya no debía ser una amenaza.
La estrella sin rumbo de la
Filípides
avanzó lateralmente; vagó hasta situarse detrás de la
Atropos
. En ese momento, la
Atropos
se tornó de un rojo oscuro, luego rojo cereza, mientras
Filípides
se enfriaba.
—
Filípides
llamando —informó Buckman.
—Bien. Eudoxo, ¿cuál es su condición?
—La temperatura baja. ¿Puede su crucero de guerra soportar el flujo?
—Claro, la
Atropos
posee más masa y mayores acumuladores que ustedes…, y el enemigo rompe filas. Pero, maldición, no queda ninguna de sus fuerzas en el cometa, ¿verdad?
Eudoxo tuvo un escalofrío.
—¡Cometa! Abandonamos el cometa tan pronto como aparecieron ustedes. ¿Para qué lo necesitábamos cuando teníamos que encontrar y proteger a la Hermana de Eddie el Loco? Que se lo queden los del Kanato. Pero un grupo escindido que antes pertenecía al Kanato prácticamente ha destruido nuestra flota y ahora tiene en su poder a la Hermana.
»De momento, llámenlos los Tártaros de Crimea. No les conocemos. Los de Crimea mantienen el nuevo punto de Salto a la enana roja, y hay motivos para pensar que están al tanto de lo que poseen. Será difícil echarlos.
Blaine irradiaba angustia.
—Si están allí cuando llegue Glenda Ruth, todos lo lamentaremos —comentó Renner.
—Se lo informaré a los Guerreros de Medina. Después de eso estará fuera de mi poder. Concédanme un momento.
La imagen se tornó oscura. Kevin Renner cortó; luego, se volvió hacia su gente.
—¿Horace? ¿Algo? Ni siquiera tengo preguntas inteligentes. Es frustrante.
—Kevin, yo tengo mil preguntas, pero ninguna es urgente. Fíjate en la selección de nombres para los diversos grupos. Todos de la historia clásica, todos, de un modo u otro, habiendo tenido impacto en la civilización árabe, algunos, como el Kanato, de manera devastadora. Lo han hecho con inteligencia.
—Eudoxo comprende por completo la importancia del
Hécate
—comentó Chris Blaine—. Aún merece la pena recordar que los Mediadores no hacen la guerra. No sé muy bien qué harán ahora que su flota ha sido vencida. Enviar un grupo de embajada, con mucha probabilidad incluyendo a un miembro entrenado por Eudoxo… hmm.
—¿Qué?
—Parece factible que los Tártaros capturarán al
Hécate
—repuso Blaine.
—Te muestras bastante tranquilo al respecto —intervino Joyce.
Blaine se encogió de hombros sin llegar a moverlos del todo.
—Es un problema que necesita una solución, Joyce, no un maldito funeral. Todavía.
—Ciertamente no hay nada que podamos hacer al respecto —afirmó Renner—. Nos alejamos de la Hermana a aceleración alta, y a nuestros amigos no les queda ninguna nave. Entonces, ¿qué pasa?
Blaine volvió a encogerse de hombros.
—Que los Tártaros se apoderarán del
Hécate
. Medina enviará Mediadores, una de las cuales es probable que conozca el ánglico. Quizá seamos capaces de hacerle llegar un mensaje a Glenda Ruth. Por lo menos decirle… sí. Capitán, dando por hecho que los Tártaros no permitirán que los amigos de Eudoxo le transmitan instrucciones a Glenda Ruth, haga que Eudoxo le informe a su Mediadora de habla ánglico que utilice la expresión «por mi lagarto». Bien a oídos de Glenda Ruth o como una expresión que le pedirán que explique.
—¿Qué demonios…? —comenzó Renner.
—Es argot reciente, que no se usó antes de esta generación.
—Ah —musitó Bury—. La señorita Blaine sabrá que los pajeños jamás aprendieron a decir eso de la expedición
MacArthur-Lenin
; por ende, que se trata de un mensaje de nosotros. Sutil, teniente. Mis felicitaciones.