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Authors: John Scalzi

La vieja guardia (4 page)

BOOK: La vieja guardia
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—¿Qué ocurrió?

Ella se echó a reír.

—Su secretaria, eso es lo que ocurrió. Acabaron yendo a Italia de luna de miel. Yo me quedé en casa. Por otro lado, los dos tuvieron una intoxicación de marisco en Venecia, así que me alegro de no haber ido. Pero no me preocupé mucho de viajar después de eso. Sabía que iba a enrolarme en cuanto pudiera. Lo hice y aquí estoy. Aunque ahora desearía haber viajado más. Cogí el delta de Dallas a Nairobi. Eso sí fue divertido. Ojalá lo hubiera hecho más a menudo en mi vida. Por no mencionar esto —señaló con la mano los cables del transbordador—, que nunca creí que querría usar en la vida. Quiero decir, ¿qué hace funcionar este cable?

—La fe —dije yo—. Crees que no se va a caer y no se cae. Trate de no pensar mucho al respecto o todos tendremos problemas.

—Lo que creo es que quiero comer algo —dijo Jesse—. ¿Me acompaña?

* * *

—La fe —dijo Harry Wilson, y se echó a reír—. Bueno, tal vez sí sea la fe la que sujeta este cable, porque desde luego la física fundamental no lo hace.

Harry Wilson se nos había unido a Jesse y a mí en un reservado cuando estábamos comiendo.

—Parece que ustedes dos se conocen, y eso es una ventaja sobre todos los demás —nos dijo al acercarse. Le invitamos a unirse a nosotros y aceptó agradecido. Había dado clases de física en un instituto de Bloomington, indiana, durante veinte años, dijo, y el transbordador lo tenía intrigado.

—¿Qué quiere decir con que la física no lo sujeta? —preguntó Jesse—. Créame, no es algo que quiera oír en este momento.

Harry sonrió.

—Lo siento. Déjeme expresarlo de otra manera. La física tiene que ver con su funcionamiento, desde luego, pero la física que interviene no es sencilla. Aquí hay un montón de cosas que no tienen sentido.

—Me parece que una clase de física viene de camino —dije.

—He dado clases de física a los adolescentes durante años —dijo Harry, y sacó una pequeña libreta y un boli—. Será indoloro, créame. Muy bien, miren —empezó a dibujar un círculo al pie de la página—. Esto es la Tierra. Y esto —dibujó un círculo más pequeño hacia la mitad—, es la Estación Colonial. Está en órbita geosincrónica, lo que significa que permanece fija respecto a la rotación de la Tierra. Siempre flota sobre Nairobi. ¿Me siguen hasta ahora?

Asentimos.

—Bien. Ahora, la idea tras el transbordador que conecta la Estación Colonial con la Tierra a través de un «tallo», un puñado de cables, como los que se ven por la ventana, y un montón de plataformas ascensoras, como ésta en la que estamos ahora, que pueden viajar de un lado a otro.

Harry dibujó una línea que representaba el cable, y un cuadradito que representaba nuestra plataforma.

—La idea es que los ascensores de estos cables no tienen que alcanzar velocidad de escape para llegar a la órbita de la Tierra, como sucedería con un cohete. Esto es bueno para nosotros, porque no tenemos que llegar a la Estación Colonial sintiendo que un elefante nos ha pisado el pecho. Bastante simple.

»Pero la cosa es que este mecanismo no se ajusta a los requerimientos físicos básicos de una conexión clásica Tierra-espacio. Para empezar —Harry dibujó una línea adicional desde la Estación Colonial hasta el final de la página—, la Estación Colonial no debería estar al final del "tallo". Por motivos que tienen que ver con el equilibrio de masas y la dinámica orbital, debería haber un cable adicional que se extendiera docenas de miles de kilómetros más allá de la Estación Colonial. Sin este contrapeso, cualquier transbordador sería inherentemente inestable y peligroso.

—Y está diciendo que éste no lo es —dije.

—No sólo no es inestable, sino que probablemente sea la forma más segura de viajar que se ha diseñado jamás —respondió Harry—. El transbordador lleva funcionando ininterrumpidamente desde hace más de un siglo. Nunca ha habido ningún accidente debido a inestabilidad o a fallos del material, que vendría a ser lo mismo. Hubo una famosa explosión hace cuarenta años, pero fue sabotaje, y no tuvo nada que ver con la estructura física en sí. El diseño es admirablemente estable, y lo ha sido desde su construcción. Pero según la física básica no debería serlo.

—Entonces ¿qué lo mantiene en marcha? —quiso saber Jesse.

Harry volvió a sonreír.

—Bueno, ésa es la cuestión, ¿no?

—¿Quiere decir que no lo sabe?

—No lo sé —admitió Harry—. Pero eso en sí mismo no debería ser motivo de alarma, yo sólo soy, o era, profesor de instituto. Sin embargo, por lo que tengo entendido, nadie más tiene idea de cómo funciona. En la Tierra, quiero decir. Obviamente, la Unión Colonial lo sabe.

—Pero ¿cómo es posible? —pregunté—. Lleva aquí más de un siglo, por el amor de Dios. ¿Nadie se ha molestado en descubrirlo?

—No he dicho eso —contestó Harry—. Claro que lo han intentado. Y no es que haya sido un secreto todos estos años. Cuando se estaba construyendo, los gobiernos y la prensa exigieron conocer su funcionamiento. La UC esencialmente dijo: «Descúbranlo», y eso fue todo. En los círculos físicos llevan intentándolo desde entonces. Se llama «El Problema del Transbordador».

—No es un título muy original —dije.

—Bueno, los físicos dejan la imaginación para otras cosas —rió Harry—. El tema es que no ha sido resuelto, principalmente por dos motivos. El primero es que es increíblemente complicado: he mencionado la masa, pero hay otros asuntos, como la fuerza del cable, las oscilaciones del «tallo» causadas por tormentas y otros fenómenos atmosféricos, e incluso el tema sobre cómo se supone que enlazan los cables. Cualquiera de ellos es enormemente difícil de solucionarlos en el mundo real; tratar de solucionarlos todos a la vez es imposible.

—¿Cuál es el segundo motivo? —preguntó Jesse.

—El segundo motivo es que no hay ningún motivo. Aunque consiguiéramos averiguar cómo construir una de estas cosas, no podemos permitirnos construirla. —Harry se echó hacia atrás—. Antes de ser maestro, trabajé para el departamento de ingeniería civil de la General Electric. En aquella época, estábamos trabajando en la línea férrea SubAtlántica, y una de mis misiones era revisar antiguos proyectos y propuestas de proyectos para ver si la tecnología o los resultados podían aplicarse al del SubAtlántico. Una especie de intento para ver si podíamos reducir costes de algún modo.

—General Electric entró en bancarrota con eso, ¿no? —pregunté.

—Ahora ya sabe por qué querían reducir costes —dijo Harry—. Y por qué me dediqué a la enseñanza. Después de eso, General Electric no pudo permitirse tenerme, ni a mí ni a nadie más. A lo que iba: revisé viejas propuestas e informes y algunos materiales clasificados, y uno de los informes era sobre un transbordador. El gobierno norteamericano había contratado a General Electric para un estudio de viabilidad para construir uno en el hemisferio occidental; querían abrir un agujero en el Amazonas del tamaño de Delaware y plantarlo allí mismo, en el Ecuador.

»General Electric les dijo que lo olvidaran. La propuesta decía que, incluso contando con algunos importantes logros tecnológicos (la mayoría de los cuales aún no se han producido, y ninguno de los cuales se acerca a la tecnología que tiene que estar relacionada con
este
transbordador), el presupuesto sería tres veces el Producto Nacional Bruto anual de la economía de los Estados Unidos. Eso, suponiendo que el proyecto no se pasara de presupuesto, cosa que casi sin duda habría sucedido. Les hablo de hace veinte años, y el informe que vi tenía una década de antigüedad ya entonces. Pero no creo que los costes se hayan reducido mucho. Así que no se construyó ningún otro transbordador: hay formas mucho más baratas de poner a personas y materiales en órbita.
Mucho
más baratas.

Harry se inclinó de nuevo hacia adelante.

—Lo cual nos lleva a dos preguntas obvias: ¿Cómo consiguió la Unión Colonial crear esta monstruosidad tecnológica, y por qué se molestaron en hacerla?

—Bueno, obviamente, la Unión Colonial está más avanzada tecnológicamente que nosotros aquí en la Tierra —dijo Jesse.

—Obviamente —respondió Harry—. Pero ¿por qué? Los colonos son humanos, después de todo. Y no sólo eso, sino que, puesto que las colonias reclutan específicamente en los países pobres con problemas de población, los colonos tienden a tener educación deficiente. Cuando llegan a sus nuevos hogares, es de suponer que se pasarán más tiempo intentando sobrevivir que pensando en formas creativas de construir transbordadores. Y la tecnología principal que permitió la colonización interestelar es el impulso de salto, que fue desarrollado aquí mismo, en la Tierra, y que no ha mejorado sustancialmente desde hace más de un siglo. Así que, teniendo en cuenta todo esto, no hay ningún motivo para que los colonos estén más avanzados que nosotros a nivel tecnológico.

De repente, algo hizo
click
en mi cabeza.

—A menos que hagan trampas —dije.

Harry sonrió.

—Exactamente. Eso es lo que pienso yo también.

Jesse me miró a mí, y luego a Harry.

—Me he perdido —dijo.

—Hacen trampas —contesté—. Mire, en la Tierra estamos atascados. Sólo aprendemos por nosotros mismos… hacemos descubrimientos y perfeccionamos la tecnología continuamente, pero es lento, porque nosotros solos hacemos todo el trabajo. Pero allí arriba…

—Allí arriba los humanos se encuentran con otras especies inteligentes —dijo Harry—. Algunas de las cuales tienen con toda certeza tecnología más avanzada que la nuestra. O bien la compramos, o bien hacemos tecnología inversa y averiguamos cómo funciona. Es mucho más fácil descubrir cómo funciona una cosa cuando tienes algo de lo que partir.

—Por eso están haciendo trampas —dije yo—. La UC está copiando las ideas de otra gente.

—Bien, ¿por qué no comparte la Unión Colonial su descubrimiento con nosotros? —preguntó Jesse—. ¿Qué sentido tiene guardárselo para sí?

—Tal vez piensan que lo que no sepamos no podrá hacernos daño —contesté yo.

—O puede que se trate de otra cosa —dijo Harry, y señaló hacia la ventana, donde los cables iban pasando—. Este «tallo» no está aquí porque sea la forma más sencilla de llevar a la gente a la Estación Colonial, ¿saben? Está aquí porque es una de las formas más difíciles… De hecho, es la forma más cara, tecnológicamente más compleja y políticamente más intimidatoria de hacerlo. Su propia existencia es un recordatorio de que la UC está literalmente a años-luz por delante de todo lo que los humanos podamos hacer aquí.

—A mí nunca me ha parecido intimidatorio —dijo Jesse—. En realidad nunca he pensado al respecto.

—El mensaje no va dirigido a usted —dijo Harry—. Sin embargo, si fuera presidenta de los Estados Unidos, pensaría de modo diferente. Después de todo, la UC nos mantiene a todos aquí en la Tierra. No hay viaje espacial excepto el que ella permite a través de la colonización o el alistamiento. Los líderes políticos están siempre bajo presión para convencer a la UC y enviar a su gente a las estrellas. Pero el transbordador es un recordatorio constante. Dice: «Hasta que no puedan fabricar uno de éstos, ni se les ocurra desafiarnos.» Y la de este artefacto es la única tecnología que la UC ha decidido mostrarnos. Piensen en todo lo que no nos han dejado conocer. Puedo garantizarles que al presidente de Estados Unidos sí. Y eso lo ha mantenido firmes, a él y a todos los demás líderes del planeta.

—Nada de esto hace que sienta simpatía por la Unión Colonial —dijo Jesse.

—No tiene por qué ser siniestro —respondió Harry—. La UC podría estar tratando de proteger la Tierra. El universo es grande. Tal vez no vivimos en el mejor barrio.

—Harry —dije yo—, ¿siempre ha sido así de paranoico o es algo que se le ha ido incrementando con la edad?

—¿Cómo cree que llegué a los setenta y cinco años? —dijo Harry, y sonrió—. La verdad es que no tengo ningún problema con que la UC esté mucho más avanzada tecnológicamente. Ahora voy a aprovecharme de ello. —Alzó un brazo—. Miren esto. Es débil y frágil y no está en muy buena forma. De algún modo, las Fuerzas de Defensa Coloniales van a coger este brazo, y el resto de mi cuerpo, y ponerlo en modo de combate. ¿Y saben cómo?

—No —contesté. Jesse negó con la cabeza.

—Yo tampoco —dijo Harry, y dejó caer el brazo sobre la mesa con un
plop
—. No tengo ni idea de cómo lo harán. Es más, es probable que ni siquiera pueda imaginar cómo lo harán… Si asumimos que la UC nos ha mantenido en un estado de infancia tecnológica, tratar de explicármelo ahora sería como intentar explicar este transbordador a alguien que nunca hubiese visto un medio de transporte más complejo que un caballo y un carro. Pero obviamente lo van a conseguir. De lo contrario, ¿por qué reclutar a viejos de setenta y cinco años? El universo no va a ser conquistado por legiones de ancianos. Sin ánimo de ofender —añadió rápidamente.

—No se preocupe —dijo Jesse, y sonrió.

—Señora, señor —prosiguió Harry, mirándonos a ambos—, puede que creamos tener alguna idea de dónde vamos a meternos, pero me parece que no es así. Este transbordador está aquí para demostrárnoslo. Es más grande y más extraño de lo que podemos imaginar… y esto es sólo la primera parte del viaje. Lo que venga a continuación va a ser aún más grande y más extraño. Prepárense lo mejor que puedan.

—Qué dramático —comentó Jesse, algo seca—. Después de una declaración como ésta, no sé cómo voy a hacerlo.

—Yo sí —dije, y empecé a levantarme de la mesa—. Voy a orinar. Si el universo es más grande y más extraño de lo que puedo imaginar, será mejor conocerlo con la vejiga vacía.

—Así habla un auténtico boy scout —dijo Harry.

—Un boy scout no tendría necesidad de orinar tanto como yo.

—Claro que sí —dijo Harry—. Déle sesenta años.

3

—No sé vosotros dos —nos decía Jesse a Harry y a mí—, pero hasta ahora esto no es lo que esperaba del ejército.

—No está tan mal —la consolé—. Toma, cómete otro donut.

—No necesito otro donut —respondió ella, apartándolo—. Lo que necesito es dormir un poco.

La comprendía perfectamente. Habían pasado más de dieciocho horas desde que dejé mi casa, casi todas consumidas viajando. Me apetecía echar una cabezada. En cambio, estaba sentado en el enorme comedor de un crucero interestelar, tomando café y donuts con un millar de otros reclutas, esperando a que alguien viniese y nos dijera qué se suponía que teníamos que hacer a continuación. Eso era lo mínimo que esperaba de los militares.

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