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Authors: Carlos Sisí

Tags: #Intriga, #Ciencia Ficción

Panteón (53 page)

BOOK: Panteón
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—Es lo que dijeron —añadió Malhereux, encogiéndose de hombros.

—Quieren coger a un grupo de nosotros para colonizar otro rincón del universo —añadió Maralda—, lejos de aquí, en otro lado. En definitiva, buscan voluntarios para volver a empezar.

El comentario arrancó un nuevo murmullo entre la gente.

—Un momento —pidió el supervisor—. Esto es… es demasiado. Deberíamos hablar de esto con calma, con los responsables adecuados, ¡no aquí!

—No hay tiempo —dijo Maralda—. Tienen que partir.

—Pero ¿por qué?

—No le ha dicho lo más importante —dijo entonces Malhereux.

Naguas le dirigió una mirada inquisitiva. Era evidente que empezaba a ponerse nervioso. Maralda se apresuró a hablar de nuevo.

—Verá, normalmente, la implantación es supervisada. En la Tierra iba a ocurrir lo mismo, y de hecho fue así en la Antigüedad. No estuvimos solos en los primeros años de nuestra andadura en el planeta. Acuérdese de los viejos testimonios que incendiaron la imaginación de los habitantes de la Tierra durante miles de años. Pero algo ocurrió. Algo fue mal. Algo estaba oculto en el núcleo de otro planeta donde se implantó otro brote.

—¿Se refiere a…?

Maralda asintió.

—Ellos lo llaman Nioolhotoh. Fue un desastre de proporciones cósmicas, y un hallazgo, por añadidura. Esta parte no la entendimos muy bien. Nioolhotoh forma parte del equilibrio del universo.

—Esa palabra, Niool… lo que sea —dijo Malhereux—, significa «Que hace nuevo lo viejo».

—Tenía que ver con el origen de todo —dijo Ferdinard.

—Pero nos estamos yendo por las ramas —exclamó Maralda—. Baste saber que, por entonces, no pudieron enfrentarse a él. Tan sólo pudieron encerrarlo. Pero cuando lo consiguieron ya era tarde: habían muerto cientos de miles de humanos que estaban bajo su tutela y protección. Entristecidos por su descomunal fracaso, construyeron un panteón en homenaje a todos ellos y prefirieron no intervenir más.

—Nos dejaron solos —dijo Malhereux, chasqueando la lengua.

Naguas asintió, perplejo.

—De acuerdo, pero… ¿y en esta ocasión? ¿Los seres humanos que vayan con ellos, contarán con su protección?

Maralda asintió.

—Nos han dado unos pocos ciclos para elegir qué hombres y mujeres partirán con ellos. Yo iré, supervisor —dijo con el semblante serio—. Será un nuevo comienzo en otro rincón del universo. Contaremos con el conocimiento y la ayuda de una raza indescriptiblemente más avanzada. Es el sueño de La Colonia sin los elementos inhóspitos de otras culturas y facciones. Imagínelo. Trate de imaginar siquiera la increíble oportunidad que esto representa.

Naguas se quedó callado y, mientras tanto, el murmullo que recorría las filas de los presentes aumentó considerablemente en intensidad.

Las naves volvieron. Aterrizaban en los hangares mientras fuera, las veinticuatro esferas continuaban su frenética danza, esperando el momento de acceder a La Colonia para recoger a los voluntarios. Éstos se organizaban ya en grupos cuidadosamente dispuestos. Llevaban maletines con algo de ropa y algunos objetos personales, y hablaban animadamente entre sí.

En lo alto de una de las pasarelas, Ferdinard y Malhereux miraban los preparativos con curiosidad.

—¿Cuántos crees que habrá ahí abajo? —preguntó Malhereux mientras masticaba una barra de alimentación.

—No lo sé —respondió Ferdinard—. Maralda dijo que el número de voluntarios era de cuarenta mil personas, pero que aumentaría a medida que se acercara el momento.

—¿En serio? —dijo Malhereux, pensativo—. Vaya, no me importaría irme a empezar una nueva vida en otra parte. Mira esa tía de allí… ¡está buenísima! Podría repoblar catorce mundos sólo con ella.

Ferdinard soltó una alegre carcajada.

—No lo dices en serio —exclamó, con una sonrisa en el rostro—. Además, probablemente elegiría a alguno de esos tíos de allí. Míralos. Son altos cargos de La Colonia. Vaya, creo que aquel tipo sería un duro competidor.

Malhereux asintió despacio.

—Es realmente alto… Un tío guapo y un alto cargo por añadidura. La vida no es justa.

—Espera… —dijo, mirando al hombre alto desde la distancia—. ¿Ése no es Nalco Taggar? Lo conocimos en la reunión, ¿recuerdas?

—Ah, sí, ¿no es ése el que va a ocuparse ahora de la presidencia de La Colonia?

—¿En serio? ¿Presidencia? Creía que La Colonia tenía otra forma de gobierno.

—Así ha sido siempre, pero la cúpula del poder está tan diezmada con tantos altos cargos interesados en marcharse, que Taggar ha sido proclamado presidente, al menos de forma temporal.

Malhereux asintió despacio.

El hombre alto permanecía erguido, exhibiendo una pose algo marcial, despidiéndose de su equipo y sus compañeros con firmes apretones de manos.

—Oye, hagámoslo… —dijo Ferdinard después de un rato.

—¿Qué? ¡No!

—¿Por qué no? Aquí no nos queda nada. El negocio se acabó. No hay
Sally
, no hay pasta, no hay nada. Y después de lo que hemos pasado, no me veo enterrándome en el suelo otra vez.

—Bueno, tranquilo —soltó Ferdinard, poniéndose un tanto a la defensiva—. Ya has oído al jefe de Maralda. ¡Ahora somos una especie de héroes! Se tirarán meses solamente haciéndonos preguntas sobre todo lo que vimos e hicimos. Haremos una buena pasta, suficiente para empezar un negocio en alguna otra parte. Hasta dijeron que nos darían un par de Bobs, tan avanzados que tu cabeza de programador se volverá loca. Nos dedicaremos a algo tranquilo, si quieres.

—No, tío, en serio —protestó Malhereux—. Creo que hemos quemado una fase. ¡Vámonos!

Ferdinard le dirigió una mirada apreciativa. Sabía a la perfección cuándo su amigo estaba hablando en serio y cuándo no, y sabía también cuándo era delicado intentar sacar una idea de la cabeza de su socio.

—¿Lo dices en serio? —preguntó.

—Completamente.

Ferdinard pensó durante unos instantes. Malhereux sabía que estaba considerando seriamente la idea (probablemente, por primera vez, de una manera real y consciente) y le dejó sopesarla con calma. Mientras tanto, masticó con fruición su barra de alimento.

Ferdinard dejó escapar un suspiro.

—Está bien —resolvió al fin—. Hagamos una cosa. Dejemos que el destino decida.

—¿El destino? —preguntó Malhereux—. Eso no suena como tú…

—Ya lo sé —graznó su socio—. Pero es una cuestión delicada y no quiero que la decisión dependa de ninguno de los dos.

—Está bien —admitió Malhereux—. ¿Qué propones?

—¿Cuánto hace que no recargas tu pulsera personal?

—¿Mi pul…? Pues… no lo sé, tío. Mucho, creo.

—¿Sabes cuánta energía le queda?

—No. Ni idea, pero bastante por…

—¡Vale! No es eso. No la mires ahora. Extiende tu mano y abre un holograma de estado. Si la barra de tu energía es más larga que la mía, nos vamos. Si la barra es más corta que la mía, nos quedamos.

Malhereux soltó una carcajada.

—Eso suena bastante a un concurso de pollas —dijo.

—¿Quieres o no? —gruñó Ferdinard, ceñudo.

—¡De acuerdo, de acuerdo! —soltó su socio.

Ferdinard extendió el brazo, con la mano preparada para activar el indicador, y su socio hizo lo mismo. Ambos tenían una sonrisa algo picarona en el rostro.

—Está bien —dijo Malhereux, divertido—. Una, dos, y….

Carlos Sisí (Madrid, 1971) vive en un soleado apartamento de Calahonda con su mujer y sus dos hijas. En ese ambiente luminoso y tranquilo concibió, noche tras noche, una Málaga diezmada por el terror de los muertos vivientes. No en vano lleva años alimentando su imaginación con todo tipo de material de terror, desde novelas a películas pasando por videojuegos.Carlos Sisí (Madrid, 1971) vive en un soleado apartamento de Calahonda con su mujer y sus dos hijas. En ese ambiente luminoso y tranquilo concibió, noche tras noche, una Málaga diezmada por el terror de los muertos vivientes. No en vano lleva años alimentando su imaginación con todo tipo de material de terror, desde novelas a películas pasando por videojuegos.

Empresario que dirige una revista digital online y una empresa familiar de diseño y soluciones de Internet, vio publicada en 2009 su primera obra.

Su saga, 'Los Caminantes', está compuesta por 3 libros:Los caminantes (2009), Necropolis (2010) y Hades Nebula (2011). Su última novela, La hora del mar salió a la venta en octubre del 2012.

Es miembro de Nocte. También se encarga de dirigir una comunidad de Minecraft en español llamada “Minecrafters”.

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