Ulises (95 page)

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Authors: James Joyce

Tags: #Narrativa, #Clásico

BOOK: Ulises
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HORAS: Puedes tocarme el…

CABALLEROS: ¿Puedo tocarte el?

HORAS: ¡Ah, pero ligeramente!

CABALLEROS: ¡Ah, y tan ligeramente!

LA PIANOLA:

Mi niña esquiva tiene una cintura.

(Zoe y Stephen dan vueltas impetuosamente, con brío más suelto. Avanzan las Horas del Crepúsculo, desde largas sombras de tierra, dispersas, demorándose, lánguidas de ojos, con mejillas delicadas de polvos y de falsa floración sutil. Van de gasa gris con oscuras mangas de murciélago que aletean en la brisa de tierra.)

MAGINNI:
Avant! huit! Traversé! Salut! Cours de mains! Croisé!

(Las Horas de la Noche se deslizan furtivamente al último lugar. Las Horas de la Mañana, del Mediodía y del Crepúsculo se retiran ante ellas. Van enmascaradas, con puñales en el pelo y brazaletes de campanillas de ruido sordo. Fatigadas, velivolublean bajo velos.)

LOS BRAZALETES: ¡Ay-oh! ¡Ay-oh!

ZOE:
(retorciéndose, con una mano en la frente)
¡Oh!

MAGINNI:
Les tiroirs! Chaîne de dames! La corbeille! Dos à dos!

(En fatigados arabescos, tejen una figura en el suelo, tejiendo, destejiendo, haciendo reverencias, retorciendo, hasta que les hierve la cabeza.)

ZOE: Me hierve la cabeza.

(Se desprende, se deja caer en una silla; Stephen agarra a Florry y da vueltas con ella.)

MAGINNI:
Boulangère! Les ronds! Les ponts! Chevaux de bois! Escargots!

(Emparejándose, retirándose, con manos intercambiantes, las Horas de la Noche se enlazan, cada cual con brazos en arco, en un mosaico de movimientos. Stephen y Florry dan vueltas pesadamente.)

MAGINNI:
Dansez avec vos dames! Changez des domes! Donnez le petit bouquet à votre dame! Remerciez!

LA PIANOLA:

La mejor, la mejor de todas
¡porrompón!

KITTY:
(se pone de pie de un salto)
¡Ah, eso lo tocaban en los caballitos de la tómbola Mirus!

(Corre hacia Stephen. Él deja bruscamente a Florry y agarra a Kitty. Chilla un áspero silbido agudo de estridente alcaraván. El mastodóntico tiovivo Toft gimiengruñiengorgoteando hace girar despacio el cuarto alrededor del cuarto.)

LA PIANOLA:

Mi chiquilla es de Yorkshire.

ZOE: De Yorkshire de verdad. ¡Vamos allá todos!

(Agarra a Florry y valsa con ella.)

STEPHEN:
Pas seul!

(Envía dando vueltas a Kitty a los brazos de Lynch, agarra el bastón de la mesa y dirige el baile. Todos giran, dan vueltas, valsan, remolinean. Bloombella, Kittylynch, Florryzoe, mujeres chupachupis. Stephen con su bastón de fresno salta rana en medio pies por alto pataleando al cielo boca cerrada mano agarra parte bajo muslo, con clanclán tintín martillopilón alalí cuernocazar relámpagos azul verde amarillo. El mastodóntico de Toft gira con jinetes de caballitos de madera colgando de serpientes doradas, tripas en fandango saltando golpea suelo pie y cae otra vez.)

LA PIANOLA:

Aunque sea una chica de taller
y no tenga vestidos elegantes.

(Agarrados estrecho deprisa más deprisa con fulgorresplandorestentor se deslizan ellos dispararresbalacarreran pasando en pesadesplomar. ¡Porrompón!)

TUTTI: ¡Otra vez! ¡Bis! ¡Bravo! ¡Otra vez!

SIMON: ¡Piensa en la familia de tu madre!

STEPHEN: La danza de la muerte.

(Tan bis talán tan de campanilla de portero, caballo, rocín, novillo, lechones, Conmee en el asno de Cristo cojo muleta y pierna marinero en chalupa cruzado de brazos tiracables izando patear danza marinerashire de verdad, Porrompón! En rocines, cerdos, caballos con cascabeles, cerdos gadarenos, Corny en el ataúd. Acero tiburón piedra manco Nelson, dos enredonas Frauenzimmer manchadas de ciruela de cochecito de niño cayendo aullando. Caray, es un campeón. Azulespoleta atisbar desde barril Rev. Angelus Love en calesín tacatán Blazes cortina ciclistas doblados como pescadillas Dilly con merengue sin vestidos elegantes. Luego en último girogiratrás pesadesplomando arriba y abajo chocar destrozabañera especie de virrey y reina saborear pesadobañera rosa del chocshire. Porrompón!)

(Las parejas se separan. Stephen gira con vértigo. El cuarto gira hacia atrás. Él se tambalea, con los ojos cerrados. Raíles rojos vuelan hacia el espacio. Estrellas en torno a soles giran a la redonda. Luminosos mosquitos bailan en la pared. Él se detiene en seco.)

STEPHEN: ¡Oh!

(La madre de Stephen, macilenta, se levanta rígida a través del suelo en gris de lepra con una guirnalda de azahar marchito y un velo de novia desgarrado, la cara gastada y sin nariz, verde de moho de la tumba. Su pelo es escaso y lacio. Fija en Stephen sus órbitas huecas rodeadas de azul y abre la boca sin dientes lanzando una palabra silenciosa. Un coro de vírgenes y confesores canta sin voz.)

EL CORO:

Liliata rutilantium te confessorum…
Iubilantium te virginum…

(Desde lo alto de una torre Buck Mulligan, en traje multicolor de bufón, pulga y amarillo, y gorro de payaso con cascabel, se la queda mirando con la boca abierta, teniendo en la mano, partido, un
scone
humeante y con mantequilla.)

BUCK MULLIGAN: Se ha muerto como una bestia. ¡Qué lástima! Mulligan se encuentra con la afligida madre.
(Eleva los ojos.)
Mercurial Malachi.

LA MADRE:
(con la sutil sonrisa de la locura de la muerte)
En otros tiempos fui la bella May Goulding. Estoy muerta.

STEPHEN:
(abrumado de horror)
¿Quién eres, lémur? ¿Qué truco del coco es éste?

BUCK MULLIGAN:
(agita su gorro con cascabel)
¡Qué burla! Kinch mató a su cuerpodeperro de cuerpodeperra. Ella estiró la pata.
(Lágrimas de mantequilla derretida caen de sus ojos al scone.)
¡Nuestra gran madre dulce!
Epi oinopa ponton
.

LA MADRE:
(se acerca, respirando suavemente sobre él su aliento de cenizas mojadas)
Todos tienen que pasar por ello, Stephen. Más mujeres que hombres en el mundo. Tú también. Llegará la hora.

STEPHEN:
(sofocado de terror, remordimiento y horror)
Dijeron que yo te maté, madre. Él ofendió tu memoria. Fue el cáncer, yo no. El destino.

LA MADRE:
(un verde arroyuelo de bilis escurriéndole de un lado de la boca)
Me cantaste esa canción a mí.
El amargo misterio del amor
.

STEPHEN:
(ansiosamente)
Dime la palabra, madre, si la sabes ahora. La palabra conocida por todos los hombres.

LA MADRE: ¿Quién te salvó la noche que saltaste al tren en Dalkey con Paddy Lee? ¿Quién tuvo compasión de ti cuando estabas triste entre los extraños? La oración es todopoderosa. La oración por las almas en pena en el manual de las ursulinas, y cuarenta días de indulgencia. Arrepiéntete, Stephen.

STEPHEN: ¡El vampiro! ¡Hiena!

LA MADRE: Rezo por ti en mi otro mundo, Dile a Dilly que te haga todas las noches ese arroz hervido después de tu trabajo de cabeza. Años y años te he querido, oh hijo mío, mi primogénito, cuando estabas en mi vientre.

ZOE:
(abanicándose con el soplillo de la chimenea)
¡Me estoy derritiendo!

FLORRY:
(señalando a Stephen)
¡Mira! Está blanco.

BLOOM:
(va a la ventana para abrirla más)
Mareado.

LA MADRE:
(con ojos como ascuas)
¡Arrepiéntete! ¡Ah, el fuego del infierno!

STEPHEN:
(jadeando)
¡La masticadora de cadáveres! Cabeza en carne viva y huesos sangrientos.

LA MADRE:
(su cara acercándose cada vez más, lanzando un aliento de cenizas)
¡Cuidado!
(Levanta su brazo derecho ennegrecido y marchito hacia el pecho de Stephen con los dedos extendidos.)
¡Cuidado! ¡La mano de Dios!

(Un cangrejo verde de malignos ojos rojos clava profundamente sus pinzas en mueca en el corazón de Stephen.)

STEPHEN:
(estrangulado de cólera, s
us rasgos se ponen tensos y grises y viejos.)
¡Mierda!

BLOOM:
(en la ventana)
¿Qué?

STEPHEN:
Ah non, par exemple!
¡La imaginación intelectual! Conmigo todo o nada en absoluto.
Non serviam!

FLORRY: Dadle agua fría. Esperad.
(Sale deprisa.)

LA MADRE:
(se retuerce las manos lentamente, gimiendo con desesperación)
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de él! ¡Sálvale del infierno, oh Sagrado Corazón divino!

STEPHEN: ¡No! ¡No! ¡No! ¡Domeñad mi espíritu todos vosotros si sois capaces! ¡Os puedo poner a todos bajo mis pies!

LA MADRE:
(en la agonía de los estertores de muerte)
¡Ten misericordia de Stephen, Señor, por amor mío! Mi sufrimiento fue indecible al expirar con amor, dolor y angustia en el Monte Calvario.

STEPHEN:
Nothung!

(Levanta en alto el bastón con las dos manos y destroza la lámpara. La lívida llama final del tiempo da un salto y, en la oscuridad subsiguiente, ruina de todo el espacio, cristal destrozado y mampostería que se derrumba.)

EL CHORRO DE GAS: ¡Ppfungg!

BLOOM: ¡Alto!

LYNCH:
(se precipita adelante y le agarra la mano a Stephen)
¡Ea! ¡Basta! ¡No haga el loco!

BELLA: ¡Policía!

(Stephen, abandonado su bastón, la cabeza y los brazos rígidos hacia atrás, da patadas en el suelo y huye del cuarto pasando ante las putas a la puerta.)

BELLA:
(chilla)
¡Detrás de él!

(Las dos putas se precipitan a la puerta de entrada. Lynch y Kitty y Zoe salen de estampía del cuarto. Hablan excitados. Bloom les sigue, y regresa.)

LAS PUTAS:
(agolpadas en la puerta, señalando)
Ahí abajo.

ZOE:
(señalando)
Ahí. Ahí pasa algo.

BELLA: ¿Quién paga la lámpara?
(Agarra a Bloom por los faldones de la chaqueta.)
A ver. Usted venía con él. Se ha roto la lámpara.

BLOOM:
(se precipita al vestíbulo y vuelve precipitado)
¿Qué lámpara, mujer?

UNA PUTA: Le ha roto la chaqueta.

BELLA:
(los ojos duros de cólera y codicia, señala)
¿Quién va a pagar eso? Diez chelines. Usted es testigo.

BLOOM:
(agarra el bastón de Stephen)
¿Yo? ¿Diez chelines? ¿No le ha sacado bastante a él? ¿No ha…?

BELLA:
(en voz alta)
A ver, nada de bromas. Esto no es un burdel. Es una casa de diez chelines.

BLOOM:
(la mano bajo la lámpara, tira de la cadena. Al tirar, el chorro de gas ilumina una pantalla malva destrozada. Él levanta el bastón)
Se ha roto sólo el manguito. Esto es todo lo que él…

BELLA:
(se echa atrás chillando)
¡No por Dios! ¡No!

BLOOM:
(parando un golpe)
Para enseñarle cómo dio en el papel. No hay ni seis peniques de destrozo. ¡Diez chelines!

FLORRY:
(entrando con un vaso de agua)
¿Dónde está ése?

BELLA: ¿Quiere que llame a la policía?

BLOOM: Ah, ya sé. El perro guardián en la casa. Pero es un estudiante de Trinity. Clientes de su establecimiento. Caballeros que pagan su renta.
(Hace un signo masónico.)
¿Sabe lo que quiero decir? Sobrino del vicecanciller. Usted no querrá un escándalo.

BELLA:
(iracunda)
¡Trinity! Bajan aquí armando escándalo después de las regatas y no pagan nada. ¿Es usted mi jefe aquí? ¿Dónde está ése? Le denunciaré. Le voy a hundir, de veras.
(Grita.)
¡Zoe! ¡Zoe!

BLOOM:
(apremiante)
¡Y si fuera su propio hijo en Oxford!
(Amonestando.)
Lo sé todo.

BELLA:
(casi sin habla)
¿Quién es usted… incóg…?

ZOE:
(en la puerta)
Ahí hay una pelea.

BLOOM: ¿Qué? ¿Dónde?
(Echa un chelín en la mesa y grita.)
Esto es por el manguito. ¿Dónde? Necesito aire de montaña.

(Sale deprisa por el vestíbulo. Las putas señalan con el dedo. Florry le sigue, vertiendo agua de su vaso inclinado. En el umbral, todas las putas, agolpadas, hablan volublemente señalando a la derecha, donde se ha levantado la niebla. Llega de la izquierda un coche de punto tintineante. Se va deteniendo delante de la casa. Bloom en la entrada observa a Corny Kelleher a punto de desmontar del coche con dos silenciosos libertinos. Vuelve la cara. Bella desde dentro del vestíbulo empieza a apremiar a sus putas. Estas soplan besos damelamepegamenñamñam. Corny responde con una fantasmal sonrisa lujuriosa. Los libertinos silenciosos se vuelven para pagar al cochero. Zoe y Kitty siguen señalando a la derecha. Bloom, apartándolas rápidamente, se echa sobre los ojos su capucha de califa y su poncho y baja deprisa los escalones con la cara ladeada. Harún Al Raschid de incógnito, pasa como una ráfaga detrás de los silenciosos libertinos y sigue deprisa junto a las verjas con ágil paso de leopardo que esparce sus huellas tras de sí, sobres rotos empapados en anisete. El bastón señala su zancada. Una jauría de sabuesos, guiada por Matasiete de Trinity, blandiendo una fusta de perros, con gorra de cazador a caballo y unos viejos pantalones grises, le sigue desde lejos, olfateándole el rastro, más cerca, ladrando, jadeando, perdiendo la pista, dispersándose, con la lengua fuera, mordiéndole los talones, saltando a su cola. Bloom anda, corre, zigzaguea, galopa, las orejas echadas atrás. Le tiran encima grava, tronchos de col, cajas de galletas, huevos, patatas, bacalao muerto, chanclichancletas de mujer. Detrás de él, recién descubierto, la clamorosa turbamulta zigzaguea galopa en persecución acalorada en fila india: guardias nocturnos 65 C y 66 C, John Henry Menton, Wisdom Hely, V. B. Dillon, el Concejal Nannetti, Alexander Llavees, Larry O’Rourke, Joe Cuffe, la señora O’Dowd, Pisser Burke, el Innominado, la señora Riordan, el Ciudadano, Garryowen, Comosellame, Caraextraña, Elqueseparece, Lehevistoantes, Elquevacon, Chris Callinan, Sir Charles Cameron, Benjamín Dollard, Lenehan, Bartell d’Arcy, Joe Hynes, el rojo Murray, el director de periódico Brayden, T. M. Healy, el señor Juez Fitzgibbon, John Howard Parnell, el Reverendo Salmon Enlata, el Profesor Joly, la señora Breen, Dennis Breen, Theodore Purefoy, Mina Purefoy, la empleada de correos de Westland Row, C. P. M’Coy, el amigo de Lyons, el Cojito Holohan, el hombre de la calle, el otro hombre de la calle, Botasdefútbol, el conductor de nariz arrugada, la señora protestante rica, Davy Byrne, la señora Ellen M’Guinness, la señora Joe Gallaher, George Lidwell, Jimmy Henry con sus callos, el Superintendente Laracy, Padre Cowley, Crofton el de la Oficina de Impuestos, Dan Dawson, el cirujano dental Bloom con sus tenazas, la señora Bob Doran, la señora Kennefick, la señora Wyse Nolan, John Wyse Nolan, la guapa-casada-que-él-se-restregó-contra-su-ancho-trasero-en-el-tranvía-a-Clonskea, el librero de Dulzuras del Pecado, la señorita Dubedotyaceptótcómonot, las señoras Gerald y Stanislaus Moran de Roebuck, el director de los almacenes Drimmie, el coronel Hayes, Mastiansky, Citron, Penrose, Aaron Figatner, Moses Herzog, Michael E. Geraghty, el Inspector Troy, la señora Galbraith, el guardia en la esquina de la calle Eccles, el viejo doctor Brady con estetoscopio, el hombre misterioso de la playa, un perro de caza, la señora Miriam Dandrade y todos sus amantes.)

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