Ulises (96 page)

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Authors: James Joyce

Tags: #Narrativa, #Clásico

BOOK: Ulises
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LA TURBAMULTA:
(en revoltijostrepitajaleolío)
¡Ése es Bloom! ¡Detened a Bloom! ¡Altobloom! ¡Al ladrón! ¡Eh! ¡Eh! ¡Paradle en la esquina!

(En la esquina de la calle Beaver, bajo el andamiaje, Bloom se detiene sin aliento al borde del ruidoso nudo de la pelea, y jadea sin idea de qué sea y qué jalea ese ¡eh! ¡eh! que riñe y se enreda en torno al quienqué en todaluchalavez.)

STEPHEN:
(con gestos rebuscados, respirando hondo y despacio)
Sois mis huéspedes. Los no invitados. En virtud del quinto de los Jorges y el séptimo de los Eduardos. La historia tiene la culpa. Fabulada por las madres de la memoria.

SOLDADO CARR:
(a Cissy Caffrey)
¿Te estaba insultando?

STEPHEN: Me dirigí a ella en vocativo femenino. Probablemente neutro. Ingenitivo.

VOCES: No, nada de eso. La chica cuenta mentiras. Él estaba en casa de la Cohen. ¿Qué pasa? Soldados y paisanos.

CISSY CAFFREY: Yo estaba en compañía de los soldados y ellos me dejaron para ir a hacer… ya saben y el joven corrió siguiéndome. Pero yo soy fiel al hombre que me invita aunque sólo soy una puta de a chelín.

VOCES: Es fielalhombre.

STEPHEN:
(observa las cabezas de Kitty y Lynch)
Salve, Sísifo.
(Se señala a sí mismo y a los demás.)
Poético. Neopoético.

CISSY CAFFREY: Sí, para ir con él. Y yo iba con un amigo soldado.

SOLDADO COMPTON: Me parece que éste tiene ganas de que le partan la cara. Dale una buena, Harry.

SOLDADO CARR:
(a Cissy)
¿Te ofendió mientras que yo y éste estábamos meando?

LORD TENNYSON:
(caballero con chaqueta de sport con la bandera británica y pantalones de cricket, cabeza descubierta, barba fluyente)
No les es menester mucho razonar por qué.

SOLDADO COMPTON: Dale fuerte, Harry.

STEPHEN:
(al Soldado Compton)
No sé cómo se llama usted pero tiene mucha razón. El doctor Swift dice que un solo hombre con armadura puede derrotar a diez hombres en camisa. Camisa es una sinécdoque. La parte por el todo.

CISSY CAFFREY:
(a la multitud)
No, yo estaba con el soldado.

STEPHEN:
(amablemente)
¿Por qué no? El valiente soldadito. En mi opinión toda señora por ejemplo…

SOLDADO CARR:
(la gorra ladeada, avanzando hacia Stephen)
A ver, jefe, ¿qué le parecería que le partiera la boca?

STEPHEN:
(levanta los ojos al cielo)
¿Qué? Muy desagradable. El noble arte de la autopretensión. Personalmente, detesto la acción.
(Agita la mano.)
La mano me hace un poco de daño. Enfin, ce sont vos oignons.
(A Cissy Caffrey.)
Aquí hay algún problema. ¿Qué ocurre, exactamente?

DOLLY GRAY:
(desde su balcón, agita el pañuelo, haciendo la señal de la heroína de Jericó)
Rahab. Hijo de cocinera, adiós. Regresa a salvo junto a tu Dolly. Sueña con la chica que dejaste allá lejos y ella soñará contigo.

(Los soldados revuelven los ojos aguanosos.)

BLOOM:
(a codazos entre la multitud, tira de la manga vigorosamente a Stephen)
Vamos allá, profesor, el cochero está esperando.

STEPHEN:
(se vuelve)
¿Eh?
(Se desprende.)
¿Por qué no voy a hablar con él o con cualquier ser humano que ande en dos pies sobre esta naranja oblonga?
(Señala con el dedo.)
No tengo miedo de a quién hablo con tal que le vea los ojos. Conservando la perpendicular.
(Da un paso atrás vacilante.)

BLOOM:
(apuntalándole)
Conserve la suya.

STEPHEN:
(ríe vacuamente)
Mi centro de gravedad está desplazado. He olvidado el truco. Sentémonos en algún sitio a discutirlo. La lucha por la vida es la ley de la existencia pero los modernos filirenistas, especialmente el zar y el rey de Inglaterra, han inventado el arbitraje.
(Se golpea en la frente.)
Pero aquí dentro es donde debo matar al cura y al rey.

BIDDY LA PURGACIONES: ¿Han oído lo que ha dicho el profesor? Es un profesor de la Universidad.

KATE LA COÑI: Sí. Ya lo he oído.

BIDDY LA PURGACIONES: Se expresa con marcado refinamiento de fraseología.

KATE LA COÑI: Ya lo creo. Y al mismo tiempo con tan apropósita incisividad.

SOLDADO CARR:
(se suelta de un tirón y avanza)
¿Qué es lo que dice de mi rey?

(Aparece Eduardo Séptimo bajo un arco. Viste un jersey blanco en que está cosida una imagen del Sagrado Corazón, con la insignia de la Jarretera y el Cardo, del Toisón de Oro, del Elefante de Dinamarca, del regimiento de caballería Skinner y Probyn, de abogado de Lincoln’s Inn y de la antigua y honorable compañía de artillería de Massachusetts. Chupa un chupachup rojo. Lleva manto de gran maestre electo perfecto y sublime de la masonería con llana y mandil, marcados Made in Germany. En la mano izquierda tiene un cubo de enjalbegador en que está impreso:
Défense d’uriner
. Un rugido de bienvenida le saluda.)

EDUARDO SÉPTIMO:
(lento y solemne pero con voz confusa)
Paz, paz perfecta. Para identificación, cubo en mano. A vuestra salud, muchachos. Hemos venido aquí para ser testigos de una pelea limpia y justa y deseamos cordialmente a ambos hombres la mejor suerte. Mahak makar a back.
(Da la mano al Soldado Carr, al Soldado Compton, a Stephen, a Bloom y a Lynch. Aplauso general. Eduardo Séptimo levanta el cubo graciosamente en agradecimiento.)

SOLDADO CARR:
(a Stephen)
Repítalo.

STEPHEN:
(nervioso, amistoso, conteniéndose)
Comprendo su punto de vista, aunque yo mismo no tenga rey por el momento. Vivimos en la época de los específicos. Una discusión aquí es difícil. Pero el punto es éste. Usted muere por su patria, supongo.
(Pone el brazo en la manga del Soldado Carr.)
No es que yo se lo desee. Pero yo digo: Que mi patria muera por mí. Hasta ahora lo ha hecho así. Yo no quiero que muera. Maldita sea la muerte. ¡Viva la vida!

EDUARDO SÉPTIMO:
(levita sobre montones de muertos en muerte violenta, y con el halo del Jovial Jesús, una yuyuba blanca en su cara fosforescente)

Mis métodos son muy nuevos y a algunos les dan enojos:
Para dar vista a los ciegos les echo tierra en los ojos.

STEPHEN: ¡Reyes y unicornios!
(se echa atrás un paso)
Venga a algún sitio y vamos a… ¿Qué decía esa chica?

SOLDADO COMPTON: Eh, Harry, dale un puntapié en el trasero. Patéale el culo.

BLOOM:
(a los soldados, suavemente)
No sabe lo que dice. Ha estado bebiendo un poco más de lo conveniente. El ajenjo, el monstruo de ojos verdes. Le conozco. Es un caballero, un poeta. Está bien ya.

STEPHEN:
(asiente, sonriendo y riendo)
Caballero, patriota, erudito y juez de impostores.

SOLDADO CARR: No me importa un pito quién sea.

SOLDADO COMPTON: No nos importa un pito quién sea.

STEPHEN: Parece que les molesto. Trapo verde para un toro.

(Kevin Egan de París, con camisa negra española con borlas y sombrero de rebelde irlandés, hace una señal a Stephen.)

KEVIN EGAN: Hola.
Bonjour!
La
vieille ogresse
con los
dents jaunes
.

(Patrice Egan atisba desde atrás, su cara de conejo mordisqueando una hoja de melocotonero.)

PATRICE:
Socialiste!

DON EMILE PATRIZIO FRANZ RUPERT POPE HENNESSY:
(en cota de malla medieval, en el yelmo dos gansos salvajes con alas extendidas, con noble indignación, alarga una mano enmallada hacia los soldados)
. ¡Werf esos ocos al fusboden, grandísimos porcos de anglófilos
todos
cubiertos de salsa!

BLOOM:
(a Stephen)
Vamos a casa. Te vas a meter en un lío.

STEPHEN:
(balanceándose)
No lo evito. Éste provoca a mi inteligencia.

BIDDY LA PURGACIONES: Uno observa inmediatamente que es de linaje patricio.

LA MARIMACHO: Verde sobre el rojo, dice. Wolfe Tone.

LA ALCAHUETA: El rojo es tan bueno como el verde, y mejor. ¡Arriba los soldados! ¡Arriba el rey Eduardo!

UN CHULO:
(ríe)
¡Eso! Manos arriba, rendirse a De Wet.

EL CIUDADANO:
(con una gran bufanda esmeralda y un garrote irlandés grita)

Así quiera el Dios del cielo
maridar acá abajo un fulano
de dientes agudos como navajas
a cortarles la garganta
a los perros ingleses
que colgaron a nuestros jefes irlandeses.

EL MOZO REBELDE IRLANDÉS:
(el lazo de cuerda en torno al cuello, trata de volverse a meter con las dos manos las tripas que se le salen)

Yo no odio a ningún ser de buena ley
pero amo a mi país aún más que al rey.

RUMBOLD, BARBERO DEMONIO:
(acompañado por dos asistentes con máscaras negras, avanza con una cartera de mano, que abre)
Señoras y caballeros, la cuchilla adquirida por la señora Pearcy para matar a Mogg. El cuchillo con que Voisin descuartizó a la mujer de un compatriota y escondió los restos en una sábana en el sótano, siendo cortada la garganta de la infortunada mujer de oreja a oreja. La ampolla que contiene arsénico obtenido del cuerpo de la señorita Barrow, y que mandó a Seddon a la horca.

(Da un tirón de la cuerda, los ayudantes saltan a las piernas de la víctima y tiran de él para abajo, dando gruñidos: la lengua del joven rebelde irlandés se le sale violentamente.)

EL MOZO REBELDE IRLANDÉS:

Joljidé jezar jor ej jescjanso je mji jmajdre.

(Entrega el espíritu. Una violenta erección del ahorcado envía gotas de esperma chorreando a través de sus ropas mortuorias hasta las piedras del pavimento. La señora Bellingham, la señora Yelverton Barry y la Honorable señora Mervyn Talboys se adelantan precipitadamente para empaparlo en sus pañuelos.)

RUMBOLD: Yo también estoy cerca de eso.
(Deshace el nudo corredizo.)
La cuerda que ahorcó al terrible rebelde. Diez chelines por cada vez, según lo solicitado a Su Alteza Real.
(Hunde la cabeza en la tripa abierta del ahorcado y la vuelve a sacar encuajaronada de entrañas enroscadas y humeantes.)
Mi penoso deber ya está cumplido. ¡Dios salve al rey!

EDUARDO SÉPTIMO:
(baila lentamente, repiqueteando en el cubo y cantando con suave satisfacción)

En la ocasión de la Coronación,
en la ocasión de la Coronación,
ah qué día, qué día divino,
bebiendo whisky, cerveza y vino.

SOLDADO CARR: Bueno. ¿Qué dice usted de mi rey?

STEPHEN:
(levanta las manos)
¡Oh, esto es demasiado monótono! Nada. Él necesita mi dinero y mi vida, aunque la necesidad tenga que hacerse dueña de él,, para no sé qué sucio imperio suyo. Dinero no tengo.
(Se busca vagamente en los bolsillos.)
Se lo he dado a alguien.

SOLDADO CARR: ¿Quién necesita su jodido dinero?

STEPHEN:
(trata de marcharse)
¿Tiene alguien la bondad de decirme dónde es menos probable que encuentre esos males necesarios?
Ça se voit aussi à París
. No es que yo… Pero ¡por San Patricio!

(Las cabezas de las mujeres se funden en una. La vieja Abuela Sindientes con sombrero en pan de azúcar aparece sentada en una seta venenosa, con la mortífera flor de la peste de la patata en el pecho.)

STEPHEN: ¡Aja! ¡Te conozco, abuelita! ¡Hamlet, venganza! ¡La vieja cerda que se come su lechigada!

VIEJA ABUELA SINDIENTES:
(meciéndose de un lado para otro)
La novia de Irlanda, la hija del rey de España,
alanna
. ¡Extraños en mi casa, mala peste les caiga!
(Se lamenta con aflicción de hada anunciadora de muertes.)
¡Ochone! ¡Ochone! Seda de las vacadas.
(Gime.)
Has conocido a la pobre vieja Irlanda, y ¿cómo se aguanta?

STEPHEN: ¿Cómo te aguanto yo a ti? ¡El truco del sombrero! ¿Dónde está la tercera persona de la Santísima Trinidad? ¡Soggarth Aroon! El reverendo Carroña Cuervo.

CISSY CAFFREY:
(chillona)
¡No dejen que se peguen!

UN CHULO: Nuestros hombres se han retirado.

SOLDADO CARR:
(dándose un tirón del cinturón)
Yo le voy a retorcer el pescuezo al maricón que diga una palabra contra mi puñetero rey.

BLOOM:
(aterrado)
Él no ha dicho nada. Ni palabra. Un puro malentendido.

SOLDADO COMPTON: Anda allá, Harry. Dale una en el ojo. Está a favor de los bóers.

STEPHEN: ¿Ah sí? ¿Cuándo?

BLOOM:
(a los casacas rojas)
Combatimos por vosotros en Sudáfrica, tropas de choque irlandesas. ¿No es eso historia? Los Fusileros Reales de Dublín. Honrados por nuestro monarca.

EL PEÓN:
(pasa tambaleándose)
¡Ah, sí! ¡Ah sí! ¡Ah, haz la kguerra kte akterra! ¡Ah! ¡Buh!

(Alabarderos con casco y coraza proyectan adelante una muralla de puntas de lanzas con tripas colgando. El Comandante Tweedy, con mostachos como Turko el Terrible, gorro alto de pelo con penacho, y uniforme de gala, charreteras y galones de oro y estuche en bandolera, el pecho brillante de medallas, se alinea para el ataque. Hace la señal del guerrero peregrino de los caballeros templarios.)

COMANDANTE TWEEDY:
(refunfuña ásperamente)
¡Rorke’s Drift! ¡Arriba, guardias, y a ellos! Mahal shalal hashbaz.

EL CIUDADANO:
Erin go bragh!

(El Comandante Tweedy y el Ciudadano se exhiben mutuamente medallas, condecoraciones, trofeos de guerra, heridas. Los dos se saludan militarmente con feroz hostilidad.)

SOLDADO CARR: Le voy a sacudir.

SOLDADO COMPTON:
(echa atrás a la multitud agitando los brazos)
Juego limpio aquí. Va a dejar a este maricón hecho una jodida carnicería.

(Bandas de música reunidas ejecutan Garryowen y Dios salve al Rey.)

CISSY CAFFREY: Se van a pelear. ¡Por mí!

KATE LA COÑI: Los valientes y las hermosas.

BIDDY LA PURGACIONES: Paréceme que aquel caballero de las armas en sable ha de justar de la mejor guisa.

KATE LA COÑI:
(ruborizándose profundamente)
No a fe mía, señora. ¡Para mí el jubón de gules y el alegre San Jorge!

STEPHEN:

De la ramera el grito, por las calles,
teje el sudario de la vieja Irlanda.

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