Ulises (93 page)

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Authors: James Joyce

Tags: #Narrativa, #Clásico

BOOK: Ulises
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BELLA:
(con desprecio)
Tú no estás para nada, en realidad.
(Su cono de fulana ladra.)
¡Fbhracht!

BLOOM:
(con desprecio)
Límpiate primero el dedo medio sin uña; el jugo frío de tu chulo te está goteando de tu cresta de gallo. Toma un puñado de heno y límpiate.

BELLA: ¡Te conozco, agente de publicidad! ¡Besugo muerto!

BLOOM: ¡Yo le vi, madama de putas! ¡Revendedora de sífilis y purgaciones!

BELLA:
(se vuelve al piano)
¿Quién de vosotras tocaba la marcha fúnebre de Saúl?

ZOE: Yo. Ocúpate de tus juanetes.
(Va disparada al piano y golpea acordes en él con los brazos cruzados.)
El paseo del gato por las escorias.
(Echa una ojeada atrás.)
¿Eh? ¿Quién hace el amor con mis nenitas?
(Vuelve disparada a la mesa.)
Lo que es tuyo es mío y lo que es mío es tuyo.

(Kitty, desconcertada, se recubre los dientes con el papel de plata. Bloom se acerca a Zoe.)

BLOOM:
(amablemente)
Devuélveme esa patata, ¿quieres?

ZOE: Prenda perdida: cosa fina y cosa más que fina.

BLOOM:
(con sentimiento)
No es nada, pero no deja de ser una reliquia de la pobre mamá.

ZOE:

Si reclamas lo que diste
Dios pregunta dónde está:
si dices que no lo sabes
al fuego te mandará.

BLOOM: Hay recuerdos unidos a ella. Me gustaría tenerla.

STEPHEN: Tener o no tener, esa es la cuestión.

ZOE: Aquí está.
(Se levanta el borde de la combinación, mostrando el muslo desnudo y desenvuelve la patata de lo alto de la media.)
Quien esconde sabe dónde encontrar.

BELLA:
(frunce el ceño)
Ea. Esto no es una barraca de exhibiciones. Y tú no destroces ese piano. ¿Quién paga aquí?

(Va hacia la pianola. Stephen hurga en el bolsillo, y, sacando un billete por una esquina, se lo entrega.)

STEPHEN:
(con exagerada cortesía)
Esta bolsa de seda la he sacado de la oreja de la cerda del público. Señora, me excuso. Si me lo permite.
(Indica vagamente a Lynch y a Bloom.)
Estamos todos en el mismo juego, Kinch y Lynch.
Dans ce bordel où tenons nostre état
.

LYNCH:
(llama desde junto a la chimenea)
¡Dedalus! Dale tu bendición por mí.

STEPHEN:
(entrega a Bella una moneda)
Oro. Ella lo tiene.

BELLA:
(mira al dinero, y luego a Zoe, Florry y Kitty)
¿Quiere tres chicas? Son diez chelines aquí.

STEPHEN:
(complacido)
Cien mil excusas.
(Vuele a hurgar en el bolsillo y saca y le entrega dos coronas.)
Permítame, brevi manu, tengo la vista algo trastornada.

(Bella va a la mesa y cuenta el dinero mientras Stephen habla consigo mismo en monosílabos. Zoe da un salto hasta la mesa. Kitty se inclina sobre el cuello de Zoe. Lynch se levanta, se endereza la gorra, y, agarrando a Kitty por la cintura, añade su cabeza al grupo.)

FLORRY:
(golpea pesadamente para levantarse)
¡Au! Se me ha dormido el pie.

(Cojea hasta la mesa. Bloom se acerca.)

BELLA, ZOE, KITTY, LYNCH, BLOOM:
(charlando y peleándose)
El caballero… diez chelines… paga por los tres… permítame un momento… este caballero paga aparte… ¿quién lo toca?… ay… cuidado a quién pellizca… ¿se quedan toda la noche o un rato?… ¿quién fue?… perdone, es usted un embustero… el caballero ha pagado como un caballero… beber… son mucho más de las once.

STEPHEN:
(a la pianola, hace un gesto de aborrecimiento)
¡Nada de botellas! ¿Cómo, las once? Adivina adivinanza.

ZOE:
(levantándose la enagua y doblando medio soberano en lo alto de la media)
Ganado trabajando duro con el sudor de mi espalda.

LYNCH:
(levantando a Kitty de la mesa)
¡Ven!

KITTY: Espera.
(Agarra las dos coronas.)

LYNCH: ¡Aupa!

(La levanta, se la lleva y la deja caer en el sofá.)

STEPHEN:

El zorro cantó, los gallos volaban,
las campanas del cielo
las once daban.
Es hora de que su pobre alma
salga del cielo.

BLOOM:
(tranquilamente deja medio soberano en la mesa, entre Bella y Florry)
Aquí tienen. Permítanme.
(Recoge el billete de una libra.)
Tres por diez. Estamos en paz.

BELLA:
(con admiración)
Qué astuto eres, viejo loro. Casi estoy por darte un beso.

ZOE:
(señalándole)
¿Hm? Profundo como un pozo.

(Lynch echa a Kitty hacia atrás en el sofá y la besa. Bloom va con el billete de libra hacia Stephen.)

BLOOM: Esto es tuyo.

STEPHEN: ¿Cómo es eso?
Le distrait
o el mendigo distraído.
(Vuelve a hurgarse en el bolsillo y saca un puñado de monedas. Cae un objeto.)
Se ha caído eso.

BLOOM:
(agachándose, recoge y entrega una caja de cerillas)
Esto.

STEPHEN: Fósforos. Gracias.

BLOOM: Más valdría que me entregara ese dinero a mí para que lo cuidara. ¿Por qué pagar más?

STEPHEN:
(le entrega todas sus monedas)
Sea justo antes de ser generoso.

BLOOM: Sí, pero ¿es prudente?
(Cuenta.)
Uno, siete, once, y cinco. Seis. Once. No respondo de lo que haya perdido.

STEPHEN: ¿Por qué daban las once? Proparoxítono. El momento antes del siguiente, dice Lessing. Zorro sediento.
(Se ríe ruidosamente.)
Enterrando a su abuela. Probablemente la mató.

BLOOM: Son una libra seis chelines y once peniques. Una libra con siete chelines, digamos.

STEPHEN: No me importa un pito.

BLOOM: No, pero…

STEPHEN:
(se acerca a la mesa)
Un cigarrillo, por favor.
(Lynch lanza un cigarrillo desdé el sofá a la mesa.)
Así que Georgina Johnson está muerta y casada.
(Aparece un cigarrillo en la mesa. Stephen lo mira.)
Milagro. Magia de salón. Casada. Humm.
(Enciende una cerilla y se pone a dar lumbre al cigarrillo con enigmática melancolía.)

LYNCH:
(observándole)
Tendrías más probabilidades de dar lumbre si acercaras más la cerilla.

STEPHEN:
(acerca más la cerilla al ojo)
Ojo de lince. Tengo que buscarme unas gafas. Las rompí ayer. Hace dieciséis años. La distancia. El ojo lo ve todo plano.
(Aleja la cerilla. Se apaga.)
El cerebro piensa. Cerca: lejos. Ineluctable modalidad de lo visible.
(Frunce el ceño misteriosamente.)
Humm. La esfinge. La bestia que tiene dos espaldas a medianoche. Casada.

ZOE: Fue un viajante de comercio que se casó con ella y se la llevó.

FLORRY:
(asiente)
El señor Cordero, de Londres.

STEPHEN: Cordero de Londres, que quitas los pecados del mundo.

LYNCH:
(abrazando a Kitty en el sofá, salmodia con voz profunda) Dona nobis pacem
.

(El cigarrillo resbala de los dedos de Stephen. Bloom lo recoge y lo tira a la chimenea.)

BLOOM: No fume. Debería comer. Maldito ese perro que me encontré.
(A Zoe.)
¿No tienes nada?

ZOE: ¿Tiene hambre éste?

STEPHEN:
(extiende la mano hacia la sonrisa de ella y entona con la melodía del pacto de sangre del Crepúsculo de los Dioses.)

Hangende Hunger,
Fragende Frau,
Macht uns alie kaputt.

ZOE:
(trágicamente)
¡Hamlet, soy la barrena de tu padre!
(Le toma la mano.)
Belleza de ojos azules, te voy a leer la mano.
(Le señala a la frente.)
Ni ingenio ni arrugas.
(Cuenta.)
Dos, tres, Marte, eso es valentía.
(Stephen mueve la cabeza.)
No eres un chiquillo.

LYNCH: Valentía de trueno. El muchacho que no sabía lo que era miedo.
(A Zoe.)
¿Quién te enseñó quiromancia?

ZOE:
(se vuelve)
Pregúntaselo a las pelotas que no tengo.
(A Stephen.)
Te lo veo en la cara. Los ojos, así.
(Frunce el ceño con la cabeza baja.)

LYNCH:
(riendo, da un par de azotes a Kitty)
Así. Doña Palmeta.

(Por dos veces, con ruido, chasca una palmeta: el féretro de la pianola se abre de golpe, y salta fuera la cabecita calva, de muñeco de sorpresa, del Padre Dolan.)

PADRE DOLAN: ¿Algún chico necesita palmetazos? ¿Que se le rompieron las gafas? Perezosillo intrigante, vago. Te lo veo en los ojos.

(Suave, benigno, rectoral, reprobador, la cabeza de Don John Conmee sale del féretro de la pianola.)

DON JOHN CONMEE: ¡Vamos, Padre Dolan! Vamos. Estoy seguro de que Stephen es un chico muy bueno.

ZOE:
(examinando la palma de Stephen)
Mano de mujer.

STEPHEN:
(murmura)
Sigue. Miente. Agárrame la mano. Acaríciame. Nunca he sabido leer Su letra excepto Su delincuente huella digital en el róbalo.

ZOE: ¿Qué día naciste?

STEPHEN: Jueves. Hoy.

ZOE: El nacido en jueves llegará muy lejos.
(Traza líneas en la mano.)
Línea del destino. Amigos influyentes.

FLORRY:
(señalando)
Imaginación.

ZOE: Montaña de la luna. Encontrarás una…
(De repente se pone a escudriñar la mano.)
No te diré lo que no sea bueno para ti. ¿O quieres saberlo?

BLOOM:
(le desprende los dedos y ofrece su palma)
Más de malo que de bueno. Toma. Léeme la mía.

BELLA: Enseña.
(Le da la vuelta a la mano de Bloom.)
Ya me lo imaginaba. Nudillos nudosos, bueno para las mujeres.

ZOE:
(escudriñando la palma de Bloom)
Rejilla. Viajes cruzando el mar y casamiento con dinero.

BLOOM: Te equivocas.

ZOE:
(rápidamente)
Ah, ya veo. Meñique corto. Marido cornudo. ¿Equivocado esto?

(
Lisa la Negra
, una enorme gallina, poniendo, en un círculo de tiza, extiende las alas y cacarea.)

LISA LA NEGRA
: Carac, cluc, cluc, cluc.
(Se aparta del huevo apenas puesto y se va contoneándose.)

BLOOM:
(se señala la mano)
Esa señal de ahí es un accidente. Me caí y me corté hace veintidós años. Tenía yo dieciséis.

ZOE: Ya veo, dice el ciego. Dinos algo nuevo.

STEPHEN: ¿Ves? Avanza a una sola gran meta. Yo también tengo veintidós años. Hace dieciséis yo con veintidós me caí, hace veintidós él con dieciséis se cayó de su caballito de madera.
(Mueca dolorosa.)
Me he hecho daño en la mano no sé dónde. Tengo que ir al dentista. ¿Dinero?

(Zoe susurra a Florry. Risotean. Bloom deja suelta la mano y escribe ociosamente en la mesa de atrás adelante, trazando a lápiz lentas curvas.)

FLORRY: ¿Qué?

(Pasa al trote un coche de punto, número trescientos veinticuatro, con una jaca de hermosas ancas, conducido por James Barton, avenida Harmony, Donnybrook. Blazes Boylan y Lenehan se bambolean repantigados en los asientos laterales. El botones del Ormond está acurrucado detrás, sobre el eje. Lydia Douce y Mina Kennedy observan tristemente por encima de la cortina.)

EL BOTONES:
(traqueteado, se burla de ellas con el pulgar y agitados dedos de gusano)
Je, je ¿os pican los cuernos?

(Bronce junto a Oro, susurran.)

ZOE:
(a Florry)
Susurra.
(Vuelven a susurrar.)

(Blazes Boylan se inclina hacia el pescante, ladeado el sombrero de paja de remero, una flor roja en la boca. Lenehan, con gorra de yachtsman y zapatos blancos, le quita servicialmente a Blazes Boylan un pelo del hombro de la chaqueta.)

LENEHAN: ¡Ahí va! ¿Qué veo aquí? ¿Les has cepillado las telarañas a unas cuantas pájaras?

BOYLAN:
(sentado, sonríe)
Desplumando una pava.

LENEHAN: Buen trabajo para una noche.

BOYLAN:
(levantando cuatro dedos de uñas romas, guiña el ojo)
¡La nena de Blazes! Conforme a la muestra o se devuelve el dinero.
(Levanta el índice.)
Huele esto.

LENEHAN:
(huele con júbilo)
¡Ah! Langosta con mayonesa.

ZOE Y FLORRY:
(ríen juntas)
Ja ja ja ja.

BOYLAN:
(baja de un salto, seguro, del coche y grita en alto para que oigan todos)
¡Hola, Bloom! ¿Está levantada ya la señora Bloom?

BLOOM:
(con chaqueta de lacayo de pana color ciruela y calzones cortos, medias color gamuza y peluca empolvada)
Me temo que no, señor; los últimos artículos…

BOYLAN:
(le lanza seis peniques)
Toma, ahí tienes para tomarte una ginebra con gaseosa.
(Cuelga con desenvoltura el sombrero en un pico de la cabeza de Bloom con cuernos de ciervo.)
Enséñame el camino. Tengo un pequeño asunto privado con tu mujer. ¿Entiendes?

BLOOM: Gracias, señor. Sí, señor, la señora Tweedy está en el baño, señor.

MARION: Debería sentir que es un alto honor para él.
(Salta fuera del agua, salpicando acá y allá.)
Raoul, querido, ven a secarme. Estoy en cueros. Sólo mi sombrero nuevo y una esponja de cochero.

BOYLAN:
(con un alegre chispear en los ojos)
¡Fenomenal!

BELLA: ¿Qué? ¿Qué es eso?

(Zoe le susurra.)

MARION: ¡Que mire si quiere, ese desgraciado! ¡Alcahuete! ¡Y que se dé azotes! Escribiré a una poderosa prostituta o a Bartholomona, la mujer barbuda, para que le levante ampollas de una pulgada de gordas y que le haga traerme un recibo firmado y sellado.

BOYLAN:
(apretándose fuerte)
Vamos, no puedo retener por mucho más tiempo un asuntito.
(Se aparta a zancadas con rígidas piernas de caballería.)

BELLA:
(riendo)
Jo jo jo jo.

BOYLAN:
(a Bloom, por encima del hombro)
Puedes aplicar el ojo a la cerradura y jugar contigo mismo mientras yo paso por ella unas cuantas veces.

BLOOM: Gracias, señor; sí, señor. ¿Me permite traer dos compadres para ser testigos del hecho y tomar una instantánea?
(Tiene en la mano un tarro de pomada.)
¿Vaselina, señor? ¿Azahar?… ¿Agua tibia?…

KITTY:
(desde el sofá)
Cuéntanos, Florry. Cuéntanos. Qué.

(Florry le susurra. Susurrantes palabras de amor murmuran labiolamiendo sonoras, salpichapoteando amapolisísmicamente.)

MINA KENNEDY:
(con los ojos en alto)
¡Oh, debe ser como el aroma de los geranios y de los deliciosos melocotones! ¡Oh, él sencillamente idolatra hasta el último pedacito de ella! ¡Pegados juntos! ¡Cubiertos de besos!

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