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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Ciencia Ficción, Misterio, Fantástica, Cuentos

Cuentos completos (291 page)

BOOK: Cuentos completos
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Esta utilidad del VM se extiende asimismo a otros iones. La figura 3 nos da las curvas endocrónicas para disoluciones 0,001 molares de cloruro sódico, bromuro sódico y cloruro potásico.

El VM es igual en cada caso, dentro de los límites de error experimental —puesto que las concentraciones son iguales en todos los casos— aunque las Alturas de Meseta (AM) son diferentes.

Una conclusión de tanteo a la que se puede llegar a través de estos datos experimentales es la de que las AM son características de la naturaleza de los iones presentes en la disolución, mientras que el VM es característico de la concentración de estos iones. La tabla II da los valores de Altura de Meseta y Volumen de Meseta para una gran variedad de sales en idénticas concentraciones, si se presentan solas.

La variación más interesante que hay que observar en la tabla II es la del VM con la valencia tipo de la sal presente. En el caso de sales que contengan pares de iones monovalentes —es decir, cloruro sódico, cloruro potásico y bromuro sódico— el VM es constante para todos. Lo cual vale también para aquellas sales que contienen un ión con una sola carga, y otro ión con dos cargas —o sea, sulfato sódico, cloruro cálcico y cloruro magnésico— en la que el VM, aunque igual en los tres, varía notablemente del de los del primer grupo. Por consiguiente, el VM parece ser función de la energía iónica de la disolución.

Este efecto se produce también en relación con la Altura de la Meseta, aunque con menor regularidad. En el caso de iones de una sola carga, como en el de las tres sales anotadas en la tabla II, la AM se acerca muchísimo a la del agua misma. Desciende considerablemente donde haya iones con doble carga, tales como el sulfato o el calcio. Y cuando están presentes los iones fosfato o férrico, con triple carga, el valor desciende a un cuarto nada más del que tenía en el agua.

TABLA II

Disolvente (disoluciones salinas en concentración 0,001 M)

Altura de Meseta (AM) segundos

Volumen de Meseta (VM) mililitros

Agua

-1,13

1,25

Disolución de cloruro sódico

-1,13

137

Disolución de bromuro sódico

-1,1

1,37

Disolución de cloruro potásico

-1,08

1,37

Disolución de sulfato sódico

-0,72

1,59

Disolución de cloruro cálcico

-0,96

1,59

Disolución de cloruro magnésico

-0,85

1,59

Disolución de sulfato cálcico

-0,61

1,72

Disolución de fosfato sódico

-0,32

1,97

Disolución de cloruro férrico

-0,29

1,99

Tiempo de disolución y mezcla de iones
- Los experimentos actualmente en marcha en estos laboratorios se interesan por la cuestión, extremadamente importante, de la variación de las propiedades endocrónicas de la tiotimolina en presencia de mezclas de iones. El estado de nuestros conocimientos en la actualidad no autoriza conclusiones muy generales, pero hasta nuestro trabajo preliminar hace concebir esperanzas sobre el desarrollo futuro de los métodos endocrónicos de análisis. Así, en la figura 4, tenemos la curva endocrónica tratándose de un disolvente constituido por una mezcla 0,001 M de cloruro sódico y 0,001 M de cloruro férrico en disolución. En este caso, pueden observarse dos rápidos cambios de pendiente: el primero en un tiempo de disolución de -0,29, y el segundo en un tiempo de -1,13, que constituyen las AM características del cloruro férrico y el cloruro sódico respectivamente. (Véase tabla II.) La AM de una determinada sal parecería, pues, no afectada por la presencia de otras sales.

Sin embargo, éste no es el caso, definitivamente, para el VM, y es hacia la elucidación cuantitativa de la variación del VM con impurezas en el disolvente hacia donde dirigimos ahora nuestros mayores esfuerzos.

Sumario
- Las investigaciones de las cualidades endocrónicas de la tiotimolina han demostrado que:

a) Para obtener resultados cuantitativos es necesaria una cuidadosa purificación del material.

b) El aumento del volumen de disolvente origina un aumento del tiempo negativo de disolución hasta un valor constante conocido por Altura de Meseta (AM) en un volumen de disolvente conocido como Volumen de Meseta (VM).

c) El valor de la AM es característico de la naturaleza de los iones presentes en el disolvente, variando con la energía iónica de la disolución, y no variando con la adición de otros iones.

d) El valor del VM es característico de la concentración de los iones presentes en el disolvente, siendo constante para diferentes iones en disolución de igual energía iónica, pero variando notablemente con la mezcla de segundas variedades de iones.

Como resultado de todo ello se sugiere que los métodos endocrónicos ofrecen un medio de análisis rápido —2 minutos o menos— y exacto —dentro de un 0,1 % por lo menos— de sustancias inorgánicas solubles en agua.

BIBLIOGRAFÍA

1. P. Krum y L. Eshkin. Journal of Chemical Solubilities, 27, 109-114 (1944). «Referente a la solubilidad anómala de la tiotimolina.»

2. E. J. Feinshreiber y Y. Hravlek. Journal of Chemical Solubilities, 22, 57-68 (1939). «Velocidades de disolución y grupos hidrófilos.»

3 P. Krum, L. Eshkin y O. Nile. Atináis of Synthetic Chemistry, 115. 1.122-1.145; 1.208-1215 (1945). «Estructura de la tiotimolina, Partes I y II.»

4. G. H. Freudler. Journal of Psychochemistry, 2, 476-488 (1945). «Iniciativa y determinación: ¿influye en ellas la dieta? Según los experimentos de solubilidad de la tiotimolina.»

5. E. Harley-Short. Philosophical Proceedings and Reviews, 15, 125-197 (1946).«Determinismo y libre albedrío. Aplicación de la solubilidad de la tiotimolina al marxismo dialéctico.»

6. P. Krum. Journal of Chemical Solubilities, 29, 818-819 (1946). «Un dispositivo para la medición cuantitativa de la velocidad de disolución de la tiotimolina.»

7. A. Roundin, B. Lev y Y. J. Prutt. Proceedings of the Society of Plant Chemistry, 80, 11-18 (1930). «Productos naturales aislados de arbustos del género Rosácea.»

8. Tiotimolin kak Ispitatel Markssiiskoy dilektiki. B. Kreschiatika. Journal Nauki i Sovetskoy Ticorii. Volumen 11, número 3.

9. Philossophia Neopredelennosti i Tiotimolin, Molvinski Pogost i Z. Brikalo.Mir i Kultura. Vol. 2, núm. 31.

Madre Tierra (1949)

“Mother Earth”

—Pero ¿está completamente seguro? ¿Está seguro de que, aunque uno sea historiador profesional, puede distinguir siempre entre victoria y derrota?

Gustav Stein, que se había desahogado con esa burlona pregunta, formulada con una amplia sonrisa debajo de un mostacho gris del que acababa de apartar un vaso vacío, no era historiador.

Pero su compañero sí lo era, y aceptó la cariñosa embestida sonriendo a su vez.

Para la Tierra, el apartamento de Stein era realmente de lujo. Claro que le faltaba la vacía intimidad de los Mundos Exteriores, puesto que delante de su ventana se extendía hacia lo lejos un fenómeno que sólo se daba en el planeta donde él nació: una ciudad. Una gran ciudad, llena de gente cuyos hombros rozaban unos con otros, cuyos sudores se mezclaban…

El apartamento tampoco estaba equipado con su propia central de energía y su propio suministro de cosas necesarias. Carecía incluso del cupo más elemental de robots positrónicos. En resumen, le faltaba la dignidad de bastarse a sí mismo, y, como la mayoría de las cosas de la Tierra, era simplemente parte de una comunidad, una unidad pendiente de un grupo, una porción de una turba.

Pero Stein era terrícola de nacimiento y estaba acostumbrado a ello. Además, al fin y al cabo, según los niveles de la Tierra, el apartamento seguía siendo de lujo.

Pero mirando al exterior por las mismas ventanas ante las cuales se extendía la ciudad, uno podía ver las estrellas y, entre ellas, los Mundos Exteriores, en los que no había ciudades, sino únicamente jardines; donde los céspedes eran fajas de esmeralda, donde todos los seres humanos eran reyes y adonde esperaban, muy en serio y muy en vano, ir todos los terrícolas buenos algún día.

Exceptuando a unos cuantos que estaban mejor enterados; como Gustav Stein.

Las tardes de los viernes con Edward Field pertenecían a esa clase de ritual que se entroniza con la edad y la vida sosegada. Un ritual que les partía la semana agradablemente a un par de solterones maduros y les proporcionaba un motivo inocuo para entretenerse con el jerez y las estrellas. Un ritual que los apartaba de lo desagradable de la vida y, sobre todo, les permitía hablar.

Especialmente Field, como conferenciante, erudito y hombre de pocos medios, citaba capítulos y versos de su todavía incompleta Historia del Imperio Terrestre.

—Espero el último acto —explicaba—. Entonces la titularé Ocaso y caída del Imperio, y la publicaré.

—Siendo así, debes de confiar que el último acto llegará pronto.

—En cierto sentido, ha llegado ya. Lo que ocurre, sencillamente, es que vale más esperar a que todos reconozcan ese hecho. Mire, so escéptico, cuando un Imperio, o un Sistema Económico o una Institución Social caen, se producen tres momentos, tres tiempos.

Field hizo una pausa para lograr el pleno efecto y aguardó pacientemente a que Stein dijera:

—¿Cuáles son esos tres tiempos?

—Primero —Field enderezó el índice derecho— viene el tiempo en que aparece un pequeño nudo que señala el camino inexorable hacia el final. No se ve ni se reconoce hasta que el final ha llegado ya, y entonces el nudo originario se hace visible para la mirada retrospectiva.

—¿Y puede decirme cuál es ese pequeño nudo?

—Creo que sí, pues cuento ya con la ventaja de siglo y medio de visión retrospectiva. Vino cuando la colonia del sector Sirio, Aurora, obtuvo por primera vez el permiso del Gobierno Central de la Tierra para introducir robots positrónicos en su vida comunal. Evidentemente, volviendo la vista hacia aquel momento, quedaba despejado el camino hacia una sociedad completamente mecanizada, fundada en el trabajo de los robots y no en el de los hombres. Y es esta mecanización la que ha constituido y seguirá constituyendo el factor decisivo en la lucha entre los Mundos Exteriores y la Tierra.

—¿De veras? —murmuró el fisiólogo—Cuan infernalmente listos son ustedes los historiadores. ¿Cuál y cuándo fue la segunda vez que el Imperio cayó?

—El segundo momento en el tiempo —Field dobló suavemente el dedo medio— llega cuando ante los ojos del experto se levanta una señal tan grande y clara que se puede distinguir sin ayuda de la perspectiva. Y este momento ha pasado también al establecer los Mundos Exteriores, por primera vez, un cupo de inmigración contra la Tierra. El hecho de que la Tierra fuese incapaz de impedir una acción tan claramente perjudicial para ella fue un grito que iodos pudieron oír, y eso tuvo lugar hace cincuenta años.

—Mejor. ¿Y el tercer momento?

—¿El tercer momento? —ahora le tocó el tumo al dedo anular—. Ese es el menos importante. Es cuando el mensaje se convierte en una pared con un enorme «FIN» garabateado en ella. Entonces lo único que se requiere para conocer que ha llegado el final no es perspectiva ni entrenamiento, sino simplemente la facultad de escuchar una videograbacíón.

—Supongo que el tercer momento en el tiempo no ha llegado todavía,

—No, evidentemente; si hubiera llegado no tendría que preguntarlo. Sin embargo, puede llegar pronto; por ejemplo, sí estalla una guerra.

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