Sangre en el diván (17 page)

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Authors: Ibéyise Pacheco

Tags: #Ensayo, Intriga

BOOK: Sangre en el diván
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Estando ella conmigo, porque primero la paciente fue la mamá, por ahí tengo su historia clínica, a la señora le fue tan bien, humilde, de Valle de la Pascua. Tenía un cuadro depresivo, y me la lleva a ella. Entonces hay una técnica que yo hago. Hoy mismo hice una aquí en la casa, de terapia electro convulsiva. Eso requiere un protocolo. Yo puedo hacerlo solo, porque soy anestesiólogo. Es el electroshock, una de las terapias más antiguas, ¿qué ocurre?, la técnica electro convulsiva se diseña y se utiliza porque al pasar tú una corriente eléctrica a través del cerebro, los neurotransmisores se ajustan. Puede causar hemorragia nasal o bucal. Los médicos no pueden decir que esa terapia no causa sangramiento. Ella sangró. Tengo algunos textos allí que apoyan esta teoría, incluso Gómez Grillo llevó una comunicación a la audiencia con la juez para explicarlo. Lo que ocurre es que como uno mete un protector entre los dientes y a veces el paciente está dormido, puede morderse los labios o la lengua, y haber un pequeño sangramiento bucal, por vía de excepción. Roxana sangró, sin duda, pero unas gotitas. Eso fue lo que encontraron, unas gotitas. Los pacientes dormidos no es que están indefensos. ¡Están dormidos, eso es distinto!

Aquí siguen viniendo algunas pacientes. No hay manera de que acudan a otro psiquiatra. Roxana se apegó de un modo muy intenso, no sólo que lo detecté, sino que uno trata de ver cómo resuelve. Yo le recomendé a ella que fuera a otro psiquiatra. A esa psiquiatra la llamé una vez, pero Roxana me dijo que ella no había seguido yendo por razones económicas. Demasiado despliegue ha tenido este caso. ¿Cómo se justifican cinco portadas en revistas y toda esa cobertura? Para mí que eso es plata.

Yo tendría trabajo en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, me hubiera podido ir. Si yo hubiera tenido el menor indicio de que esto iba a suceder, me hubiera ido al aeropuerto. Nunca había tenido un incidente con una paciente. Ni siquiera con un ser humano.

A Roxana la vi el 12 (día que murió). Te explico por qué. Yo la había visto el día 3 o 4. Nunca la llamaba. No sé por qué dicen que aparece en registro que yo la llamaba. El 12 de julio yo la llamé porque el día 4, ella había ido a consulta sin cita. Ya mi secretaria tenía instrucciones de no dejarla pasar. Ella se paraba enfrente y de alguna manera se metía. Y entonces ese día, va y me dice que esa noche se va a suicidar porque ella tenía un drama terrible con el sobrepeso, 85 kilos, y medía 1,60. Esas son las indicaciones precisas para el electroshock. Frente a la inminencia de un suicidio, le dije ven acá, y le hice su electroshock. Y le dije, te voy a volver a chequear. El día sábado yo tenía una reunión con los médicos de mi promoción, Carlos Alberto Moros y otros. Yo iba a ser orador de orden. A ella le he prometido el día antes que como no había tenido tiempo en la semana, y también tenía un paciente hospitalizado en El Cedral, yo te veo el sábado. Es que todos los días ella llamaba, llamaba y llamaba. Yo no la atendía la mayoría de las veces. Sí, debería estar acostumbrado a este tipo de situaciones, lo que quiero decir es que con ella, pese a mis sugerencias de que tenía que buscar otro psiquiatra, le decía yo te veo a ti siempre que vengas con una compañera, pero no sola. Ella se lanzaba hacia mí, me tomaba la mano. «Doctor usted me gusta mucho, yo lo amo, yo lo quiero». Ese día le hice electroshock, entonces cada vez que uno lo hace, uno quiere saber qué efecto ha tenido en una paciente que se quiere suicidar, y el único momento libre que yo tenía era el sábado. De ahí me voy.

La única llamada que yo le hice fue para decirle, «mira está por ahí a las siete y media que yo te veo». No la llamé en la madrugada ni en ningún otro momento. Nunca la llamé a ella. Jamás. La llamé ese día, o alguna que otra vez para decirle, deja de dar mensajes. Y ese día la llamo porque quiero ver si su estado sigue siendo depresivo. La encontré de maravilla. Yo le había hecho TEC antes, que es una sedación intravenosa que el efecto dura máximo una hora, y por eso es que la mamá inventó que yo había tenido relaciones con ella porque sangró por vía genital, no entiendo.

El 12 ella me habló de lo de siempre, que se sentía muy bien. La hice comprometerse con que el lunes iba a casa de dos colegas para bajar de peso, una en Guarenas, Tasioli, y una endocrinóloga.

Ella venía de Valle de la Pascua y estudiaba en la Universidad Santa Rosa. La gente especulaba por el pleito que yo había tenido antes con Marcel Granier. Yo una vez peleé con él, le dije al aire en televisión que él estaba ahí porque era un chulo, que no era ningún periodista, y el tipo tuvo que llamar a publicidad. Entonces ella acababa de inventar, que como había conseguido un puesto de pasante en RCTV…

En una sesión, porque la madre sabía que ella sangraba por los labios, ella sangró vía vaginal. Entonces la madre supone que puede haberse producido relación sexual. Mi abogado Gómez Grillo ha presentado un montón de documentos médicos que dicen que el TEC en pacientes premenstruales, puede provocar la menstruación. La ginecóloga no encontró semen. Yo incluso a ella, traté de demostrarle que no puede recordar nada de lo que sucedió, porque en el TEC no hay memoria inmediata, se te olvida quién te trajo, cómo llegaste, se te olvida todo, porque las neuronas se desconectan, bueno no sé por qué ella inventó todo eso. Esa es la parte de la patología.

En el expediente no puede haber mención de ninguna otra clase de abuso. No señor. Hay casos de mala gente que inventa eso. Mujeres. Pero ningún caso. No hay nombres. La única es la loca ésta del año 90 que llevaba pantaleticas llenas de semen, y que… del resto son anónimos, sin ningún valor. Ese expediente no tiene ni una sola prueba. Un zarcillo que tú comprenderás se le cae a cualquiera, a ti se te puede caer. No pueden decir que hay un recorrido de sangre por toda la alfombra. Debe ser que en una oportunidad anterior, ella caminó hasta una neverita que tenía en mi consultorio, y hay una gótica. Esa es toda la prueba.

Ese día yo la vi como a las 7 y media, 8. Como una hora, hasta que la veo bien. Ella se compromete conmigo con que iría a casa de la nutricionista, porque su sobrepeso no puede ser normal, bla, bla, bla. Estaba enamorada de un muchacho que se llamaba, ¿Emilio?, y él no le paraba.

No hay ninguna prueba en mi contra. Los datos descartan que pudo haber ocurrido algo. Primero, la autopsia no revela fractura de cráneo. Yo creo que ella salió de allí… fíjate que l5 días antes, en el centro de Caracas habían intentado atracarla. Le quitaron el koala y el celular, y ella se lo quitó al tipo. Esa noche ella salió, y sale para no sé dónde, óyeme, lo siguiente es importante (por cierto, Emilio es uno de los sospechosos, se va del país, y no lo interrogan, ¿raro, no?), y entonces, yo me voy. Hablando de pacientes, hay una mujer bellísima llamada Brenda Méndez. Ella vive en Santa Fe, en Los Manolos. Yo he salido con ella, dos o tres veces a cenar, sin sexo. Yo soy un despistado, a las ocho de la noche, una hora después, ¿cómo es que la golpeo, cómo la monto en mi carro donde no hay huellas de luminol, cómo la llevo a un lugar que llaman Parque Caiza, en Guarenas, que no sé dónde queda? ¿Cómo es que yo hago todas esas cosas y puedo estar a las ocho de la noche por allá? ¿Qué ocurre? Hay llamadas mías a Brenda porque la iba a invitar a comer, y en eso, estando en la bomba de gasolina, despistado, buscando la dirección, pasa Mercedes Contreras, una ex jueza cuyo hijo es paciente mío. Me invitó a su casa, y estoy con ella desde las ocho hasta las once y media de la noche. Ella es uno de los testigos clave. ¿Cómo pude matarla, y a golpes, sin huella de sangre? Excepto la gotita esa, donde además, ¡debe haber gotitas de mucha gente! ¿Cómo puedo cargar 85 kilos yo solo? Me dicen los expertos que esos son l70 kilos, el doble. ¿Cómo la llevo a Parque Caiza, donde aparece? La fiscalía no ha presentado a ningún cómplice.

Sobre ese vigilante que me dices de El Cedral, yo no lo amenacé. Todo lo que hice fue llamar una vez al portero de El Cedral para que testificara si me había visto esa noche cargar un cuerpo. No lo voy a llevar de testigo porque él no vio nada.

También tengo una explicación para los que dicen que yo alteré las pruebas de luminol del carro con rastros naturales. Unos días antes, viniendo yo por la avenida, una vez tuve un
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que me trajeron de Viena, iba a ensayar mis habilidades de psicólogo con él, el
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es un animal muy grande, entonces yo vengo por la Cota Mil y veo un
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herido, que seguramente lo atropello un carro. Yo enseguida me paro y lo veo, lo meto en mi carro, me lo traigo y mi sobrina que es veterinaria, y entonces el carro tiene la sangre normal del perro y el sucio, incluso lo paso al otro carro, y entonces como las maletas quedaron sucias del perro, entre Yilma (la señora que trabaja en la casa), y la sobrina, lavan el carro con jabón. ¿Dicen que no estaba lavado, que estaba sucio, y que lo que encontraron fueron sustancias inorgánicas de frutas que neutralizan el efecto del luminol? Pues no sé qué combinación utilizaron Yilma y mi sobrina. Quizás habían hecho mercado de frutas. El perrito murió finalmente. Ella no tiene consultorio, se lo llevó, no sé a donde, en fin…

Terrible todo esto. Una vida como la que yo he vivido, y de pronto expuesta a esto. Quince mil historias en Venezuela y otros países, sin ningún incidente de ningún tipo. No solamente de orden psiquiátrico. No soy agresivo con nadie. ¿Algunos colegas dicen que soy agresivo? No. Polémico sí.

Aquí no hay ningún homicidio. Los abogados están convencidos de mi inocencia como cualquiera que crea en mi versión. Para mí son los fiscales los que están montando esto. Hay un vínculo entre una vecina o familia de la mamá que trabaja en Miraflores que a su vez y que es amiga de Luisa Ortega. En el expediente no hay ninguna prueba. Las pruebas son que ella escribía en un blog de Internet que no consta que sea ella. O un escrito que tenía relación y sexo, que me amaba, bla, bla, bla, y que le vendía a las amiguitas, un poco para compensar sus carencias de autoestima porque me imagino que no le era fácil conquistar a nadie. ¿Me imaginas a mí, que he tenido tan bellas mujeres, con ella? Ella decía que se había levantado al psiquiatra para darle celos al Mauricio, yo no sé. Lo cierto es que ella vendió una historia distinta a la que tenía conmigo en el consultorio.

Exactamente ella no me amenazó con desacreditarme. Después fue lo del anónimo. Ella conmigo era la mujer más afectuosa y cordial que te puedas imaginar.

No sé en qué carro se montó al salir de mi consultorio. No la mandé en taxi. En otras ocasiones distintas sí lo hice como hago con otras pacientes. En dos oportunidades le di la cola a la Plaza Venezuela y a El Paraíso. Pero eso lo hago con muchas pacientes que salen a las nueve, diez de la noche, y no tienen carro. Las llevo, las monto en taxi. Yo le tenía aprecio a ella, a pesar de lo fastidiosa que era.

¿Verdad que es una cosa rara que con tantos muertos del fin de semana, el cuerpo de ella haya aparecido tan rápido? La noche del sábado como ella no había llegado a la casa, me llamó su mamá, me dice, «doctor Chirinos lo estoy llamando porque quiero saber si mi hija está con usted». Le digo, «no». «Yo lo sé todo», me dijo ella. «¿Qué es lo que usted sabe?», le pregunté. «Que la niña estaba con usted». «Bueno, sí, estaba conmigo hasta las ocho de la noche». En la mañana hubo dos llamadas más, de una muchacha y un muchacho a mi casa. Me dicen, «lo estoy llamando porque Roxana no ha regresado de su consulta», porque ella sí les dijo a las amiguitas que iba a consulta. Les dije la verdad, «sí estuvo en consulta y ella se fue muy bien. Es más, me acuerdo que estaba empeñada en hacerse el balón, la convencí de que agotara las dietas». De las llamadas de la mañana, una admitió que hablaba en nombre de una amiga de ella, y la otra era un muchacho que no dio su nombre. «Quiero saber si ella estaba con usted anoche», me preguntó la voz.

Ahora, cálate esto, ¿cómo se explican las llamadas de su celular? A amigas, a familiares. La fiscalía tiene que tener ese celular. No es que estaba viva, pero quien la mató se quedó con su celular.

No hay una sola prueba en mi contra. El zarcillo se le cayó el día que yo la examiné a ella. Eso y las gotitas de sangre. No hay más sospechosos porque no los han buscado. Son una pila de locos. Te digo, el Ministerio Público no sirve para un carrizo.

¿De qué murió Roxana? ¿Lo digo como médico? De una hemorragia subdural. Una caída… uno tiene tres membranas, la aura madre, pegada al cerebro, la aracnoide, y la que va por fuera que es la subdural. Un golpe que se dio en la cabeza, la empujaron y la golpearon. Hay escoriaciones que la fiscalía interpreta que fue cuando la lanzaron al basurero.

Que como psiquiatra, ¿cómo interpreto que a esa niña la lancen a un basurero? Alguien que pensó… a mí me han dicho los policías que saben de eso, que es frecuentísimo que en ese lugar boten cadáveres. Es más, que esa noche había dos, no solamente ése.

¿Diagnóstico de ella? Roxana sufría una forma de esquizofrenia simple, un tanto bipolar, en buena medida determinada por su problema físico. Ella tenía los brazos con heridas. Ella es una asociación de pacientes bulímicas y anoréxicas; hay recomendaciones y una de ellas es esa, herirse; su problema mayor era su sobrepeso.

La mamá es una pobre mujer, muy elemental. Las versiones son las mismas. Mientras ella está en la espera de que esto se resuelva, todo el mundo le habla maravillas de mí. De Valle de la Pascua han venido a decirme que cómo es posible que a mí me hagan esto. He recibido muchos gestos de solidaridad. Lo que pasa es que como yo soy poco sociable…

Mi rutina en estos momentos… me levanto tarde porque me acuesto tarde. Primera vez en mi vida que veo telenovelas. Me levanto como a las ocho, nueve de la mañana. Leo prensa, veo algunos programas en la mañana, me gusta ver el 33, con las muchachas esas, ahora. A veces ValeTV. Estoy escribiendo una crítica dura al estamento político. Hago poco ejercicio, tuve una hernia que me operaron recientemente. Como sano, aunque como de todo. Me conservo bien, sin problemas. Alguna que otra visitante amiga viene. Yo soy un excelente amante, ni una sola mujer se ha quejado. A todas ellas les encanta.

¡Yo que he tenido tantos romances! Mujer que me gustaba, mujer que yo buscaba y poseía. Ninguna se me podía negar. Tal vez por mi soledad, es posible que en esta etapa otoñal de mi vida, que además de mis libros, aparezca una mujer con quien tenga una relación estable. Es una opción, muy remota.

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