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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (77 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Hablaremos ahora de los tablones y de su posible significado psicológico. ¿Han pensado lo que esta imagen, que se puede comparar exactamente con la imagen de una parábola, quiere decir? ¿O lo que quieren decir los soportes, psicológicamente? Me gustaría que lo discutieran y también el significado, en el sueño, de tener cuidado al charlar de no poner los pies en el lodo. Se habrán dado cuenta todos ustedes de que cuando hablan sin ton ni son o dicen toda suerte de maldades de las otras personas, pierden fuerzas, de que , si no lo hicieran se sentirían más fuertes. "El silencio otorga fuerza." Hay que aprender a mantenerse silencioso aun cuando se está hablando. Es este sentimiento interior de integridad el que nos otorga fuerza. Por supuesto, siempre se pueden decir mil cosas, se puede siempre envenenar a los otros con las propias emociones negativas, se puede siempre comunicar a los otros las cosas desagradables, se puede siempre hacer insinuaciones malévolas sobre algo que se ha dicho — todo esto nos hunde en el fango, y es a éste exactamente al que se debe escapar. Cada cual debe ver su propio fango. Muchas veces una persona no se da cuenta en absoluto del fango que hay en ella. Cree, por ejemplo, que tiene derecho a preocuparse, a hablar continuamente de las cosas de vida, de sus negocios, de sus asuntos, de sus dificultades personales. Hablar conscientemente de los propios asuntos es muy distinto de hablar mecánicamente. Hablar conscientemente, repito, es muy distinto de hablar mecánicamente. ¿Qué significa hablar conscientemente de sus preocupaciones, por ejemplo? Significa formular, y toda formulación significa una toma de conciencia de los dos lados, de lo que uno es y de lo que es la otra persona. Trate de hacerlo. Verá que toda clase de "Yoes" mecánicos en usted serán obstaculizados y privados de su deseo de hablar. Si lo hace comprenderá lo que significa la fuerza. Recuerden cómo se queja el Salmista que al no tener fortaleza interior se hunde en el pozo. Recuerden que su vida es su propia vida y que nadie puede ayudarlos. Pero el Trabajo puede ayudarlos si son capaces de aplicarlo. Llegamos a cierta etapa, quizá, de trabajo personal, y luego caemos otra vez en el lodo. Al principio no lo advertimos pero al cabo de un tiempo llegamos a tener conciencia de nuestro estado interior, y luego, si el Trabajo tiene algún sentido para nosotros, empezamos a sentir que ya no aguantamos más estar en el lodo. Esto significa que el sabor interior del Trabajo ha empezado a obrar sobre nosotros. Entonces las condiciones exteriores adversas ya no nos hacen más desdichados, pero empezamos a ser desdichados de un modo por completo nuevo —a saber, respecto de nuestro estado interior, respecto del plano en que estamos en nosotros mismos. Cuando hemos alcanzado esta etapa se puede tener la seguridad de que el Trabajo ya obra directamente sobre nosotros y entonces comprendemos que la única cosa que puede salvarnos de la "Granja del Lodo" es poner en práctica lo que el Trabajo nos está enseñando. Si uno se abandona al "Yo negativo, a la imaginación negativa, si siente que las cosas son injustas, si se identifica con cada duda y la acepta, quiere decir que no usa los tablones ni los soportes ni tampoco los aparatos del Trabajo. Todo cuanto hace el Trabajo es sacarnos de lo que llamamos en estas disertaciones, que son meros comentarios, "Granja del Lodo", pero es preciso recordar que la "Granja del Lodo" está en nosotros. El Trabajo se propone llevarnos a un nuevo nivel de comprensión. Se propone llevarnos a un piso más alto en nuestra evolución personal donde ya no hay lodo.

He tomado como ejemplo este sueño porque muestra la primera etapa o nivel. No llega al próximo nivel. Representa lo que debemos hacer en relación con el nivel de Ser en el cual estamos, que es representado como si fuera lodo. Al mismo tiempo muestra que, por el lado del conocimiento, hay ciertas cosas que debemos practicar —es decir, el uso de tablones y de soportes y el andar con cuidado por encima del lodo que está en nosotros. En otras palabras, representa la primera etapa del Trabajo, que se aplica prácticamente a nosotros mismos. Habrán notado con qué belleza el Centro Emocional Superior se expresa sobre el Trabajo. Su modo de expresarse es tan bello como el que se halla en las Parábolas de los Evangelios.

Birdlip, 14 de diciembre, 1943
Comentario sobre las relaciones de un hombre consigo mismo

Cada uno de nosotros está en relación con tres cosas. Primero estamos en relación con nuestro cuerpo, acerca del cual no conocemos prácticamente nada. El cuerpo está a veces enfermo, a veces en buena salud, y así sucesivamente. Solemos tener algún conocimiento de nuestro cuerpo, pero en realidad nunca sabemos mucho porque su complicada organización está mucho más allá de nuestra comprensión. Sin embargo, hay un lado muy definido en nuestra vida que concierne a nuestras relaciones con el cuerpo físico. En general, el Centro Instintivo cuida de nosotros a este respecto, a condición de que no abusemos demasiado de nuestro cuerpo. Esta es nuestra primera relación definida. Si una persona tiene un cuerpo que no lo molesta, se sorprende mucho cuando su cuerpo empieza a molestarlo.

La próxima relación tiene que ver con el mundo exterior, con las cosas, con las cuestiones que surgen a nuestro alrededor, y con cosas tales como la amistad, los negocios, la política, la guerra, y en general todas nuestras relaciones con la materia, con nuestro tratamiento de las cosas, con la cocina, con la carpintería, con la construcción, y también con nuestro trato de la gente, con la búsqueda de empleo, con la administración de nuestro dinero, con todo cuanto se refiere a la vida material.

En términos generales, la mayoría de la gente se preocupa de estas dos relaciones, y tanto el fracaso como el éxito son posibles en los dos casos. Quiero decir que una persona en la primera relación puede tener muchas preocupaciones con su cuerpo, estar a menudo enferma, o puede haber encontrado el medio de mantenerse en buena salud. Y en lo que respecta a la segunda relación, la relación con la vida exterior, puede ser incapaz de adaptarse a nada o a nadie o tener éxito. Por ejemplo, quizá encuentre algo en la vida exterior que le permita desempeñarse perfectamente.

Hablaremos ahora de la tercera relación que es en realidad el tema de esta enseñanza —a saber, la relación de un hombre consigo mismo. Para la mayoría de la gente esta relación es innecesaria. Por lo general un hombre sólo se preocupa de las dos primeras relaciones, y hasta cierto punto las dos tienen que ver una con la otra; si un hombre pasa hambre, por ejemplo, la relación con su cuerpo es mala y por lo tanto es preciso que encuentre una mejor relación con la vida exterior a fin de poder alimentar su cuerpo. Pero esta tercera relación es diferente. Para los propósitos de la vida mecánica es innecesaria. En un país joven se encuentra por lo general que sólo las dos primeras relaciones son las que cuentan. Alimento, salud, negocios, constituyen las principales preocupaciones. Ahora bien, tanto el cuerpo como los asuntos del mundo son exteriores a nosotros. ¿En qué sentido son exteriores? Son exteriores respecto de la tercera relación posible.

Al pensar en mí mismo desde el ángulo de este Trabajo, me di cuenta de que era útil pensar a veces en dichas relaciones y, teniéndolas en cuenta, observar con cual de ellas estaba en falta. Podía estar en relación equivocada con mi cuerpo o, también, en relación equivocada con la vida exterior o en relación equivocada conmigo mismo. Esto es, en lo que respecta a la tercera relación, quizá esté pensando donde debería sentir, o sintiendo donde debería pensar, etc. O asimismo, tal vez esté dormido para mí mismo. Esto se aplica a todos. Si sentimos que algo no anda bien, tendemos a mirar hacia el exterior. Quizá juzguemos que estamos enfermos —es decir, miramos exteriormente hacia nuestro cuerpo— o creemos que las otras personas están equivocadas, en cuyo caso miramos otra vez exteriormente. No obstante, suele ocurrir que se juzgue que se está equivocado en sí, que no se está en el "Yo" correcto, que no se ha sustentado suficientemente esta tercera relación en uno mismo. Quizá no se ha trabajado realmente sobre sí por algún tiempo. Tal vez no se ha conectado los pensamientos que provienen de las partes superiores de los centros —es decir, no se ha prestado atención a sí mismo y se ha perdido lo que esos centros nos están diciendo. Hay muchas frases en la antigua literatura esotérica que se refieren a la relación del Hombre consigo mismo y a las diferentes partes que están en él, tanto las superiores como las inferiores, en lo que concierne a la necesidad de mantener cierto calor dentro de él. Es sabido que un huevo en incubación no puede enfriarse durante demasiado tiempo. También han oído decir en esta enseñanza que es preciso encender un fuego para calentar el crisol alquímico que contiene los polvos metálicos que eventualmente han de fundirse. Mientras esto no tenga lugar, cada golpe en las paredes del crisol hace que los polvos cambien de posición. Esto significa que cada cambio incidental en la vida hace que dentro de nosotros las cosas cambien de posición y que carecemos del poder de una resistencia interior al mundo exterior y a los cambiantes eventos. O se puede comparar el Hombre a un calidoscopio en que cada golpe cambia la disposición de los trozos de vidrio. El objeto de la tercera relación consigo mismo es el de formar por fin algo permanente. Ante todo, en la jerarquía del desarrollo, viene el establecimiento de un "Yo" Observante. Luego, por encima de esto, viene la formación de un Mayordomo-Delegado que es un conjunto de "Yoes" que desean trabajar. Algunos de estos "Yoes" quieren realmente trabajar mientras que otros sólo fingen que desean hacerlo. Pero cuando el Mayordomo- Delegado es bastante fuerte, surge la posibilidad de que el mismo Mayordomo aparezca y, por encima de él, la posibilidad de la llegada del "YO" Real —es decir, algo permanente e inamovible. Cuando esto ocurre tenemos un
hombre cabal.—
un hombre tal como no lo conocemos en la vida ordinaria.

Ahora bien, deseo en este comentario hablarles de esa tercera relación. Perdemos muchas oportunidades de trabajar porque la olvidamos. Solemos estar desalentados por la enfermedad o por la situación exterior con la que estamos en relación en determinado momento y, al no hallar apoyo en ninguna de ellas, nos sentimos perdidos. No obstante, por encima de estas dos relaciones está la posibilidad de una tercera. Nos olvidamos de emplazar al Trabajo en el mismo momento en que habíamos de hacerlo. Nuestros pensamientos ordinarios que están en conexión con nuestros asuntos cotidianos ordinarios no nos llevan a las ideas del Trabajo. Es preciso saltar: es preciso ponernos deliberadamente en relación con el Trabajo y buscar las diferentes maneras de hacerlo. Todos ustedes se dan cuenta de qué modo la vida nos sumerge en el sueño, de qué modo nuestras preocupaciones por los problemas de la vida nos separan de las influencias del Trabajo. Definiré dos condiciones diferentes en las cuales pueden encontrarse todos los que están en el Trabajo. Una de ellas es que el hombre se encuentra simplemente sumergido en las cosas; se siente deprimido, preocupado, ansioso, etc., y sin atreverse a levantar la cabeza por encima de todo ello, contempla la vida según las perspectivas de sus propios sentimientos negativos. La segunda condición tiene lugar cuando un hombre
conoce
que está en un estado deficiente desde el punto de vista del Trabajo y no sabe cómo liberarse de él. Creo que el estudio en uno mismo del segundo estado es el más interesante. Uno sabe que está dormido, reconoce que hay algo que no anda, pero no hace nada para ponerle remedio. Es aquí donde suelen surgir los peores pensamientos negativos sobre el Trabajo. Se está, por así decirlo, fuera del Trabajo en uno mismo, separado de los "Yoes" que aún pueden conducirlo o transmitirlo, y aunque se lo sabe, nada se hace para remediarlo. Ahora bien, este estado puede dividirse a su vez en otros dos. Se puede estar en una suerte de estado pesado, indiferente, sin ningún deseo de hacer nada, aunque uno se dé cuenta de esta situación. O se puede estar en esa interesante condición llamada "tentar a Dios". Siente uno que necesita ayuda. Pero en los dos casos no ha desarrollado en sí la técnica que puede re-establecer cierta armonía dentro de sí mismo. Aquí surge uno de los muchos aspectos del Hombre Ladino. Está en un deplorable estado de ánimo, quejándose de no ser capaz de sentir el Trabajo y esperando ayuda desde lo alto. Pero si siente haber perdido contacto consigo mismo, si siente que la tercera relación a que se refiere el Trabajo anda mal y desea re-conectarse, es preciso que encuentre la manera de hacerlo y que la aplique deliberadamente sin perder el tiempo en sentirse desdichado.

¿Cuál debe ser la propia tarea en tales circunstancias? La tarea consiste en entrar en contacto con las diferentes partes de los centros y con los diferentes "Yoes" que pueden sentir las influencias del Trabajo. Hace poco, al observarme en una condición semejante, pensé deliberadamente en los Diez Mandamientos. Traté de repetir los primeros cinco Mandamientos de memoria y advertí que mi conocimiento de ellos era inexacto. Como es sabido, los primeros cinco Mandamientos son psicológicos, y aunque los segundos cinco Mandamientos son también psicológicos en su significado último se refieren en primer lugar a nuestra relación con la vida exterior. Pero los primeros cinco Mandamientos sólo se refieren a nuestra relación con nosotros mismos. Tomemos el Mandamiento inicial: "No tendrás otros dioses ajenos antes de mí". Si esta enseñanza que proviene de las Influencias Conscientes fuera tan poderosa que no se adorase cosa alguna —a saber, que todas las otras cosas vinieran en segundo lugar— se estaría en una posición que permitiría resistir a todos los males del cuerpo y de la vida. Quizá comprendan lo que quiero decir. Estarían sostenidos todo el tiempo por una fuerza que nada podría quebrantar. Entonces pensé en lo que Cristo había dicho: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento".
(Marcos, XII 30.)
Y sólo pensando en estos mandamientos que ordenan cumplir la Voluntad de los Seres Superiores de quienes proviene la enseñanza del Trabajo, sentí en mí una completa transformación semejante a un choque, y de pronto todo fue diferente —la gente me parecía diferente y sentí a través de todo mi cuerpo cierta ligereza. Ya saben que el Trabajo enseña que si uno mismo se da el choque del Recuerdo de Sí, se produce un cambio en todo el trabajo del cuerpo de modo que las células reciben un alimento diferente. Les aseguro que todos ustedes pueden experimentarlo a menudo. Recuerden que Dios es siempre lo que tiene más valor para ustedes. Lo que tiene más valor es adorado y lo que adoran es Dios. Lo que tiene más valor controla todo su ser. En este sentido Dios es un reflejo de ustedes y Dios es conforme al nivel de comprensión en que están. Adoramos extrañas cosas y tenemos extraños dioses.

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