El universo, los dioses, los hombres (24 page)

BOOK: El universo, los dioses, los hombres
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Perseo mata al monstruo y libera después a Andrómeda. La lleva hasta la orilla, y, una vez allí, comete un pequeño error. Andrómeda está fuera de sí, completamente trastornada, e intenta recuperar sus fuerzas y su esperanza en la orilla, entre las rocas. Para reanimarla, para tener mayor libertad de movimientos, Perseo deposita la cabeza de Medusa sobre la arena de tal manera que los ojos del monstruo sobresalen ligeramente del zurrón. La mirada de Medusa se extiende sobre la superficie de las aguas; las algas que flotaban armoniosamente, móviles y vivas, se solidifican y se petrifican hasta convertirse en corales ensangrentados. Esta es la razón de que existan en el mar unas algas mineralizadas: la mirada de Medusa las ha convertido en piedra en medio de las olas.

Perseo se lleva después a Andrómeda con él. Recupera su zurrón, que se apresura a cerrar, y llega a Sérifos, donde su madre, Dánae, le espera. También le aguarda Dictis. Los dos se han refugiado en un santuario para escapar de Polidectes. Entonces Perseo decide vengarse del malvado rey. Le comunica que ha vuelto y que le trae el regalo prometido; se lo entregará en el transcurso de un gran banquete. Todos los hombres de Sérifos, jóvenes y adultos, se reúnen en la gran sala. Beben y comen, es una fiesta. Llega Perseo. Abre la puerta, le saludan, entra. Polidectes se pregunta qué va a ocurrir.

Mientras todos los invitados están sentados o reclinados, Perseo permanece de pie. Agarra entonces de su zurrón la cabeza de Medusa, la saca, la enarbola en lo alto del brazo, desviando su mirada hacia otro lado, hacia la puerta. Todos los comensales se quedan inmovilizados en la posición exacta en que se hallaban. Algunos estaban bebiendo, otros hablando, otros tenían la boca abierta, o los ojos clavados en Perseo. Polidectes muestra una actitud de sorpresa. Todos los participantes en el banquete se han convertido en cuadros o estatuas. Se transforman en imágenes mudas y ciegas, el reflejo de lo que eran cuando vivían. Perseo devuelve entonces la cabeza con el ojo terrorífico a su zurrón. En ese momento, puede decirse que, en cierto modo, ha terminado la historia de Medusa.

Queda el abuelo, Acrisio. Perseo sabe que éste se ha portado mal con él porque creía que su nieto provocaría su muerte. Se le ocurre un modo de hacer las paces con él. Así que parte en compañía de Andrómeda, Dánae y Dictis hacia Argos, donde Acrisio, advertido que el pequeño Perseo se ha hecho un hombre, ha realizado grandes hazañas y está a punto de llegar a la ciudad, muerto de miedo, se dirige a una población vecina donde se celebran unos juegos.

Cuando Perseo llega a Argos, le anuncian que Acrisio ha ido a participar en unos juegos. Concretamente, en un concurso de lanzamiento de disco. Se traslada a la población vecina, donde invitan a concursar al joven Perseo, que es guapo y bien plantado, y está en la flor de la edad. Entonces coge su disco y lo lanza. Por casualidad, el disco cae encima de Acrisio y le causa una herida que le provoca la muerte. Perseo no se decide a ocupar el trono de Argos, que le corresponde. No le parece correcto suceder al rey cuya muerte ha provocado. Descubre una especie de reconciliación familiar a través de un intercambio. Ya que el hermano del difunto rey, Preto, reina en Tirinto, le propone que suba al trono de Argos y él ocupará su lugar en Tirinto.

Antes devuelve los instrumentos de su victoria sobre Medusa a quienes se los habían confiado. A Hermes le entrega, al mismo tiempo que la
hárpe,
las sandalias aladas, el zurrón y el casco de Hades para que se los devuelva, más allá del mundo humano, a sus propietarias legítimas, las Ninfas. En cuanto a la cabeza cortada del monstruo, la ofrece como regalo a Atenea, que la coloca como pieza central de su escudo. Enarbolado sobre el campo de batalla, el
Gorgoneion
de la diosa inmoviliza al enemigo, paralizado por el terror, y lo envía, transformado en fantasma, en doble espectral, en
eídolon,
al país de las sombras, al Hades.

Convertido de nuevo en simple mortal, el héroe, cuya gesta había hecho de él durante largo tiempo el «dueño de la muerte», abandonará la vida cuando llegue su hora, como todo mortal. Pero, para honrar al joven que se atrevió a desafiar a la Gorgona de la mirada terrorífica, Zeus transporta a Perseo al cielo, donde se establece en forma de las estrellas que constituyen la constelación que lleva su nombre, la cual, sobre la sombría bóveda nocturna, dibuja su figura mediante puntos luminosos para que la vean todos por siempre jamás.

GLOSARIO

Acrisio.
Rey de Argos y padre de Dánae. Murió accidentalmente a manos de su nieto, el héroe Perseo, cuando éste volvió a su patria tras vencer a la Medusa.

Adrasto.
Rey de Argos y suegro de Polinices. Este, uno de los hijos de Edipo, fue expulsado de Tebas por su hermano Etéocles. Organizó la expedición conocida con el nombre de los Siete contra Tebas para restaurar a su yerno en sus derechos.

Afrodita.
Diosa del amor, la seducción y la belleza, nacida de la espuma del mar y el esperma salido de los genitales de Urano, que fueron arrojados al océano después que lo castraron. Recibió de Paris el premio que la consagró como la más bella de las diosas.

Agamenón.
Rey de Argos. Nombrado caudillo de los griegos durante la guerra de Troya, al regresar a su reino fue asesinado por su mujer, Clitemnestra, y el amante de ésta, Egisto.

Ágave.
Hija de Cadmo y Harmonía, y madre de Penteo.

Agenor.
Rey de Tiro y Sidón, y padre de Europa.

Áglae.
Una de las Cárites.

Alcínoo.
Rey de los feacios, esposo de Arete y padre de Nausícaa. Ofreció hospitalidad a Ulises y le transportó a Ítaca en una de sus naves.

Alejandro.
Nombre con que también es conocido Paris.

Andrómeda.
Hija de Cefeo, rey de los etíopes, el cual, a fin de aplacar la cólera de Poseidón, la encadenó a una roca para que la devorara un monstruo marino. Fue salvada por Perseo.

Anfiarao.
Adivino de Argos. Esposo de Erifila. Sus presagios favorables provocaron la expedición de los Siete contra Tebas, en la que encontró la muerte.

Anfítrite.
Nereida, esposa de Poseidón.

Anquises.
Noble troyano. Afrodita se le unió en el monte Ida, y de sus amores nació Eneas.

Antígona.
Hija de Edipo, Acompañó a éste al exilio después que renunció al trono y se quitó la vista.

Antínoo.
Principal pretendiente de Penélope.

Aquiles.
Hijo de Tetis y Peleo. Héroe principal de la guerra de Troya. Prefirió la gloria imperecedera de una muerte en plena juventud a una vida larga y apacible, pero oscura.

Ares.
Dios de la guerra, que goza de la matanza y la sangre.

Arges.
Uno de los Cíclopes.

Argos.
Perro de Ulises. Nada escapaba a su mirada escrutadora.

Artemisa.
Diosa de la caza. Hija de Zeus y Leto, y hermana de Apolo. Luchó al lado de los Olímpicos contra los Titanes.

Atamante.
Rey de Beocia y esposo en segundas nupcias de Ino, hija de Cadmo.

Atenea.
Diosa de la guerra y la inteligencia. Hija de Zeus y Metis. Nació del cráneo de Zeus y armada de los pies a la cabeza. Compitió con Hera y Afrodita en el juicio de Paris.

Atlante.
Hijo de Jápeto y hermano de Prometeo. Zeus le condenó a sostener en sus hombros la bóveda del cielo.

Autólico.
Hijo de Hermes y abuelo de Ulises. Era mentiroso y ladrón,

Autónoe.
Hija de Cadmo. Esposa de Aristeo y madre de Acteón, que fue devorado por sus perros.

Balio.
Uno de los caballos de Aquiles, inmortal y capaz de hablar.

Belerofonte.
Héroe corintio. Venció a la Quimera con la ayuda del caballo Pegaso.

Bía.
Hija de Éstige. Personifica la soberanía absoluta de los reyes.

Bóreas.
Viento del norte.

Briareo.
Uno de los Hecatonquiros.

Brontes.
Uno de los Cíclopes.

Cadmo.
Hijo de Agenor, rey de Tiro y Sidón. Salió, acompañado de su madre, Telefasa, a la búsqueda de su hermana Europa. Esposo de Harmonía. Fundador y primer rey de Tebas.

Calidón.
Comarca de Etolia, al norte del golfo de Corinto.

Caos.
Vacío primordial anterior a la creación del mundo.

Caribdis.
Monstruo marino que, oculto en una gruta, bajo un peñasco, engullía todas las naves que pasaban cerca de él.

Cárites.
Divinidades de la belleza. Daban alegría a la naturaleza, los hombres y los dioses. Eran tres: Eufrósine, Talía y Áglae.

Cástor.
Uno de los Dioscuros, hijo de Zeus y Leda. Al contrario que su hermano Pólux, era mortal. Gran jinete, experto en el arte de la guerra y la caballería.

Cefeo.
Rey de los etíopes y padre de Andrómeda.

Céfiro.
Viento suave y regular.

Centauros.
Monstruos con cabeza y busto humanos y el resto del cuerpo equino. Vivían en los bosques y las montañas en estado salvaje, lo que no era óbice para que a menudo fueran encargados de la educación de los jóvenes.

Cerbero.
Perro del Hades. Vigilaba las puertas del reino de los muertos para que no entrara por ellas ningún ser vivo ni se escapara ningún difunto.

Ceres.
Hijas de la Noche. Rigen el destino humano.

Ceto.
Monstruo marino, hija de Ponto y Gea, y madre de las Grayas y las Gorgonas.

Cíclopes.
Hijos de Urano y Gea. Tenían un solo ojo, capaz de fulminar, en medio de la frente. Eran tres: Brontes, Estéropes y Arges.

Cicones.
Pueblo de Tracia, aliado de los troyanos. Ulises, a su vuelta de la guerra, asoló el país y saqueó su capital, Ísmaro, pero, atacados por todas partes, los griegos tuvieron que volver a embarcarse y escapar.

Cílix.
Hijo de Agenor, rey de Tiro y Sidón, y hermano de Cadmo, también salió a la búsqueda de su hermana Europa.

Cimerios.
Pueblo que habitaba cerca de las puertas del Hades, en una región en la que no brillaba el sol.

Circe.
Hechicera, hija del Sol, vivía en la isla de Ea. Convirtió en cerdos a los compañeros de Ulises. Derrotada por el héroe, se unió a él y vivieron juntos largo tiempo.

Clitemnestra.
Hija de Zeus y Leda, y hermana de Helena. Esposa de Agamenón, al que engañó con Egisto y asesinó a su regreso de Troya.

Coto.
Uno de los Hecatonquiros.

Cratos.
Hijo de Éstige. Personifica el poder real.

Creonte.
Hermano de Yocasta. Afianzó la monarquía en Tebas, después de la muerte de Layo y antes de la llegada de Edipo.

Crisipo.
Hijo de Pélope, rey de Corinto. Layo, huésped de su padre, se prendó de él y lo secuestró y forzó. Se suicidó a causa de la vergüenza.

Cronos.
El menor de los Titanes, primer soberano del mundo.

Ctonío.
Uno de los Espartoi.

Dánae.
Hija de Acrisio y madre de Perseo por obra de Zeus, que se le unió en la cámara subterránea donde su padre la había recluido.

Deífobo.
Hijo de Príamo y Hécuba, y hermano de Héctor. Intervino en las negociaciones entre griegos y troyanos. Muerto por Menelao en la toma de la ciudad.

Dictis.
Hermano de Polidectes, rey de Sérifos. Acogió y protegió a Dánae y Perseo al ser expulsados de Argos por Acrisio, su padre y abuelo, respectivamente.

Dioniso.
Dios de la viña, el vino y el delirio místico. Hijo de Zeus y Sémele. Regresó a Tebas, su ciudad natal, para implantar allí su culto.

Dioscuros.
Cástor y Pólux, hijos gemelos de Zeus y Leda, esposa de Tindáreo. Eran hermanos de Helena y Clitemnestra.

Edipo.
Hijo de Layo y Yocasta. Abandonado nada más nacer porque un oráculo predijo que mataría a su padre y se acostaría con su madre, lo que hizo inconscientemente.

Egisto.
Hijo de Tiestes. Sedujo a Clitemnestra, esposa de Agamenón, y, con su ayuda, mató a éste cuando volvió de Troya.

Eneas.
Hijo de Anquises y Afrodita. Combatió al lado de ios troyanos. A la caída de la ciudad, consiguió escapar junto con su padre, ya anciano, que murió antes de llegar a la Italia meridional, donde se estableció.

Eolo.
Dios de los vientos. Concedió hospitalidad a Ulises y le dio un odre que contenía todos los vientos, para permitirle viajar en dirección a Ítaca.

Eos.
Diosa de la aurora. Enamorada de Titono, consiguió de Zeus que concediera a aquél la inmortalidad.

Epímeteo.
Hijo de Jápeto y Clímene, y hermano de Prometeo, de quien era la antítesis, pues en vez de adelantarse a las cosas no las entendía hasta que habían ocurrido y no tenían remedio. Aceptó que le regalaran a Pandora y se casó con ella, con lo que trajo la desgracia a la humanidad.

Equidna.
Monstruo con cuerpo de mujer y cola de serpiente en lugar de piernas. De su unión con Tifón nacieron numerosos monstruos.

Equión.
Uno de los Espartoi, esposo de Ágave y padre de Penteo.

Érebo.
Hijo del Caos. Personifica las tinieblas infernales.

Erífila.
Esposa de Anfiarao. Polinices, al ofrecerle el collar de Harmonía, consiguió de ella que se pronunciara a favor de la guerra contra Tebas, donde reinaba Etéocles, hermano de aquél, que lo había desterrado.

Erinias.
Diosas de carácter violento y vengativo nacidas de las gotas de sangre de Urano que cayeron al suelo cuando lo castraron.

Eros.
Dios del amor. Antiguamente era una divinidad primordial, tan vieja como el mundo, pero con el tiempo pasó a ser un hijo de Afrodita que gobernaba el cortejo amoroso y la unión sexual.

Escila.
Monstruo marino que acechaba y devoraba a la tripulación de las naves que se ponían a su alcance. Se ocultaba enfrente de Caribdis.

Esfinge.
Monstruo femenino, con cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león y alas. Mataba a los que no podían resolver el enigma que les proponía cuya solución acertó Edipo.

Espartoi.
Literalmente, «hombres sembrados». Cadmo, tras matar al dragón que vivía en el sitio donde se alzaría la ciudad de Tebas, por consejo de Atenea sembró sus dientes en el suelo. De ellos salieron otros tantos hombres armados que lucharon entre sí hasta que sólo quedaron cinco: Ctonio, Udeo, Peloro, Hiperenor y Equión. Ayudaron a Cadmo a construir la ciudadela de Tebas.

Estérope.
Uno de los Cíclopes.

Éstige.
Hija mayor de Océano. Era un río infernal cuyas aguas tenían poderes mágicos.

Etéocles.
Hijo de Edipo, y hermano de Polinices, su rival, con el que se negó a compartir el reino de Tebas después de la marcha de su padre.

Éter.
Hijo de la Noche. Personifica la luz celestial pura y constante.

Eumeo.
Porquerizo de Ulises, al que permaneció fiel.

Euriclea.
Nodriza de Ulises, una de las primeras personas que lo reconocieron al volver a Ítaca, pues al lavarle los pies, vio la cicatriz que tenía en la pierna.

Euríloco.
Compañero y cuñado de Ulises. Sus iniciativas y sus consejos no siempre fueron acertados.

Europa.
Hija de Agenor, rey de Tiro y Sidón. Raptada por Zeus, metamorfoseado en toro, y transportada a Creta.

Feacios.
Pueblo de navegantes. Cuando Ulises llegó al final de su viaje, le hicieron pasar del mundo del más allá al mundo humano y lo dejaron dormido sobre una de las playas de Ítaca.

Fénix.
Uno de los hijos de Agenor. Salió con sus hermanos en busca de Europa, raptada por Zeus.

Filecio.
Pastor encargado de cuidar los rebaños de bueyes de Ulises, que permaneció fiel a su amo.

Forcis.
Hijo de Gea y Ponto. De su unión con Ceto nacieron las Grayas.

Gea.
La Tierra en cuanto divinidad.

Gigantes.
Seres monstruosos nacidos de las gotas de sangre de Urano caídas sobre la tierra cuando lo castraron. Personifican la guerra y los combates.

Giges.
Uno de los Hecatonquiros.

Gorgonas.
Seres monstruosos cuya mirada causaba la muerte. Eran tres: Esteno, Euríale y Medusa. Esta última era la única mortal, y Perseo le cortó la cabeza.

Grayas.
Seres monstruosos que guardaban el camino que llevaba a la morada de las Gorgonas. Tenían entre las tres un solo diente y un solo ojo, que compartían por turnos. Perseo les arrebató ese ojo, por lo que pudo pasar ante ellas sin ser visto y atacar a las Gorgonas.

Hades.
Dios de los muertos, reinaba sobre el mundo subterráneo de las tinieblas. Uno de los Olímpicos, era hijo de Cronos y Rea.

Harmonía.
Hija de Ares y Afrodita, y esposa de Cadmo.

Harpías.
Monstruos con cuerpo de pájaro y cabeza de mujer. Raptaban a niños y se llevaban las almas de los difuntos,

Hécate.
Dios benevolente y benefactora de los hermanos. Descendía de los Titanes, por lo que era independiente de los Olímpicos, a pesar de lo cual Zeus la honró sobremanera.

Hecatonquiros.
Hijos de Urano y Gea. Sus nombres eran Coto, Briareo y Giges. Eran gigantes de cincuenta cabezas y cien brazos, invencibles por su fuerza.

Hécuba.
Esposa de Príamo, rey de Troya, y madre de Héctor y Paris.

Hefesto.
Dios del fuego, los metales y la naturaleza, hijo de Zeus y Hera.

Helios.
El Sol en cuanto divinidad.

Hémera.
Hija de Nix, la Noche. Personifica la luz diurna.

Hera.
Diosa protectora de las mujeres casadas, esposa de Zeus.

Heracles.
El héroe por antonomasia de la mitología clásica, famoso por los doce trabajos que emprendió. Sus padres humanos eran Anfitrión, oficialmente, y Alcmene, descendientes de Perseo. Su verdadero progenitor era Zeus.

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