Ulises (79 page)

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Authors: James Joyce

Tags: #Narrativa, #Clásico

BOOK: Ulises
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¿Esperando, jefe? Cómo no. Puedes apostar el cuello. Atontado de ver que no cae ni cinco. ¿Ves por dónde va el asunto? Ese tiene pasta a tutiplén. Le vi casi como tres libras hace rato y decía que eran suyas. Aquí nosotros, vinimos porque nos has convidado, ¿eh? Así que a retratarse, macho. Fuera con la mosca. Dos pavos y pico. ¿Que aprendiste el truco de esos timadores franceses? Pues aquí no te vale de nada. Lo siento, guapo. Por aquí no nos chupamos el dedo. Ni que fuéramos idiotas.
Au reservoir, Mosiú. Tanquiú
.

Faltaría más. ¿Qué dice? En la taberna. Con una mona. Yyya lo vveo, shsheñor. Bantam, dos días abstemio. Sin tragar más que clarete. Ni hablar. Échale el ojo, venga. Coño, estoy acojonado. Y hasta se ha ido a pelar. Demasiado lleno para hablar. Con un maricón de ferroviario. ¿Cómo has hecho? ¿Le gustaría la ópera?
La Rosa de Castilla
.
Rows of cast
. ¡Policía! A ver, un poco de H
2
O para un caballero desmayado. Mira las flores de Bantam. Ay mamá, que se pone a chillar. Bella irlandesita, bella muchachita. Venga, ya está, bien. Ciérrale con mano firme el sumidero. Tenía el ganador hoy hasta que le di yo el consejo seguro. Que el demonio le corte las orejas a ese Stephen Hand que me encajó ese jamelgo de mierda. Se le vino encima al repartidor de telégrafos con los telegramas de la carrera para el gordo Número Uno del depósito. Le untó la mano y guipó la noticia. Yegua en gran forma, apostar fuerte. Una guinea contra un ochavo. Tu tía. La fetén. ¿Interceptación delictiva? Creo que sí. Seguro que sí. Le meten en chirona como se chive el otro cabrón. La apuesta de Madden maddada a la miedda. Lujuria, nuestro refugio y fortaleza. Ahuecando. ¿Te tienes que ir? A casita con mamá. ¡Espera! Que alguien oculte mi rubor. Estoy fresco si me echa el ojo. Hogareño, nuestro Bantam.
Orrevuar, mong vieu
. No te olvides de las flores para ella. Faltaría más. ¿Quién te ha dado esa jaquita? Entre amigos. Jannock. De John Thomas, cónyuge. No es coña, el viejo Leo. Por éstas, palabra. Que me caiga muerto si he. Vaya un pedazo de santo fraile. ¿Por qué no me cuentas? Boino, si ese no istá judío grasiento, boino, yo istoy misha mishinnah. Por pisto nuestro señor, amén.

¿Presentas una propuesta? Steve, chico, cómo empinas el codo. ¿Más bebercio de bebestibles? El inmensamente esplendífero invitador ¿permitirá a un invitado de la más extrema pobreza y de la más grandiciosa sed tamaño extra poner término a la costosa libación inaugurada? Permítenos un respiro. Hostelero, hostelero, ¿tenéis buen vino, por vuestra vida? Ea, compadre, venga otro traguito de ná. Corta y vuelve. ¡Bonífico Bonifacio! Ajenjo para todos.
Nos omnes biberimus viridum toxicum diabolus capiat posteriora nostra
. Hora de cerrar, caballeros. ¿Eh? Dar de lo bueno a ese desgraciado de Bloom. Oigo hablar de cebollas. ¿Bloo? ¿Agente de anuncios? El papi de la de las fotos, ¡fenómeno! Habla bajito, amigo. Escurrirse a la francesa.
Bonsair la compagnie
. Y los lazos del demonio sífilis. ¿Dónde está ese cabrón y el de la ambrosía? ¿Se las piraron? Esquinazo. Esa, cada mochuelo a su olivo. Jaque mate. Rey contra torre. Buenas almas tengan compasión de povre joben cullo amigo se quedó con la yabe del chalé y denle limosna para sitio donde dormir esta noche. Coño, qué mierda llevo. Que me lleven al infierno mish pecadosh shi eshta no esh la peor curda que he agarrado en mi vida. A ver, mozo, dos galletitas para este niño. ¡Ni hablar, qué puñetera mierda! ¿Ni un pedacito de quesito? Al demonio la sífilis y con ella todos los demás espíritus del vino. Hora. Que discurren por el mundo. A la salud de todos.
À la vôtre!

Joder, ¿qué está tomando aquel tío del
macintosh
? Muerto de hambre. Echa el ojo a sus andrajos. ¡No me digas! ¿Qué come? Cordero de lo mejor. Bovril, chúpate ésa. Buena falta que le hace. ¿Conoces al de los calcetinitos? ¿Al chiflado harapiento del Richmond? ¡Ya lo creo! Creía tener un depósito de plomo en el pene. Demencia simulada. Corta-Corteza le llamamos. Ése, señor mío, fue en otro tiempo un próspero ciud. Hombre todo roto y andrajoso que se casó con una doncella desamparada. Mordió el anzuelo, y ella también. Aquí ven el amor perdido. MacIntosh el Caballero Errante de la Sierra Solitaria. A la cama y arroparse. Hora del horario. Las veintidós, el guardia. ¿Perdón? ¿Le ha visto hoy enterrando a un fiambre? ¿Un compadre tuvo estiró la pata? ¡Mala pata! ¡Pobres chavales! ¡No me digas, Pold! ¿Has llolado glandes laglimones polque a tu amiguito Padney se lo llevalon en una glan bolsa negla? Massa Pat era mu güeno pa pobes neguitos. Nunca se ha visto nadie como él desde que nací.
Tiens, tiens
, pero esto es muy triste, sí, a fe mía, sí que lo es. Ea, quita, marcha atrás en pendiente uno por nueve. Los ejes de la máquina están para chatarra. Te apuesto dos contra una a que Jenatzy le tumba por el suelo. ¿Los japonesitos? Tirar por elevación, ¡pum! Hundidos por corresponsales de guerra. Peor para él, dice él, ni un ruski. ¡Se va a cerrar! Hay once en total. Retírense. ¡De frente, tambaleantes empinadores! Buenas. Buenas. Que Alá el Excelente proteja poderosísimamente vuestra alma esta noche.

¡Atención, por favor! No estamos tan curdas. La policía del Leith nos pone en libertad. La lolicía del Peith. Cuidado señores con el tío que devuelve. Molestias en la región abominable. Yaaaj. Buenas. Mona, mi verdadero amor. Yaaaj. Mona, mi verdadero amor. Uuuc.

¡A ver! Cierren sus ebstrebtitosas. ¡Chac! ¡Chac! Está que arde. Ahí va eso. ¡Bomberos! Virar a babor. Por la calle Mount. Atajo. ¡Chac! Alalí. ¿Tú no vienes? Corramos, al trote, al galope. ¡Chac!

¡Lynch! ¿Eh? A bordo conmigo. Por aquí, calle Denzille. Transbordar ahí para Villaputas. Los dos, dijo ella, buscaremos el burdel donde está Mary la negra. Estupendo, cuando quieras.
Laetabuntur in cubilibus suis
. ¿Vienes para allá? En voz baja, ¿quién es el tiznado del demonio, el cabrón ése de negro? ¡Chisst! Pecó contra la luz y ahora mismo se acerca el día en que ha de venir a juzgar este mundo por el fuego. ¡Chaac!
Ut implerentur scripturae
. Entonad una balada. Entonces habló Dick estudiante de medicina a su camarada Davy estudiante de medicina. Me cago en diez, ¿quién es ese mierda de predicador amarillento en Merrion Hall? Elías viene, bañado en la sangre del Cordero. ¡Animo, vosotros, que no sois más que bebedores de vino, tragadores de ginebra, chupadores del alcohol! ¡Animo, vosotros, los echados a perros, los de cuello de toro, los de frente de escarabajo, los de jeta de cerdo, los de sesos de cacahuete, los de ojos de comadreja, nada más que falsas alarmas y exceso de equipaje! ¡Animo, vosotros, triple extracto de infamia! Alexander J. Cristo Dowie, que ha catapultado a la gloria más de la mitad de este planeta, desde Frisco Beach hasta Vladivostok. La Divinidad no es una función de perra gorda. Os lo aseguro yo, que el Señor pisa fuerte y es un negocio con un porvenir de primera. Es la cosa más fenomenal que ha habido nunca, metéroslo en la cabeza. Gritad: ¡La salvación en Cristo Rey! Mucho vas a tener que madrugar, pecador que me escuchas, si quieres jugársela a Dios Todopoderoso. ¡Caaaa! Ni hablar. Te tiene guardado en el bolsillo un jarabe para la tos que ya verás lo que es bueno, amigo mío. Pruébalo y ya verás.

[15]

(La entrada al barrio de los burdeles, por la calle Mabbot, ante la cual hay una extensión desempedrada de agujas de carriles de tranvías, con esqueletos de vías, fuegos fatuos rojos y verdes y señales de peligro. Hileras de casas endebles con puertas entreabiertas. Muy de vez en cuando, faroles con pantallas débilmente irisadas. Alrededor del carrito de helados de Rabaiotti, parado, se pelean hombres y mujeres raquíticas. Llevan agarrados barquillos entre los cuales hay cuñas de nieve color carbón y cobre. Chupando, se dispersan lentamente. Niños. La cresta, en cuello de cisne, del carrito, bien erguida, avanza entre la penumbra, blanca y azul bajo un faro. Unos silbidos llaman y responden.)

LA LLAMADA: Espera, amor mío, que voy contigo.

LA RESPUESTA: Allá detrás de la cuadra.

(Un idiota sordomudo de ojos saltones, babeante la informe boca, pasa en sacudidas, agitado por el baile de San Vito. Una cadena de manos de niños le aprisiona.)

LOS NIÑOS: ¡Zurdo! Saluda.

EL IDIOTA:
(levanta un brazo perlético y gorgotea)
¡Grj-aj-ut!

LOS NIÑOS: ¿Dónde está la gran luz?

EL IDIOTA:
(cloqueando)
Guag-jag-jest.

(Le sueltan. Se va dando sacudidas. Una pigmea se balancea en una cuerda extendida entre las verjas, contando. Una figura recostada contra una lata de basura y oculta por su brazo y su sombrero, se mueve, gime, gruñe rechinando los dientes y vuelve a roncar. En un escalón, un gnomo que hurga en un montón de basuras se agacha para echarse al hombro un saco de trapos y huesos. A su lado, una vieja con una humeante lámpara de aceite le encaja de un golpe la última botella en el cuello del saco. El levanta su botín, se encaja de medio lado la gorra de visera y se aleja cojeando en silencio. La vieja se vuelve a su madriguera balanceando la lámpara. Un niño zambo, encuclillado en el umbral con un volante de papel, gatea tras ella de medio lado, a golpes, se le agarra a la falda, y se incorpora con esfuerzo. Un peón caminero borracho se sujeta con las dos manos a las verjas de una casa, balanceándose pesadamente. En una esquina, dos guardias nocturnos con esclavinas, las manos en los tahalíes de las porras, se yerguen agrandados. Se rompe un plato; chilla una mujer; gime un niño. Los juramentos de un hombre rugen, murmuran, cesan. Hay figuras que yerran, acechan, atisban desde agujeros. En un cuarto alumbrado por una vela metida en el cuello de una botella, una mujer sucia le quita con un peine las costras del pelo a un niño escrofuloso. La voz de Cissy Caffrey, todavía joven, canta, aguda, desde un callejón.)

CISSY CAFFREY:

Se la di a Molly
porque era tan guapa
la pata del pato.
la pata del pato.

(El Soldado Carr y el Soldado Compton, los bastoncitos bien apretados bajo el sobaco, avanzando vacilantes, dan media vuelta y lanzan a la vez por la boca una salva de pedos. Risas de hombres desde el callejón. Una marimacho ronca replica.)

LA MARIMACHO: El mal de ojo sobre ti, culo peludo. ¡Viva la chica de Cavan!

CISSY CAFFREY: Más suerte para mí. Cavan, Cootehill y Belturbet.
(Canta.)

Se la di a Nelly,
se la meta en la panza la pata del pato
la pata del pato.

(El Soldado Carr y el Soldado Compton se dan la vuelta y contrarreplican, las guerreras de vívido rojo sangre bajo el fulgor de un farol, los negros casquetes de las gorras en sus chollas rubio cobrizo. Stephen Dedalus y Lynch pasan a través de la multitud cercana a los casacas rojas.)

SOLDADO COMPTON:
(agita el dedo)
¡Paso al párroco!

SOLDADO CARR:
(se da la vuelta y llama)
¡Eh, a ver, párroco!

CISSY CAFFREY:
(con su voz remontándose más alta)

La tiene, la guarda,
donde se la mete
la pata del pato.

(Stephen, blandiendo el bastón de fresno en la mano izquierda, entona con gozo el Introito del tiempo pascual. Lynch, con su gorra de jockey bien calada por la frente, le acompaña, con una mueca de descontento arrugándole la cara.)

STEPHEN:
Vidi aquam egredientem de templo a latere dextro. Alleluia. (Las garras de una vieja alcahueta salen por una puerta.)

LA ALCAHUETA:
(susurrando con voz ronca)
¡Chsst! Ven aquí que te cuente. Una virginidad en el interior. ¡Chsst!

STEPHEN:
(altius aliquantulum) Et omnes ad quos pervenit aqua ista.

LA ALCAHUETA:
(escupe tras ellos su chorro de veneno)
Estudiantes de medicina de Trinity. Trompa de Falopio. Todos polla y ni un penique.
(Edy Boardman, olfateando, acurrucada con Bertha Supple, se echa el chal por la nariz.)

EDY BOARDMAN:
(peleona)
Y dice ésa: Te he visto en Faithful Place con tu macho, el ferroviario grasiento, con su sombrero de vamosalacama. No me digas, digo yo. No eres tú quién para decirlo, digo yo. Tú no me has visto nunca en plan con un escocés casado, digo yo. ¡Ésta es una de ésas! ¡Buena víbora está hecha! ¡Terca como una mula! Y anda por ahí con dos tíos a la vez, Kilbride el maquinista y Oliphant el cabo primera.

STEPHEN:
(triumphaliter) Salvi facti i sunt.

(Blande su bastón de fresno haciendo pedazos la imagen del farol, pulverizando la luz sobre el mundo. Un podenco blanco y color hígado, a la busca de presa, se desliza detrás de él, gruñendo. Lynch lo espanta de un puntapié.)

LYNCH: ¿Y ahora qué?

STEPHEN:
(mira atrás)
Ahora, el gesto, no la música, no los olores, sería un lenguaje universal, el don de lenguas haciendo visible no el sentido vulgar sino la entelequia primera, el ritmo estructural.

LYNCH: Filoteología pornosófica. ¡Metafísica en la calle Mecklenburg!

STEPHEN: Tenemos un Shakespeare cargado con una furia y un Sócrates dominado por una dominanta. Incluso el sabio de los sabios, el Estagirita, fue enfrenado, embridado y montado por una fulanilla.

LYNCH: ¡Bah!

STEPHEN: De todos modos, ¿quién necesita dos gestos para ilustrar una hogaza y un cántaro? Este movimiento ilustra la hogaza y el cántaro de pan y vino en Omar. Tenme el bastón.

LYNCH: Maldito sea tu jodido bastón. ¿A dónde vas?

STEPHEN: Lúbrico lince, a ver a
la belle dame sans merci
, Georgina Johnson,
ad deam qui laetificat juventutem meam
.

(Stephen le obliga a coger su bastón de fresno y extiende lentamente las manos, echando atrás la cabeza hasta que las manos están a un palmo del pecho, vueltas hacia abajo en planas intersecantes, los dedos a punto de abrirse, estando la izquierda más alta que la derecha.)

LYNCH: ¿Cuál es el cántaro de pan? Poco importa. Esto o la aduana. Haz la merced de ilustrar. Toma aquí tu muleta y anda.

(Pasan. Tommy Caffrey gatea hasta un farol de gas y, agarrándolo, trepa en espasmos. Desde el último saliente se deja deslizar abajo. Jacky Caffrey se agarra para trepar. El peón caminero se topa con el farol. Los gemelos se escapan en la oscuridad. El peón, balanceándose, aprieta el índice contra una aleta de la nariz y dispara por el otro agujero un larga chorro líquido de moco. Echándose al hombro el farol, se marcha tambaleándose a través de la multitud con su antorcha llameante.

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