Authors: Neil Gaiman
Se quedó adormilado en el tren, pero no soñó.
Cuando se despertó, había un hombre en el asiento de al lado; un hombre de nariz aguileña, que iba leyendo un libro de bolsillo. Al ver que Sombra se había despertado, cerró su libro. Sombra miró la cubierta:
La dificultad de ser,
de Jean Cocteau.
—¿Es bueno? —preguntó Sombra.
—Sí, está bien —dijo Smith—. Son ensayos. Se supone que son confesionales, pero cada vez que te mira con cara de inocente y te dice «Este soy yo», te da la impresión de que se está tirando una especie de doble farol. Pero
La Bella y la Bestia
sí que me gustó. Me sentí más cerca de él viendo ese ballet que con cualquiera de estos ensayos.
—Ya lo dice en la cubierta —le dijo Sombra.
—¿Qué quieres decir?
—La dificultad de ser Jean Cocteau.
Smith se rascó la nariz.
—Toma —le dijo, pasándole un ejemplar del
Scotsman—.
Página nueve.
En la página nueve, en la parte inferior, había una noticia breve: doctor retirado se suicida. Habían encontrado el cadáver de Gaskell en su coche, aparcado en un merendero de la carretera de la costa. Se había tomado un cóctel explosivo de analgésicos, regados con casi una botella de Lagavulin.
—El señor Alice no soporta que le mientan —dijo Smith—. Especialmente, si trabajan para él.
—¿Dicen algo del incendio? —preguntó Sombra.
—¿Qué incendio?
—Ah. Vale.
—Pero no me extrañaría que en los próximos dos meses la tragedia se cebara en la flor y nata de la sociedad. Accidentes de tráfico. Trenes que descarrilan. Quizás un accidente aéreo. Viudas y huérfanos y novios desconsolados. Todo muy triste.
Sombra asintió.
—¿Sabes? —dijo Smith—. El señor Alice está muy preocupado por tu salud. Él se angustia, yo me angustio también.
—¿Sí? —preguntó Sombra.
—Desde luego. Imagínate, si te ocurriera cualquier cosa mientras estás en este país. Que te equivocaras y miraras hacia el lado contrario antes de cruzar la calle, que le vacilaras a un barman sacando un fajo de billetes en el pub equivocado, qué sé yo. La cuestión es que, si tienes el más leve percance, la señora esa, la mamá de Grendel, podría pensar lo que no es.
—¿Y?
—Y hemos decidido que deberías abandonar Gran Bretaña. Todos estaríamos mucho más tranquilos, ¿no?
Sombra permaneció callado un rato. El tren empezó a aminorar la marcha.
—Muy bien —dijo Sombra.
—Ya hemos llegado —dijo Smith—. Yo me bajo aquí. Nosotros nos ocuparemos de sacarte el billete, en primera clase, por supuesto. Tú eliges el destino. Pero sólo de ida. No tienes más que decirme adonde quieres ir.
Sombra se frotó el cardenal que tenía en la mejilla. Había algo en el dolor que le resultaba casi reconfortante.
El tren se detuvo definitivamente en un simple apeadero en mitad de ninguna parte. Había un enorme coche negro aparcado justo allí. Tenía las lunas tintadas, y Sombra no podía ver quién iba dentro.
El señor Smith bajó la ventanilla del tren, sacó el brazo para abrir la puerta del vagón y salió a la plataforma. Se volvió a mirar a Sombra.
—¿Y bien?
—Creo —dijo Sombra— que me quedaré un par de semanas más en Gran Bretaña. Así que no vas a tener más remedio que rezar para que me acuerde de mirar hacia el lado correcto antes de cruzar vuestras calles.
—¿Y luego?
Sombra sabía muy bien qué haría después. Quizá lo había sabido desde el principio.
—Chicago —le gritó a Smith, justo cuando el tren se ponía en marcha de nuevo. Se sintió más viejo nada más decirlo. Pero no podía posponerlo eternamente. Y entonces dijo en voz muy baja, tan baja que nadie más que él podría haberlo oído—: Supongo que vuelvo a casa.
Poco después comenzó a llover a cántaros, las enormes gotas repiqueteaban sobre los cristales y difuminaban el paisaje en manchas verdes y grises. El rugido del trueno acompañó a Sombra en su viaje hacia el sur: la tormenta bramaba, el viento aullaba y el relámpago proyectaba gigantescas sombras sobre el cielo. En su compañía, Sombra empezó a sentirse menos solo.
[1]
Sock Monkeys
: Los muñecos-mono hechos con calcetines y material de relleno se pusieron de moda en Estados Unidos a mediados del siglo pasado. Hoy en día es un juguete tan popular como el clásico osito de peluche.
(N. de la T.)
[2]
Weekly World News
es un tabloide americano famoso por sus extravagantes noticias. Durante los años noventa se publicó la versión española en el semanario
Noticias del mundo
.
(N. de la T.)
[3]
Procusto, según la mitología griega, era un bandido y posadero del Ática que ofrecía cobijo al viajero solitario y le engañaba de modo que accediera a tumbarse desnudo en una cama de hierro. Si el invitado era alto lo acostaba en una cama corta; entonces, lo ataba y procedía a serrarle la parte de las piernas que sobresalía. Si por el contrario el invitado era bajo, lo invitaba a una cama larga, lo maniataba y lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo y ajustarlo a la misma. Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama de hierro porque ésta era secretamente regulable: Procusto la alargaba o acortaba a voluntad momentos antes de la llegada del invitado.
(N. de la T.)
[4]
Por si queréis seguir el consejo de Gaiman y leerlo en voz alta, aquí tenéis el poema en su versión original:
If I were young as once I was, and dreams / and death more distant then, / I wouldn't split my soul in two, and keep / half in the world of men, / So half of me would stay at home, and / strive for Faerie in vain, / While all the while my soul would stroll up / narrow path, down crooked lane, / And there would meet a fairy lass and / smile and bow with kisses three, / She'd pluck wild eagles from the air and / nail me to a lightning tree / And if my heart would run from her or / flee from her, be gone from her, / She'd wrap it in a nest of stars and then / she'd take it on with her / Until one day she'd tire of it, all bored / with it and done with it / She'd leave it by a burning brook, and off / brown boys would run with it. / They'd take it and have fun with it and / stretch it long and cruel and thin, / They'd slice it into four and then they'd / string with it a violin. / And every day and every night they'd play upon my heart a song / So plaintive and so wild and strange that / all who heard it danced along / And sang and whirled and sank and trod and / skipped and slipped and reeled and rolled / Until, with eyes as bright as coals, they'd / crumble into wheels of gold... // But I am young no longer now; for sixty / years my heart's been gone / To play its dreadful music there, beyond / the valley of the sun. / I watch with envious eyes and mind, the / single-souled, who dare not feel / The wind that blows beyond the moon, / who do not hear the Fairy Reel. / If you don't hear the Fairy Reel, they will / not pause to steal your breath. / When I was young I was a fool. So wrap / me up in dreams and death.
[5]
Ironía que alude al verso inicial de
La tierra baldía,
de T. S. Eliot: «Abril es el mes más cruel».
(N. de la T.)
[6]
El ensayo del antropólogo canadiense Wade Davis fue un
best seller
internacional en los años ochenta, y sirvió de inspiración para una película de terror dirigida por Wes Craven, de la que Davis ha renegado públicamente en múltiples ocasiones.
(N. de la T.)
[7]
Juego de palabras intraducible. En el original, un error tipográfico en el subtítulo convierte la palabra
LAUGHTER
[risas] en
SLAUGHTER
[masacre].
(N. de la T.)
[8]
En 1890, el
Chicago Tribune
publicó un reportaje sobre la India en el que se describía un asombroso truco llevado a cabo por un faquir. La noticia causó sensación y, pese a que el autor del reportaje publicó una nota cuatro meses después en el mismo periódico confesando que la historia era falsa, el truco de la cuerda india siguió siendo motivo de controversia durante casi un siglo, hasta que Peter Lamont, ex presidente del British Magic Circle, encontró aquella nota y publicó un libro desmontando definitivamente el mito.
(N. de la T.)
[9]
Soy el perro de su Alteza en Kew / ¿Tendría la bondad de decirme, caballero, quién es su amo?,
Alexander Pope (1688-1741). «Inscripción grabada en el collar de un perro que le obsequié a Su Alteza Real [el Príncipe de Gales]».
(N. de la T.)
[10]
En el sistema de notación musical inglés, las notas tienen nombres de letras y equivalen a: C = do; D = re; E = mi; F = fa; G = sol; A = la; B = si. ACEG son las siglas de
All Cows Eat Grass
(en castellano, «Todas las vacas comen hierba») y GBDFA las de
Good Boys Deserve Favors Always
(«Los niños buenos merecen favores siempre»). Por lo tanto, ambas oraciones son reglas mnemotécnicas que se utilizan para memorizar acordes.
(N. de la T.)
[11]
El Doctor es uno de los personajes arquetípicos de la Commedia dell'Arte, junto con Arlequín, Colombina, Polichinela (o Pierrot), Pantaleón y Brighella.
(N. de la T.)
[12]
V8: bebida comercial a base de tomate y otras verduras.
(N. de la T.)
[13]
«Espejo»: término utilizado en internet para hacer referencia a un servidor FTP, página web o cualquier otro recurso cuyo contenido es una copia exacta de otro.
(N. de la T.)
[14]
Carabela portuguesa: especie colonial de medusa dotada de una vejiga flotadora de la que cuelgan los individuos, algunos de los cuales tienen largos filamentos cargados de células urticantes.
(N. de la T.)
[15]
El autor juega en este cuento con el concepto de identidad. En el original, el narrador no revela en ningún momento si es hombre o mujer. De hecho, más adelante un policía se dirige a él llamándole «señor». Dado que en español no es posible mantener esa indefinición, he optado por alternar ambos géneros a lo largo del cuento.
(N. del T.)
[16]
Wain's Wain: Antiguamente, las siete estrellas principales de la Osa Mayor se conocían en inglés con el nombre de «Charles' Wain».
(N. de la T.)
[17]
«Cerdo largo»: término usado con frecuencia en textos de la historia culinaria para referirse a la carne humana.
(N. de la T.)
[18]
En inglés,
Sunday:
literalmente, «día del sol».
(N. de la T.)
[19]
El joven calvo utiliza una expresión coloquial típicamente británica
(You taking the mickey?)
para preguntarle a Sombra si se está burlando de él. El cuento está lleno de equívocos relacionados con los usos lingüísticos de Sombra —americano— y los de los demás personajes —ingleses y escoceses.
(N. de la T.)